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NUMINOR: Vudú y Macumba: Rebelión del alma negra; una realidad distinta
(Segunda parte)
Por Agustín Almanza Aguilar
17 / Abril / 2015
La sola mención de la palabra ‘Vudú’ manda a las mentes comunes las ideas de brujería, hechicería, orgias sexuales y sangre, aparte de los muñecos (cas) aterradoras y los zombies o muertos vivientes. Es el rostro desvirtuado que deja el consumismo, imágen de supermercado o de barato folletín.
La voz ‘vudú’ nace entre los indios Fon, de Dahomey, como ‘vodú’, divinidad nacida de la unión de Lisa y de Mawu se cree que todo lo que nos rodea pese su ‘vodú’ propio, aún entre los gobiernos del mundo, pero no son creadores. Los estudiosos de las religiones llaman a todo esto ‘animismo’, donde a las fuerzas de la naturaleza se les diviniza y se les teme. Sin embargo el ‘vudú’ se aproxima –y muy cerca, por lo cierto- a la ciencia actual, pues maneja la idea de que éste universo todo está organizado. ‘Energéticamente’, y así ya se le mira con ojos nuevos.
Aquí otra vez africanismo y cristianismo, donde las deidades del Vudú encontraron equivalentes en los santos del catolicismo.
Un hecho histórico: la noche del 14 de agosto de 1791 los tambores se consternaron hasta alcanzar el clímax, luego, cuando el sacerdote Hounga Boukman clavó su estilete sagrado en la garganta de un cerdo y repartió la sangre caliente entre todos los asistentes: un ‘loa’ (ángel, un santo, un ‘misterio’) supremo rompió las cabezas de la esclavitud en Haití; había nacido la revolución y el Vudú Fué la fórmula para unir voluntades y fuerzas contra la opresión y el abuso; el recuerdo de la tierra primigenia, la esencia de las creencias originales, daban valor para recuperar la dignidad y el lenguaje común.
Al sacerdote y a la sacerdotisa –que son particulares, no centralizados-, se les llama ‘hungan’ o ‘mambo’, respectivamente. Para atraer a los ‘loas’, el ritual vudú usa la sangre de animales, sacrificados, que debe ser bebida por los asistentes, aparte de ciertas pócimas (¿drogas?), con cantos y bailes y tambores. El vino no falta. Así entran en ‘trance’ con efectos impactantes. Hay que anotar que el ‘loa’ supremo es ‘Damballah Usedo’, el ‘jinete’ que cabalga a los médiums. Pura catarsis
Se cuanta que antiguamente las ceremonias se llevaban a cabo en los bosques, en noches especiales, y la víctima para el sacrificio era una mujer (¡Satánico! ¿No?) Se trataba de obtener los favores de los ‘loas’, pues su poder permitía curar o matar a los semejantes, a otros humanos. En el Vudú existen los temibles ‘wanga’, que son los venenos que se administran a las víctimas elegidas: es el ‘arma mágica’ por excelencia, y consiste en sustancias, objetos o combinación de objetos cargados de propiedades nocivas contra las personas. Entre éstas está la muñeca (co) vudú, aquella que se le atraviesa con alfileres o se le asfixia con una cuerda, con la seguridad de que la víctima sufrirá dolores, enfermedades, angustias, o la muerte. Pero, en la farmacopea vudú también existen antídotos, remedios para esos males
La medicina moderna viene jugando con seriedad la validez de la herbolaria, el poder de la sugestión, y otras fuerzas, como la hipnosis y la psicología, aunque haya gente que tenga una opinión ligera sobre éstas actividades ‘pseudo religiosas, según califican algunos.
El vudú es conocido –aparte de la Macumba brasileña- como ‘santería’, en Cuba, o ‘changó’, en Trinidad. Se asimiló fácilmente al catolicismo, y es una ‘religión’ de hermandad, en nada incoherente e inconsciente. El termino correcto –finalizamos- es ‘vodoú’.
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