Un año después, la pareja de hombres que abrió camino al matrimonio

* Somos seres humanos y la sociedad debe aceptarnos como tal, como cualquier pareja, reflexiona Daniel. La adopción, dice, debe ser únicamente a parejas que sean responsables y entiendan lo que es formar a un hijo.

01 / Septiembre / 2015

Por Oscar Verdín Camacho

Hay muchas personas que siguen viviendo dentro del ‘closet’ por miedo a la gente y a la familia, que tiene la esperanza puesta sobre nosotros. Pero si hay una tendencia en el hombre o en la mujer, eso no es ser mal hijo o mala hija, sino el que no cumple con sus obligaciones, o el que secuestra, asalta, mata

Daniel Izcoat Aguirre Ortiz continúa su reflexión: la tarea en esta vida es ser feliz y cada quien debe diseñar su existencia.
Quien vive dándole gusto a las personas, nunca va ser feliz,
Se ríe ante el recuerdo: hasta hace unos años era machista, salía con mujeres e incluso regañaba a un conocido suyo, varón, cuando se vestía o hacía que se le notara su tendencia homosexual.

Hasta que conoció a Pedro Gutiérrez Mejía en una noche de antro, y después coincidieron en otra. Yo nunca iba a un antro y sentí bonito que alguien me invitara una cerveza. Pedro sí iba a esos lugares y me defendía, peleaba por mí. Se fue metiendo en mis sentimientos.

El uno de julio del 2014, Daniel y Pedro se convirtieron en la primera pareja de personas del mismo sexo en contraer matrimonio por lo civil en Nayarit, luego de obtener un amparo de la justicia federal, lo que evidentemente animó a muchas otras parejas a seguir ese trámite.
Y aunque la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) ya solicitó a las cámaras de diputados de los estados del país que reformen el código civil y se permita el matrimonio de personas del mismo sexo, en Nayarit la medida no ha sido acatada.

LA SOCIEDAD DEBE ACEPTARNOS

El domingo 30, una hora antes de que Pedro termine su jornada de trabajo en un centro comercial, Daniel acepta hablar con este reportero. Hace 14 meses fue imposible plasmar su sentir, apresurado entonces por el acatamiento del amparo y renuente, especialmente él, a aparecer en los medios de comunicación.

Pero 14 meses después, considera que ha sido una buena decisión formar parte de una agrupación que ofrece ayuda de todo tipo, emocional, psicológica, y te permite reflexionar sobre tu paso por la vida. Y siempre en ese analizar, insiste, está Dios, que odia el pecado pero perdona al pecador.
Pero entiende que ese enfrentarse al que dirán no es fácil en nuestra sociedad. Es doloroso. Ejemplifica que él mismo, durante mucho tiempo evitó que algunas gentes conocieran a Pedro y se enteraran de su relación, o bien días antes de aquel uno de julio, anunciado el matrimonio por este reportero y publicada la foto de la pareja, ese momento cimbró profundo a muchas personas.

A él mismo, dice, lo tomó por sorpresa el reportaje, pero también significó un reto para regresar días después al Registro Civil de Palacio de Gobierno y materializar el matrimonio. Y ahí, ahora si que animado por muchos, aceptó salir frente a las cámaras junto a Pedro y con el acta de matrimonio en mano.

Frente a todo ello, Daniel Izcoat se pregunta si hubiera sido válido que él se casara con una mujer para guardar las apariencias, aunque seguro de que serían infelices.
Somos seres humanos y la sociedad debe aceptarnos como tal, como cualquier pareja, y como todas también enfrentan problemas.

Señala que Pedro y él han procurado mantener una relación de bajo perfil, sin inmiscuirse en situaciones de escándalo con que se etiqueta a la comunidad lésbico-gay, pero también solidarios y asistiendo a manifestaciones públicas por el respeto a todos los grupos sociales.
Hace unos meses, los dos trabajaron en la misma empresa, donde recibieron todo el respeto, pero sonreían en sus adentros cuando algunos compañeros aseguraban haberlos conocido antes, hasta que uno de ellos le atinó: ¡ustedes son los que se casaron!, y pronto corrió la versión, pero sin ofensa alguna.

LA ADOPCIÓN, A PAREJAS RESPONSABLES

A Daniel, que le lleva a Pedro algunos años, se le pregunta cuál es su opinión sobre la adopción de niños por parte de personas del mismo sexo.

Reflexiona: la adopción se le debe permitir únicamente a las parejas que estén preparadas para tener una familia, que sean responsables y entiendan lo que es formar a un hijo, pero que no sea de la noche a la mañana porque cualquier pareja lo solicita.
Añade que, en todo caso, las parejas de hombres deberían formar a hijos varones, y las mujeres a las niñas.

Las parejas gay no tienen porque formar hijos gay, sintetiza, sino al contrario, fortalecer el sexo desde el nacimiento.

Para Daniel, si bien la homosexualidad puede ser de nacimiento, también considera que tienen influencia las formas de vida en la infancia, al escaso cariño de un padre o una madre hacia sus hijos, e incluso en las burlas ofensivas que en ocasiones se presentan en diversas familias -‘¡vete para allá, los hombres no lloran, pareces joto!’-.
Pedro Gutiérrez, que ha concluido su jornada de trabajo, escucha con atención y habla poco. Señala que en su familia siempre ha tenido el apoyo en sus decisiones. Hay aprecio entre su mamá y Daniel.
Y luego ambos se van, en una motocicleta que conduce Daniel.

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