CARTA INÉDITA DE DOÑA ESCOLÁSTICA

Por Chilo Cervantes

07 / Octubre / 2014

Ya recibí tu carta en donde me dices que en esa ciudad de Tijuana no te has podido acomodar a trabajar. No pierdas la fe. Acuérdate que tú eres el mayor de nuestros hijos y de ti dependemos para seguir viviendo en esta tierra zacatecana. Queremos que intentes entrar nuevamente a la tierra de los gringos para que nos mandes mucho dinero para poder comer. Si otros entran tú también puedes entrar. No les tengas miedo a los güeros. Tienen fama de que les tiran balazos a los que corren. Tú te puedes detener a tiempo si es que te descubren. La cárcel no traga gente y allí encerrado te tienen que dar de tragar durante los días de tu encierro. Al cabo con tu tía Gudelia no te dan a llenarte y don Mere se la pasa vigilándote las manos y el tecomate de las gordas. Mira, aquí ya volvió el Mario de doña Chole y hasta trajo carro y una vieja trompuda y con lentes. Si te metes has como lo hizo él.

Cásate y ya no muy como quiera te van a correr. Dicen que el que se casa allá, pa’luego tiene derecho de ciudadano americano. También puedes irte lo más pa’dentro que puedas a ver si al descubrirte los americanos les da flojera sacarte por lo lejos que te encuentren. Pero manda lana pronto. Aquí nos da trabajo hasta conseguir el timbre de la carta. Este país nuestro parece que ya no tiene remedio. Los que gobiernan sólo dicen promesas que ya todos sabemos que son mentiras. Subieron las tortillas, el aceite, los huevos, la leche, las papas, el arroz. Ya no venden platos de menudo de a 15 pesos. La carne de segunda está a 90 pesos. La de primera no sabemos. No nos atrevemos a preguntar. El viejo de los chicharrones nos ve despreciativamente cuando nos acercamos a la mugrosa batea llena de moscas. Ya no venden de a 20 pesos de chicharrones como antes.

La vieja del pescado tatemado todavía tiene los mismos pescados de cuando te fuiste. No los ha podido vender. Unos ya no tienen ojos. A otros ya les falta la cola. En el mercado los vendedores están enojados con nosotros los méndigos porque ya casi no les compramos nada. El queso secarrón está a 120 pesos el kilo. Parte de él está engusanado, pero no lo pierden porque lo rayan y los gusanos en pedacitos no se notan. El queso que no te miente es el queso fresco que vende la Lupe en el mercado, pero ya vale 40 pesos. Haces de cuenta que no hay porque no los puedes comprar. Los carniceros que logran vender algo son los que entregan carne a los restaurantes y hoteles donde van los ricos a comer. Los demás están tronando.

El día de la Sagrada Familia quemaron un toro de luces. La gente que fue a la iglesia casi no tenía fuerzas para correr de los buscapiés. Sin embargo la gente sigue siendo niña. Le gustan los truenos. A propósito de truenos, en el pasado año nuevo hubo menos balazos porque también el parque ha de estar muy caro. De estar aquí a estar allá mejor te quedas un tiempo para no tener que estar manteniendo güevones. O si te corren de la casa de tu tía consigue el pasaje y te vienes a Nayarit y te metes de cuico. Cuatro de los hijos de don Onofre el pintor andan ya en Tepic con su uniforme y ya están gordos y cachetones. Aquí ya viste cómo estaban de flacos, como changuitos de circo pobre. Quién sabe por qué querrán tanto cuico en Nayarit, pero si les pagan por no hacer nada, allí tú puedes hacer carrera, pues ese es trabajo de haraganes. Tu madre, Escolástica Martínez. (Cel. 311 230 92 30)