Denuncian mañosa estrategia para desalentar a nuevos maestros

12 / Septiembre / 2014

Por Oscar Verdín Camacho

En la asignación de nuevas plazas para maestros de nivel básico, y en especial la de horas para impartir diversas materias, se presentan irregularidades principalmente por la presión de que son objeto los jóvenes que obtuvieron los primeros lugares mediante examen, durante la respectiva reunión en que conocen el lugar donde está la fuente de trabajo.

Apuntes de jóvenes maestros, conocidos por separado, coincidieron en que durante la reunión en que se les avisaron las horas disponibles y la ubicación de las escuelas, se generó presión para que decidieran inmediatamente si aceptaban las horas de trabajo o las rechazaban. Si era lo segundo, en ese momento tenían que firmar la renuncia voluntaria, que de hecho ya estaba redactada.
A mí no me dejaron ni hacer una llamada a mis papás para conocer su opinión. Eran seis horas en una escuela en la sierra de un municipio y no las tomé. Todo fue muy rápido. Te preguntan si las aceptas o no, y en ese momento firmé la renuncia; la persona que encabezó la reunión metía miedo, diciendo que la escuela estaba lejos y que debíamos quedarnos allá, indicó una joven que obtuvo uno de los primeros lugares en el examen de su área, desalentada por el mecanismo de operación.
De acuerdo con apuntes recogidos, esa presión que se ejerce obedecería a una estrategia para desalentar a los jóvenes y asignar las horas nuevas que no son tomadas, a maestros que ya se encuentran en las respectivas escuelas. Es decir, estos últimos saben que, por ejemplo, seis horas difícilmente serán tomadas por un maestro nuevo en una escuela lejana, por lo que terminan asignándoselas a ellos.

Esta mañosa estrategia estaría operando con la complicidad de algunos funcionarios de educación del Gobierno del Estado y líderes sindicales.
Una joven maestra –cuya identidad será omitida- alertó al gobernador Roberto Sandoval Castañeda que puede haber funcionarios que le están jugando sucio, por lo que le pidió que confirme cómo es que muchos de los maestros seleccionados a través del examen, renuncian a tomar las horas de trabajo.

Hay mucha presión sobre nosotros. El lenguaje que utilizan es de miedo: que la escuela está lejos, que hay poco transporte, que la inseguridad, y lo peor es que ni siquiera podemos consultar con nuestras familias. Y muchos, muchos, terminamos presentando la renuncia a esas horas de trabajo. Es algo ilógico, pero está ocurriendo.