NUMINOR: Ciencia y religión ante el misterio y el miedo a lo desconocido: Einstein

Por Agustín Almanza Aguilar

24 / Abril / 2015

En efecto; resúltame desconcertante lo escrito sobre Einstein: que no creía en un Dios personal, no en uno que se preocupa por el bienestar y los actos morales de los seres humanos. A ver –porque se nos hizo incongruente tal posición mental- la fuente de información fue Einstein. El hombre y su obra, de G.J. Whitrow, profesor de matemática aplicadas de la Universidad de Londres, donde en una entrevista a Cornelius Lanczos –profesor de la Escuela Física Matemática del InstituteforAdvancedStudies de Dublín-, éste cuenta esa declaración de Einstein (el libro citado contiene varias entrevistas a varias personas que estuvieron muy cerca del genio, y que fueron recuperadas de tres programas transmitidos por la BBC, en 1966).

El Dios de Einstein era –como se dijo en nuestra colaboración anterior- un ser espiritual eterno que comunica pequeños detalles de sí mismo a nuestras mentes débiles e inadecuadas, como apuntó Whitrow, y afirmaba que Albert Había expresado lo siguiente: Esta honda convicción intuitiva de la existencia de una fuerza (sic) de pensamiento más elevada que se manifiesta en el universo inescrutable representa el contenido de mi definición de Dios. Pero, ¿un Dios sin amor a nosotros? Aquí pues es donde difiero de Einstein –si es que es verdad lo que afirmó el tal Lanczos-.

Einstein nunca dejó de estar convenido del gran valor ético de la tradición bíblica –Whitrow Dixit, pág. 20; Editorial Siglo XXI, Colección Mínima). Pero rechazó siempre el ritual religioso y había decidido no participar como feligrés en ningún grupo religioso. Se nos hace ver, además que nunca sintió que perteneciera esencialmente al credo y la tradición judía, aunque posiblemente haya cambiado de parecer en sus últimos años.

No estamos, pues, acordes con la opción de ese profesor de Dublín. En otro libro (Albert Einstein. Sobre la Teoría de la Relatividad y otras aportaciones científicas. Editorial Sarde, colección Los Grandes Pensadores, 1984), nos ofrece su opinión sobre Ciencia y Religión. Veamos.

Dice que la religión nace del miedo y ante esto surge el deseo de un guía, de un amor y de un apoyo, lo cual empuja a los seres humanos a crear el concepto social y moral de Dios, quien castiga o premia, y es quien protege a la tribu, o a la especie humana. Es el custodio de las almas de los muertos. Del miedo a lo moral. Pero luego nos habla de un estadio muy especial de experiencia religiosa, que rara vez se encuentra en forma pura: lo llamaré –nos dice- sentimiento religioso cósmico. Es muy difícil explicar este sentimiento al que carezca por completo de él, sobre todo cuando de él no surge una concepción antropomórfica de Dios ¿Cómo puede comunicar y trasmitir unapersona a otra este sentimiento cósmico religioso, si éste no puede engendrar ninguna noción definida de un Dios y de una teología? Según mi opinión, la función más importante del arte y de la ciencia es la de despertar este sentimiento y mantenerlo vivo en quienes son receptivos a él. Llegamos así a un concepción de la relación entre religión y ciencia muy distinta de la habitual sostengo que el sentimiento religioso cósmico es el motivo más fuerte y más noble de la investigación científica que en estos tiempos materialistas que vivimos la única gente profundamente religiosa son los investigadores científicos Pero es algo distinto a la religiosidad del lego el científico está imbuido del sentimiento de la causalidad universal su sentimiento religioso adquiere la forma de un asombro extasiado ante la armonía de la lay natural, que revela una inteligencia de la superioridad que, comparados con ella, todo el pensamiento y todas las acciones de los seres humanos no son más que un reflejo insignificante la ciencia sin religión está coja, la religión sin ciencia, ciega la experiencia más hermosa que tenemos a nuestro alcance es el misterio (Pero) no puedo ni siquiera imaginar que el individuo sobreviva a su muerte física (re sic); dejemos que lasalmas débiles, por miedo o por absurdo egoísmo, se complazcan en estas ideas. Yo me doy por satisfecho con el misterio dela eternidad de la vida la vida tiene sentido (Pero) si este ser es omnipotente, todo suceso, incluidas todas las acciones humanas, todos los pensamientos humanos y todos los sentimientos y aspiraciones humanos son también obra suya; ¿cómo es posible pensar que los hombres serán responsables de sus actos y de sus pensamientos ante tal ser todopoderoso? Al administrar premios y castigos, estaría en cierto modo juzgándose a sí mismo. ¿Cómo conciliar esto con la bondad y la rectitud que se la asignan?... La fuente principal de conflicto entre el campo de la religión y de la ciencia se halla, en realidad, en este concepto de un Dios personal.

¿Qué opináis? Y –además-, ¿qué es el ‘misterio’ para vos. Por lo pronto: Auf Wiedersehen.

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