NUMINOR: ¿QUÉ VERDAD ENCIERRA LA REALIDAD?

Por Agustín Almanza Aguilar

21 / Octubre / 2015

La verdad es que la humanidad no conoce la Verdad de la Realidad en que se mueve. En esa búsqueda incesante, más de una vez aquello que le pareció una verdad absoluta resultó, a la larga, un error, tanto en la ciencia como en la filosofía o en alguna idea religioso. La verdad es lo que es, no lo que se cree que sea. Pero, ¿dónde encontrarla?

La ciencia, según se nos ha dicho, es el conocimiento exacto y razonado de ciertas cosas; el conocimiento sistematizado de las cosas, basado en el estudio y experimentación; el conocimiento cierto de las cosas por sus principios y causas. Es el conjunto sistemático de proposiciones o conocimientos metódicamente establecidos y comprobados, conectados por relaciones de fundamentación y referentes a un dominio particular de objetos. Pero, la ciencia explica el ‘como’, pero no el ‘por qué’. No explica la Causa de las Causas, solamente resume, en breves palabras, la relación observada en una vasta serie de fenómenos. Trata de explicarnos los orígenes del Universo y la Vida pero no toca el tema del por qué la aparición de ellos. Allí están las Teorías del ‘Big Bang’ o la Evolución de las Especies, verbi gratia. Allí queda.

En cuanto a la Filosofía, desde los griegos hasta hoy en día, se nos viene mostrando que no encuentra la verdad, y todas las escuelas habidas en la historia han sido fallidos intentos por alcanzar la verdad absoluta (pensemos en el Agnosticismo, es decir, la incapacidad definitiva de conocer tal cosa y aceptar ello). Y, viene ocurriendo que lo que un gran filósofo edifica tan penosamente durante toda su vida es corregido o derribado por oro, en esa búsqueda de la Verdad, la cual implica el conocer el Orígen de todas las cosas y los eres no solo de este planeta

Luego viene la Religión, con la idea de un Ser Supremo y Creador de todo lo Invisible y lo Visible (Véase: Colosenses I, 16). O sea que nada viene del Azar, pero tampoco la Materia pudo haber surgido de una ‘Nada’ (así lo creía el tocayo Agustín, el obispo de Hipona). Se insiste, pues, en la existencia primordial de una ‘Causa’ original, de la cual se derivó todo lo existente y por existir (Nosotros nos preguntamos: ¿Creación o Emanación?). Los religiosos aceptan la presencia del Misterio del Universo, y con ello la existencia del Dios Único y Supremo Creador. El orden que se manifiesta en lo Visible, en la Naturaleza, en el Cosmos, dá testimonio de que existe un Ser infinitamente Sabio y Creador. Para que la materia pudiera ‘Crear’ era necesario que tuviera ‘Inteligencia’, pero es al revés. La Verdad debe ser igual a la Realidad, a lo que ‘Es’, y Dios es la Realidad Suprema, la Verdad Única y Absoluta. Ahora, los religiosos afirman que el conocimiento de esa ‘Verdad Real’ sólo es posible obtenerlo mediante una Revelación Divina. Pero entre ellos, entre diversas congregaciones de fé cristiana, existen muchas divisiones y contradicciones, pues todos afirman ser poseedores absolutos de esa Verdad Real, que su iglesia es la verdadera (valga pues) y que nadie que no pertenece a ella, que no acepte sus dogmas o sus doctrinas, será irremediablemente condenado a las terribles y eternas llamas del Infierno (uyuyuyyy).

Por otro lado, también están presentes ciertas controvertidas posiciones ideológicas de la charlatanería de los círculos esotéricos y ocultistas, que es pura demencia. Así pues, estimadas lectoras y lectores, ¿qué es para ustedes la Verdad en Sí? ¿Cuál es la Realidad Real?

GARAJE: Que urgen hospitales siquiátricos en la ciudad, porque anda mucho loco suelto, afirma un diputado local. Y, en efecto comenzando con los mismos integrantes de esa cámara legislativa, que le hacen al ‘Tío Lolo’ dizque ayudando al pueblo –del cual se burlan a cada instante- y se regordean saboreando lo que le Roban Descaradamente a diario en tales cargos supuestamente obtenidos gracias a la Democracia –tan pisoteada como la misma Constitución-. No viven conforme a una realidad angustiosa, como la que viene sufriendo la mayor parte de la gente y son falsarios. Y con ellos la totalidad, casi, de los que están en las mieles del poder tanto público, como económico y religioso (léase también líderes ‘sociales’ vividores). Los locos son oros, pero no lo reconocen, aunque lo presuman a diario. Así dijo mi compadrito el ‘Ñañaras Espiricuete’.

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