DESDE MI OPTICA (ALLENDE): EDMUNDO VALADÉS

Por: Arturo
Camarena Flores

17 / Marzo / 2015

En estado de gracia es el título de un libro sobre la vida de Edmundo Valadés, escritor, editor, divulgador literario y enamorado de las mujeres. Su autor es Miguel Ángel Sánchez de Armas, 1ª edición 1997 Conaculta. Contiene relatos que debe usted leer cuando quiera vivir las aventuras de un niño que por la orfandad en Guaymas fue llevado al Distrito Federal donde como todo joven brioso, abandona la secundaria, (igual que yo), se hace adicto al billar y en aventura a Monterrey duerme en bancas de algún parque y viaja de trampa en el tren, (todo igual que yo). Gracias a su buena memoria, reviví trascendentes épocas históricas del México, vívidas vivencias de Valadés entre 1943-1990. Este singular personaje se dedicó al periodismo tal como lo hicieron su abuelo y su padre, publicando en La Paz el semanario Baja California el primero y escribiendo dos libros el segundo además de ser corrector de pruebas en la Revista Hoy, donde él, (Edmundo), también seria periodista y luego jefe de redacción siendo el director don Regino Hernández Llergo. Más que los cuentos incluidos en El libro de la imaginación (1970), me causó gran emoción su reportaje El cuatro vientos, donde relata en 33 páginas la odisea de encontrar y rescatar los restos de los pilotos del primer vuelo transoceánico desde España; Dicho avión cayó entre la selva de Puebla y Oaxaca en 1933. Recordé cuando como médico de Petróleos Mexicanos estuve en el rescate de los restos de siete ocupantes del avión DC-3 que se perdió durante 30 días (en 1967), en la Sierra de los Tuxtlas, Veracruz. La opinión general era que los ingenieros petroleros se habían ido a Cuba para apoyar al castrismo. En ambas tragedias imperó la maldad y el pillaje de los lugareños.
La producción literaria de Edmundo Valadés fue extensa pero su obra maestra fue la revista El Cuento, la que usted nuevo lector, por supuesto desconoce al igual que sus ensayos pero le diré que respecto a la lectura escribió: Poder leer es ya no volver a estar solo, frase que por si misma puede cambiar el curso de una vida. Algunos de sus libros y de sus compilaciones temáticas son: La muerte tiene permiso (1955); La revolución y las letras (1960); Las dualidades funestas (1967); El libro de la imaginación (1970) y Por los caminos de Proust (1974); La picardía amorosa (1988); Ingenios del humorismo (1988); Amor, amor y mas amor (1989); Los infiernos terrestres (1989). Relata que su padre murió a los 103 años, misma edad que este año cumpliría el también escritor, especialista en el cuento y crítico literario Luis Leal a quien recién conocí en una entrevista por TV (1997), en el programa Tratos y Retratos de Silvia Lemus. En un hermoso diálogo este autor, de 100 años de edad comentó todo lo que hay que saber sobre el cuento y dijo que Amado Nervo se adelantó a las narraciones de ciencia ficción con El Congelado. Antes les había escuchado la misma apreciación a los escritores de talla mundial, Arturo Azuela y Hugo Gutiérrez Vega. Esta digresión, (que no la es), viene al caso por que en la hora completa de la audición nunca mencionaron ni la obra ni el nombre de Valadés, que publicó mil cuentos y leyó diez mil. Ante esa omisión involuntaria me di la tarea de publicar sobre de quien Enmanuel Carballo escribió: Los grandes orientadores culturales en México han sido Alfonso Reyes, Emilio Pacheco y Edmundo Valadés. Y en verdad, deja mucho aprendizaje este libro en comento. Cómo no voy a simpatizar con quien escribe como él: Una cosa sí conquisté: que nunca me sometí a un horario durante los años que fui empleado. Veinticuatro años he trabajado sin horario. El que esto escribe puede presumir que en su vida profesional sólo chequé tarjeta máximo siete quincenas en 50 años como médico.

El joven que creció creyendo que era feo, (igual que yo), (en su casa le llamaban tepocate), a los años vio su foto cuando tenía 18 años y se dio cuenta de su error, (igual que yo). Eso y otros prejuicios dice le hicieron incluso pensar alguna vez en el suicidio. Aconseja: A las mujeres hay que fingirles celos. Lo agradecen profundamente. Con las mujeres he perdido mucho tiempo y dinero. Me han costado no se cuantos departamentos, cuantas casas. A los 38 años de edad miró al cielo pidiendo un deseo y en ese momento nacía una niña que sería bautizada como Adriana Quiroz, la mujer que a los 22 años se casaría con él y que escribe al final del libro ¿Qué me dio Valadés? Contestándose: Me enseñó a cultivar la amistad; me regaló, envueltos en hilos de oro, el misterio de las Mil y una noches; nos dejamos seducir por la ciudad de Buenos Aires: nos juramos amor ante el mar de Guaymas, ese mar que lo vio nacer, ese mar que lo dejó ir. Nos echamos clavados en las librerías de viejo de Donceles y de su mano conocí y traté a escritores de la talla de Rulfo, Arreola, Henestrosa y Del Paso. Espero haberle despertado la curiosidad de leer el libro En estado de gracia.

Notas: Todo entendí menos la intención del título del libro. Tal vez el autor compare al biografiado con san Agustín. Este miniensayo, (hoy retocado), fue publicado hace años. Me adelanté a los festejos nacionales que le están haciendo en el centenario de su nacimiento, 1915-1994. No pude encontrar su apellido. Este libro me lo regaló Edgar Arellano Ontiveros.

Miembro de la Asociación de Periodistas y Escritores de Nayarit, AC (APENAC)