EL ITACATE: EL SIAPA-TEPIC DEBE ACTUALIZAR DATOS

Por Agustín Almanza Aguilar

21 / Octubre / 2014

En la caótica administración municipal del reciente pasado, una persona, de la tercera edad, trató de arreglar un adeudo con el Siapa pero se topó con la prepotencia de una empleada –dizque ingeniera- la cual, sin prestar atención a su demanda y problemática, mandó por un tubo al anciano, recalcándole que había que aflojar la lana, sin importarle los argumentos que se le presentaban. ¡Ah! Pero que antes se pusiera también al corriente con lo del predial. Como esa empleada gana sagradamente sus quincenas, gracias a que el mismo pueblo la está manteniendo con sus impuestos, pues le valió madre todo, y dejó con la puerta en la nariz al señor, mismo que hasta ahora no ha pagado, por no tener empleo, ingreso estable y demás curiosidades económicas. El tema viene a colación –es señor es muy amigo nuestro- debido a que ahora, con la ascensión al cargo de alcalde del doctor LEOPOLDO DOMÍNGUEZ GONZÁLEZ, se espera exista realmente justicia y honradez en los tratos petitorios de los ancianitos, como lo es en este caso.

Resulta que a nuestro personaje le acaba de llegar un documento del Siapa, una notificación, la cual está firmada por la licenciada ROCÍO SAMANIEGA SALAZAR, que ocupa el cargo de DIRECTORA DE COMERCIALIZACIÓN. El escrito dice que Derivado del adeudo, sus servicios de agua potable y alcantarillado fueron programados para la limitación, por lo que se le concede un término (de tiempo) para que acuda a las oficinas del Siapa a realizar su pago y así evitar los gastos de corte

‘Los Gastos de Corte’ la licenciada ignora que el ‘corte’ ya se efectuó hace años y que nunca de los nuncas, ni en estos momentos, se ha dado lo de la ‘limitación’, además que el asunto que quería exponer a la ingeniera –no sabemos si todavía siga allí manteniéndose con los impuestos de la gente- era el arreglar los papeles a su nombre el viejito, puesto que el usuario que aparece en los recibos, y que era su padre, ya falleció

Se pregunta también si es lícito el cobrar un servicio que no se dá, en este caso el del agua potable, y que si a éste detallito no se le llama fraude: delito penal que consiste en engañar a alguien, o aprovechándose de un error de éste, y hacerse ilícitamente de una cosa o alcanzar un lucro indebido para sí o para otro. La ingeniera, de manera FRANCA, expresó que aún así, sin recibir el vital líquido en el hogar, existía un contrato firmado y que debía acatarse por ley. Al pedirle nuestro amigo que, por favor, se lo comprobara con un documento, la emperifollada estantigua le dio la espalda y se encerró en un cuarto a seguir chacoteando con sus congéneres, a remaquillarse y terminar con su tortóta de jamón de pavo y su respectivo chesco.

Esto lo debe saber el galeno Leopoldo, pues su sincera intención es no tolerar este tipo de soberbios desplantes en su administración, y menos en un área de trabajo tan delicada como el Siapa.

Finalmente: Cuando el anciano le comentó que su padre, el usuario, había ya fallecido, la altanera empleada le contestó, groseramente: ¡Y eso a mí qué!
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