Discurso del Mtro. Raúl Rolón Ávila

21 / Julio / 2014

(A Magahi I)


Majestad: Trémulo de emoción, me congratulo a la ovación de sus humildes súbditos, concentrados en este lugar donde se respira la pureza del numen, para aclamar su enaltecido paradigma como digna representante de la belleza santiagoixcuintlense, conjuntamente con las señoriales damas de vuestra ilustrísima Corte Soberana, todas ustedes. Merecedoras del más suntuoso trono.

Reina eres de los Juegos Florales y de la Feria Nacional de Primavera 2014 de Santiago Ixcuintla, Nayarit, pueblo al que me ligan vínculos sagrados y que amándolo, le he profesado connotada admiración por sus virtudes patricias; por ello desde el alto agradecimiento de volverme copartícipe de la célebre fiesta a la cultura en la que se tributa el triunfo del BIEN DECIR y del GAY SABER; en donde su regio nombre de Soberana, estará siempre unido a esta fecha extraordinaria y en los anales de esta noble tierra, cuna de la grandiosidad en hombres y mujeres que con pasión desenfrenada consolidaron la superación y el progreso de un pueblo ávido de cultura.


Con su venia, Emperatriz de la Hermosura, permítame evocar la no menos descollante primera reina de estos Juegos Florales: la Consagrada Leonor Abud, de quien nada puedo decir en esta hora, que no sea digno de sus sacramentales cenizas; porque la muerte no es el fin de la vida, sino el punto de apoyo para resurrección. Ante esto, su alma y su memoria se hacen presentes en nuestros pensamientos y en los corazones de todos nosotros. Tu recuerdo Reina y Señora Leonor Abud, es un rayo de luz en el firmamento, donde el Señor de la Ascensión guarece tu descanso eterno.


Pero entremos, Señores, en la materia del tema que justifica mi persona en esta tribuna.

Desde la penumbra del Medioevo, ha llegado hasta nosotros, la tradición remota de los Juegos Florales, instituidos en Francia, por primera vez, en el primer tercio del Siglo XIV, para mantener vivo el fuego de la Poesía Provenzal. Restaurados más tarde, por aquella mujer extraordinaria de Tolosa; Clemencia Isaura, que a ellos consagró su fortuna y su vida; desde aquellos venturosos tiempos, esta fecunda herencia se conserva como elevado signo de cultura.

Esta noche, revivimos en todo su esplendor aquella tradición hidalga. Porque en los frutos de la semilla que hoy sembramos, hablará el porvenir. El número de los trabajos recibidos de los concursantes en esta ocasión fueron de 27 poetas y escritores residentes en la República; participaron en la justa literaria a la que convocó el Comité Organizador de este evento; el Jurado Calificador, que substituye al antiguo Consistorio de la Gaya Ciencia, fundado en Barcelona hace siete siglos, tuvo a bien otorgar la flor natural y la flor de oro a Iván León Santiago.


El jurado dio inequívocas muestras de imparcialidad y amplio criterio, pues lo mismo supo estimar los altos méritos artísticos y las figuras de pensamiento del poema laureado, Canción del alba para escribir la noche.

Por ello exhorto, para que a partir de esta fecha, todas las escuelas, todos los movimientos literarios, nos entreguen su fruto; que todos los poetas digan su verdad; que el poeta clásico lo haga dentro de las formas eternas, ,que el simbolista siga creando su propio lenguaje y su propio mundo metafísico; que la poesía pura siga siendo para el hombre, una meta inalcanzable; que todos los arcanos de la palabra y el ritmo, se nos revelen y los poetas auténticos continúen reivindicando de la música lo nuestro; pero a condición de que se señalen en el orden estético, rumbos de equilibrio entre lo ideal y lo real, y la belleza impere; porque el arte no ha sido jamás patrimonio de espíritus enfermos de esnobismo y de notoriedad, ni complaciente refugio

de la ignorancia, sino al contrario, santuario de los elegidos.

Plenitud de intención creadora; plenitud de contenido humano; unidad y equilibrio, son los elementos de la creación estética. Sin ellos el hombre, en lugar de la belleza produce su antivalor: lo no bello.

Lo que importa, por encima de todo, es que el arte contemporáneo se articule a la vida y contemple al hombre

La Cultura no es, como se supone, una suma de conocimientos, ni un compuesto de partes, es estructura existencial, categoría del Ser. Es, como la conciencia, un organismo animado, con acentuados rasgos fisonómicos. Cultura es vida y es también conducta humana. Es la actitud nuestra con espíritu positivo hacia los demás.

