La pelea Cotto Vs Canelo Álvarez, fue un triunfo para el mexicano con sabor a derrota

01 / Diciembre / 2015

Por José María Castañeda

Santiago Ixcuintla.- Me habían preguntado mi opinión sobre la pelea efectuada el pasado sábado en las Vegas Nevada, entre el Canelo y Miguel Ángel Cotto, a la que asistió como ya es costumbre nuestro señor gobernador Roberto Sandoval Castañeda.

Y mi respuesta inmediata es que fue un triunfo con sabor a derrota para el Mexicano, luego que a juicio de este escribano al Canelo le hiso falta el plus que debió haber hecho para alzarse con la mano en todo lo alto, sin necesidad de que le hayan ayudado los jueces. Y es que la verdad es que yo vi ganar a Cotto, sin embargo haciéndole honor a la frase que allá aplican y que reza lo que sucede en las Vegas se queda en las Vegas, me queda la reflexión que así como toda la fanaticada mexicana despotricaba por los despojos que le hacían los jueces a Márquez sobre el Pacman, Márquez tuvo que aplicarse a fondo para noquear a Manny Pacquiao; así debió de haber peleado el Canelo ante Cotto, luego que el borinqueño se encuentra a punto del retiro y no por la falta de entusiasmo a la hora de entrenar, sino a la edad la cual ya le comienza a pesar.

Cotto, quien ya se aproxima a los 40 años de edad, luego de sentir la pesadez de los puños del Canelo Álvarez, comenzó a moverse sobre la punta de los pies, haciendo un boxeo de pica y huye, ante los embates de un joven, al que la verdad a mi juicio le hace falta un manejador de talla internacional que le enseñe a mover la cintura a efectuar un boxeo a base de jabs, a practicar más el gancho al hígado, el Chepo es un buen manejador, pero el Canelo ya superó lo que le pudo haber enseñado. Ignacio Beristaín, puede ser el manager que el Canelo necesita, de lo contrario seguirá siendo el clásico tira piedras, que un boxeador de mucha movilidad como Cotto, y anteriormente Mayweather, lo hacen verse mal. Por eso me atrevo a señalar que la pelea del pasado sábado entre el Canelo Álvarez y Miguel Ángel Cotto, fue un triunfo para el mexicano, con sabor a derrota.