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CON PRECAUCIÓN: No me ayudes compadre
Por Sergio Mejía Cano
19 / Enero / 2016
Primero, cuando se empezó a correr el rumor mucha gente pensó que era una broma de mal gusto; sin embargo, cuando la noticia apareció en algunos medios locales y en las redes sociales se confirmó que existe alguien de muy retrógrado pensamiento en el actual H. Ayuntamiento de Tepic, que exige a los estilistas presentar una prueba de análisis de VIH, es decir para comprobar que no tienen sida, a la hora de solicitar su licencia de funcionamiento.
De por sí, según algunos empresarios, la dichosa licencia de funcionamiento es anticonstitucional, por lo que de entrada ya hay una anomalía al respecto, pero lo peor es que se les exija dicha prueba siendo que no se les puede obligar, no nada más a los estilistas, sino a nadie, un análisis de tal naturaleza; vamos, a nadie ni siquiera a un supuesto afectado de sida si es que no quiere a menos que quiera confirmar si padece ese malestar o no, pero obligado por ley, nadie está sujeto a ese mal escrutinio.
Es tan anómala esta medida porque en todo caso se le tendría que pedir a un abarrotero o a todo comerciante en su conjunto. Se entiende que hay salas de masaje que ofrecen servicios generales en donde en todo caso, se podría pedir una licencia de sanidad a quienes dan los masajes que se pudieran extender más allá de una simple sobada de lomo; pero al exigírseles a quienes profesan el estilismo, la estética en salas familiares, pues como que no va, porque aparte de ser una vil ofensa, atentan contra el estatus social de dichos profesionistas. Que se les solicite una tarjeta de sanidad, tal y como siempre se ha estilado a las trabajadoras sexuales, pues obvio que es por la salud y prevención de enfermedades venéreas; pero que se les pida a los estilistas, peinadores o cortadores de pelo, pues sí que es altamente difamatorio y discriminador, porque o todos hijos o todos entenados.
¿Qué acaso unas tijeras o unos peines podrían transmitir o contagiar una supuesta enfermedad, así sea venérea? Se entiende que bacterias hay hasta en las salas de quirófano dizque muy desinfectadas y esterilizadas; pero ¿por qué relacionar una sala de estética, un salón de belleza o una simple peluquería con algo que está a un universo de distancia? Si bien en una peluquería hay cierto acercamiento de dos personas, este acercamiento se lleva a cabo mediante herramientas adecuadas para el propósito, y esto no tiene nada qué ver ni se relaciona en lo absoluto con que la persona que corta el pelo tenga que comprobar que no padece sida; porque aun así y supuestamente lo llegara a padecer, ¿en qué le afectaría a quien se está arreglando el pelo, las uñas, etcétera?
Cuando se extendió la noticia de que el sida se había hecho presente en la vida cotidiana, se decía que una persona portadora de sida hasta con una gota de saliva o una lágrima podría infectar o contagiar a otra persona; sin embargo, conforme pasó el tiempo se determinó que nada de esto era cierto, que posiblemente el contagio se diera en heridas o trasfusiones de sangre de una persona supuestamente infectada con una sana. Y todo esto se fue apagando al grado de que mucha gente olvidó eso del sida; así que por lo mismo y para que la gente lo siguiera teniendo presente continuamente se siguen dando noticias de gente infectada de sida, pero como que ya no prende como al principio. Lo que sí sigue en todo su apogeo son las enfermedades venéreas y últimamente se le ha puesto más énfasis al papiloma humano; pero ¿todo esto tiene algo que ver con las salas de estética, que se afanan en el embellecimiento humano?
De ser cierta esta exigencia por parte de las autoridades correspondientes del actual H. Ayuntamiento del municipio de Tepic, se puede considerar como una gran ofensa para el gremio estilístico, para quienes se dedican a cortar el pelo, arreglar uñas y otras cosas referentes precisamente a la estética de las personas, ya que se les está dando un estatus como sexoservidores; ¿y todo por qué? ¿Será por la cercanía obligada entre peluquero y paciente? Y si a estas vamos, entonces también se les tendría que exigir a todo mundo que pueda tener cierto contacto con algún cliente, como a la hora de recibir dinero por el pago de alguna mercancía o por qué no: a médicos y enfermeras que en sí tienen más contacto físico con otras personas.
No me ayudes compadre, le habría de decir el presidente municipal a sus asesores que en vez de ayudarlo lo hunden cada día más al exigir a los profesionales de la estética algo inaudito. Pero en fin. Sea pues. Vale.