Con el libre albedrío que poseemos los seres humanos, me he facultado a través de estos mis penúltimos escritos, entregar una salmodia con mis pensamientos materializados, en una ofrenda que he deseado legar, como indicio de mi travesía en esta vida, que me correspondió afortunadamente provenir de venerables e inquebrantables padres, arraigados en la prolífica cuna nayarita: Santiago Ixcuintla.


En toda esta seriación de egregios hechos, rindo tributo con todos mis recuerdos, no solo al origen sino también a todos los lugareños, que fueron emergidos como valiosos minerales de este yacimiento inextinguible.

No pudiera descartar que en los pormenores descritos, deseara inmortalizar las huellas de mis antepasados, a cuyas almas, al evocarlas, pareciera con inverosímil creencia, les trasmitiera el hálito de vida y poderlas vislumbrar en consorcio sobre el caserío.

Orgullosos de mi estirpe, como incesante eco, propago las semblanzas perennes de todos los hallazgos vivificantes, que permanezcan legibles como contraseñas de innegables existencias.

Escoltados de mis bellos y persistentes recuerdos, he emprendido este viaje, ataviado con el ropaje circunstancial del encomio a la vida, sin más valijas que las liras que habrán de pulsar el recital sinfónico en honor de los ciudadanos emblemáticos de este alcázar.

Me refiero, a todas las personas que con férrea voluntad y adarga en puño, arremetieron en lucha pertinaz abatiendo la ignorancia y la desnudez de las penurias, en aras de culturizar un pueblo ávido de conocimientos.


Evoquemos la transformación de la Feria de S Santiago y sus Juegos Florales con carácter de nacionales, impulsados por Don José María Narváez Madrigal, y al grupo de santiaguenses que lo apoyaran y secundaran en su labor, gracias a esos hijos pródigos que con grandiosa sabiduría, contribuyeron en el desarrollo de este agreste paraje, gracias a ellos, pudimos crecer en distintos campos, de cutas trincheras, algunos tratamos –en lo personal no como hubiera deseado- retribuir algo de lo mucho que adquirimos; resarcimiento con deberes arancelarios, venturas recibidas secundando las misiones de aquellos heraldos benefactores.

En estos testimonios, dejo plasmadas mis memorias envueltas en fulgurante túnica, que entrego como un legado decoroso, previo a que terminen los crepúsculos, y del nido conscientemente, ya no sepa más. Antes de que esto llegara a suceder, pediría el indulto a mis descalzas faltas, y entonces, envuelto en el abrigo de todas mis evocaciones, he de retornar a mi ilustre cuna, para nunca más dejarla, quedándome dormido en su lecho, reposando tranquilamente a la sombra de un frondoso sauce; entonces, cuando mi cuerpo inerte se encuentre, mi alma volátil cual quetzal, hará un recorrido impreciso para luego posarse en lo alto del cerro para custodiar, como atalayero avizor, que vigilante guarece a sus campos, a su río y a su gente.

Monarca Diáfana. De vuestro imperio, quedará un recuerdo dulce e imborrable por haber reinado con la virtud sobre las almas con el prestigio indispensable de sus encantos.

A ustedes, poetas y escritores, que con pasión y entusiasmo emiten en sus letras cantos armoniosos, les patentizamos nuestro beneplácito al ver lucir en vuestras fuentes lauros aún más altos y honrosos que los que esta noche uno de ustedes ha conquistado.

Procuren, mineros de la sapiencia, extraer de sus minas y canteras, los ideales convertidos en mármol de la verdad duradera, la pepita de oro de la idea luminosa y el preciado diamante de la creación artística.


Señoras y señores:

Con honda emoción de patria, , en esta fiesta de tradición cultural, los conmino a erigir un monumento a la intelectualidad, para rendir en él dignificante homenaje a los eminentes maestros de la literatura y allí, brindar culto a los distintos valores espirituales que son fuente de vida y signo de eternidad para los pueblos.

Gracias, muchas gracias, por vincularme bondadosamente a este feliz y grandioso acontecimiento, donde se ha depositado en esta fecunda tierra, la semilla que convertida en planta, abrirá al Sol, una rosa en eclosión, de cuyos tallos, surgirán Flores de Verdad, de Bien, y de Belleza.

Estos momentos imperecederos, quedarán impregnados en mis recuerdos, como el suave perfume inextinguible y como el bouquet del mejor vino placentero, que reavivará el ardor de nuestros espíritus.

¡Muchas gracias!