CON PRECAUCIÓN: La sucesión temprana

Por Sergio Mejía Cano

21 / Octubre / 2015

Hay quienes dicen que la sucesión de un gobernante comienza desde el primer minuto después de que este toma posesión. Si bien aún faltan dos años para que llegue el relevo del actual gobernador del estado de Nayarit, es muy probable que desde ese primer instante de cambio de poderes se hayan empezado a mover ciertas fichas con miras a la sucesión seis años después.
Desde luego que podría haber ilusos que en cuanto los nombran colaboradores en el Gabinete gubernamental empiecen a hacer conjeturas de que si los pusieron ahí es porque tal vez ya pensaron en ellos para seguir más adelante en su carrera política, claro que sin ponerse a pensar si tienen capacidad o no, sino tal vez con la idea de que si fueron llamados para ocupar un cargo en dicho gabinete, es porque alguien se fijó en ellos para consolidar su estatus como servidor público.

Sin embargo, ya andando la administración llega después algún enroque en donde quedan fuera algunos de esos ilusos que creyeron haberla hecho ya y su frustración puede ser tal, que en vez de aguantar mejores tiempos, comienzan a mover el agua para ver si se vuelven a fijar en ellos o al menos recibir algún puesto de consolación para de ahí, volver a brincar al hándicap oficial. Pero se han visto casos en que esa frustración se convierte en rencor creyéndose muchas de las veces sin razón, de haber sido traicionados. Sin razón, porque posiblemente todo se formó en su mente y no en la del gobernante que lo único que quería era tener un buen colaborador que desempeñara su encargo con pasión, afán y vocación de servicio, y no con miras personales.

Según algunos analistas, un gobernante en cuanto toma posesión, al llamar a sus más cercanos colaboradores (se engloban ambos géneros) lo hace con el fin de ir calándolos para comprobar quién de ellos podría ser su digno sucesor; y que es en este trance, en donde todo gobernante debe estar muy atento para no dejarse llevar con las apariencias, porque habrá entre sus colaboradores más de uno que le ponga piedras en el camino a sus compañeros no nada más para quedar bien con su jefe, sino para satisfacción de ese que hace trampas para hacer ver mal a los demás y por lo mismo, encumbrarse ante los ojos del gobernante en turno. También hay quien afirma, que algunos de los gobernantes se empiezan a fijar en sus colaboradores ya en la marcha o muy andada la administración, en donde ya se puede dar una mejor idea del desempeño y prestigio de sus colaboradores.

De acuerdo con esos analistas, se dice que un gobernante también entra en el juego sucesorio barajando algunas cartas dando visos de que este sí, este no, aquél quizá, etcétera; pero esto con el fin principal de que quienes parecen ser los ungidos en determinado momento, trabajen más a fondo en el cargo que les fue encomendado y más, porque han visto señales de que no son los únicos, pues el mismo gobernante muchas de las veces les da a entender que podría entrar en el gabinete alguien más desplazando a cualquiera de los que están en funciones. Y por supuesto que este descarte lo toma también gran parte de la opinión pública, la que empieza a hacer sus propios descartes y es la que se adelanta por lo regular primeramente, para darle la delantera entre todos los aspirantes a alguno de ellos que, si se llega a creer lo que opina la ciudadanía, los medios o cualquiera otro político al que le piden su opinión, muchas de las veces esto podría ser su perdición, ya que al creerse que será el ungido, sus movimientos posteriores tal vez lo hagan perder el piso irremediablemente y tan, tan, te llamabas; terminando su carrera para suceder a su jefe.

Pero se ha visto que por más buenas intenciones que tenga un gobernante para ungir a alguien, muchas de las veces es la dirigencia de su propio partido político el que le tumba su castillo de naipes; o posiblemente de común acuerdo al verle más posibilidades de triunfo a otro de los miembros aunque no haya figurado mucho tiempo en el gabinete o que también nunca haya colaborado ahí, sino simple y sencillamente por ser un miembro destacado del partido.
Lo que sí es un hecho, es que la famosa frase atribuida al entonces sempiterno líder obrero de la Confederación Mexicana de Trabajadores (CTM) don Fidel Velázquez Sánchez, esa de que el que se mueve no sale en la foto, ya ha pasado a la historia, pues hoy en día al parecer es al contrario, pues la mayoría de los políticos consideran que hay moverse para poder salir al menos en la foto.