CON PRECAUCIÓN: Hasta que el cuerpo aguantó

Por Sergio Mejía Cano

22 / Enero / 2016

Este 21 de enero se cumplen 44 años de que entré a trabajar al Ferrocarril del Pacífico, como oficinista. Asenté escalafón como dependiente de carros, es decir, documentador de trenes; tenía que recorrer todo el tren por salir para anotar inicial y número de las unidades y en la oficina buscar su guía de embarque o transportación y tipearlas en su forma respectiva y así entregarlas al conductor del tren. Ya posteriormente solicité mi cambio a la especialidad de transportes en donde fui ascendiendo de categoría hasta llegar a la de conductor de trenes.

Si bien se dice que no es ético escribir sobre cosas personales en una columna de opinión, esto viene a colación, porque cuando ingresé al ferrocarril lo hice con la plena conciencia de que ahí iba a trabajar mientras tuviera vida y claro, siempre y cuando no me hiciera acreedor a la rescisión del contrato que era nada más por tres causas: fraude o robo a la empresa, prisión por asesinato con alevosía y ventaja y actos dolosos, comprobados, que pudieran causar daño a la empresa o a otros trabajadores. Y de no haber sido concesionada la empresa a la Iniciativa Privada, muy posiblemente ahí siguiera trabajando tal y como lo hicieron los ancestros de muchos de mis compañeros y los míos propios: hasta que su cuerpo aguantó. Así que la mayoría de los que entraban a trabajar al ferrocarril tenían la plena convicción de que ahí iban a trabajar para toda su vida, y siempre y cuando no se atravesara alguna otra cosa, ya se tenía la conciencia de tener trabajo seguro para siempre.

Sin embargo, hoy en día se acabó esa seguridad de tener un trabajo en una misma empresa para toda la vida, y no nada más en el ferrocarril, sino en prácticamente en todos lados, pues hoy en día entre las nuevas generaciones pocos son los que podrían decir que consiguieron un trabajo para siempre, pues en determinado momento hay recortes de personal o despidos injustificados y ni para dónde hacerse. Poco a poco se ha ido desmantelando el esquema de trabajar en una sola empresa hasta envejecer y recibir una jubilación, porque ya por ejemplo los ferrocarriles quedaron exentos de tener que otorgar esa prestación de la jubilación a sus trabajadores, el IMSS ya reformó sus estatutos laborales junto con el sindicato de sus trabajadores para que pocos o casi nadie genere derechos de antigüedad; y en el mismo proceso están la Comisión Federal de Electricidad (CFE) y Petróleos Mexicanos (Pemex), lo mismo que la mayoría de otras empresas y negocios en donde ahora sus trabajadores así se porten bien y no sean catalogados como empleados conflictivos, aun así no pueden decir que tienen un trabajo seguro porque también cuentan con otro enemigo implacable: la edad. Y ya no habrá jubilaciones en el futuro porque para eso se crearon las dichosas Afores, porque se dice que ya se estudia el cómo ir reduciendo las pensiones hasta desaparecerlas por completo por ser, supuestamente, una carga para el erario que con las privatizaciones cada día está más magro.

Y según varios profesores, también el magisterio está en la mira de que quien ingrese a ejercer su profesión ya no genere derechos de antigüedad, porque ya en muchos lados están entrando a laborar mediante contratos temporales lo que les impide generar derechos y así va pasando el tiempo con el riesgo de que pronto lleguen a una edad en que ya no puedan seguir trabajando o desplazarse con facilidad a donde tengan que impartir clases y que de pronto se den cuenta que no tienen derecho a una pensión.

En las dichosas redes sociales circuló hace pocos días una supuesta declaración que se le atribuye al gobernador de Veracruz, Javier Duarte, en donde señala que el dinero de su administración no alcanza porque los pensionados que son muchos ganan un promedio de 900 pesos al mes y eso es injusto, ya que tienen hijos y nietos que los pueden mantener, por lo que se deberían suspender de una vez esas pensiones. De ser cierta esta declaración o más o menos en ese sentido, el señor Duarte estaría dando a entender su poco conocimiento de la realidad no nada más de su propio estado, sino del país entero, ya que en la mayoría de los casos es al contrario de lo que se dice afirma el gobernador veracruzano, porque existen pensionados que con su magra pensión mensual tienen que mantener a hijas que son madres solteras o hasta con todo y esposo o hijos que se quedaron sin trabajo y que tuvieron que asilar con todo y familia. ¿Y los que no tienen pensión? Pero en fin. Sea pues. Vale.