REDESCUBRIENDO: Obispos Encubridores y la Visita del Papa a México

Por: José Miguel Cuevas Delgadillo

29 / Enero / 2016

La iglesia católica intenta reformarse en lo que parece es imposible. El papa Francisco hace algunos meses anunció la creación de un nuevo tribunal para juzgar a sacerdotes pederastas. Aunque todavía no se sabe quiénes conformarán dicho tribunal y cómo operará, lo cierto es que el papa Francisco debe considerar el asunto del encubrimiento sacerdotal por parte de obispos y arzobispos. La historia reciente de la iglesia en ese aspecto, está llena de tragedias que ha afectado a miles de niños y jóvenes en todo el mundo, con la complicidad de obispos y cardenales. En México, ya tenemos nombres de los obispos que han encubierto a sacerdotes pederastas. La lista la encabeza el cardenal Norberto Rivera Carrera, arzobispo primado de México; Jesús Carlos Cabrero Romero, arzobispo de San Luis Potosí; José Luis Chávez Botello, arzobispo de Oaxaca; Jonás Guerrero, obispo de Culiacán; Marcelino Hernández, obispo de Colima y Raúl Vera, obispo de Saltillo. Con su visita a México, el papa Francisco pretende reafirmar la fe de los mexicanos y en consecuencia desvalorar las acusaciones contra sus obispos. La agenda de Francisco no incluye encuentros con víctimas de abusos por parte de sacerdotes, tampoco entrevistas con organismos no gubernamentales que defienden los derechos de cientos de personas abusadas y que a la fecha esperan una respuesta consistente ante sus casos. A continuación detallamos la correspondencia entre dos jerarcas de la iglesia involucrados en diferentes abusos.

Los archivos confidenciales

El primer —ahora legendario— carteo entre Norberto Rivera y el cardenal Roger Mahony inició en marzo de 1988. Los documentos son ahora públicos. El día 4 de marzo, Mahony le escribía a Rivera, aún obispo de Tehuacán, informándole de la desenfrenada pederastia de Nicolás Aguilar y solicitando su ayuda para localizarlo urgentemente. Ésta es parte de la dramática carta:

Muy estimado Monseñor Rivera Carrera

Le escribo a Vd. tocante a la situación grave y urgente del Pbro. Nicolás Aguilar Rivera, Sacerdote incardinado en la diócesis de Tehuacan, Pue., México le he escrito a avisarle de las acciones depravadas y criminales de este sacerdote durante su tiempo aquí en la Arquidiócesis de los Ángeles, California. Es casi imposible determinar precisamente el numero de jóvenes acólitos que el ha molestado sexualmente, pero el numero es grande

El cardenal mexicano respondió 12 días después aduciendo que el ya le había advertido de la problemática homosexual de su cura. Es difícil saber si para el cardenal Rivera homosexualismo y pederastia son sinónimos, pues la misiva de Mahony era un reclamo de crímenes contra niños, no una disertación de moralidad. He aquí porciones de su carta, que iba firmada y membretada, del 17 de marzo de 1988. Subrayado del autor.

Muy estimado Monseñor Mahony:

Al recibir hoy su carta doy contestación inmediatamente para agradecerle la información que me da sobre el Padre Nicolás Aguilar Rivera. Ha sido muy doloroso para mi recibir estas informaciones por parte de la Curia y por la prensa de Estados Unidos y de México usted comprenderá que no estoy en la posibilidad de localizarlo y mucho menos de poder enviar por la fuerza a que comparezca en los tribunales En la carta de presentación del 27 de febrero de 1987 incluí una fotografía de identificación y en carta CONFIDENCIAL del 23 de marzo del mismo año le hice un resumen de la problemática homosexual del padre.

Norberto Rivera C.

Obispo de Tehuacán.

El cardenal angelino negó a los pocos días haber recibido dicha carta confidencial e implora en otra epístola a Rivera Carrera enviársela de nuevo. Asimismo, en su texto hace una seria insinuación respecto al engaño de Norberto al enviarle al cura a su diócesis por supuestos problemas de salud, sin revelar que era un peligro. La carta del 30 de marzo, con firma y en papel de la Arquidiócesis de Los Ángeles, está escrita originalmente en español. Se reproduce en su totalidad para tratar de capturar el pathos del discurso.

Muy Estimado Monseñor Rivera:

Acabo de recibir hoy mismo su atenta carta con la fecha de 17 de marzo de 1988. Quiero responderle a Vd. inmediatamente porque yo estoy sorprendido y trastornado por estas palabras en su carta: En la carta de presentación del 27 de enero de 1987 incluí una fotografía de identificación y en carta CONFIDENCIAL del 23 de marzo del mismo año le hice un resumen de la problemática homosexual del padre. Quiero decirle que yo no he recibido ninguna carta de Vd. con la fecha del 23 de marzo de 1987, ni otra información tocante a la problemática homosexual del padre.

Yo le mando una copia de su carta del 27 de enero de 1987, con la fotografía de identificación. En esta carta Vd. me escribió: Por motivos familiares y por motivos de salud el padre Nicolás Aguilar Rivera, cura párroco de Cuacnopalan, Pue., perteneciente a esta Iglesia de Tehuacán, desea permanecer por un año al servicio de la arquidiócesis de Los Ángeles. Basado en sus palabras Por motivos familiares y por motivos de salud yo acepté al padre Nicolás Aguilar Rivera para servir aquí en esta arquidiócesis. Estoy muy confundido, porque en la carta del 27 de enero de 1987, Vd. no mencionó ningún otro problema personal de la parte de este padre Aguilar. Si usted me hubiera escrito que el padre Aguilar tenía algún problema homosexual, le aseguro que no lo hubiéramos recibido aquí en esta arquidiócesis. Tenemos aquí en la arquidiócesis de Los Ángeles un plan de acción bastante claro: no admitimos ningún sacerdote aquí con cualquier problema homosexual.

Es tan urgente que usted me mande, por favor, una copia de esta carta con la fecha 23 de marzo de 1987. No la hemos recibido, y ya es una situación muy grave, porque Vd. supo el 27 de enero de 1987 que el padre Aguilar tenía problemas homosexuales, y no compartió esta información conmigo ni con los oficiales de nuestra arquidiócesis de Los Ángeles en su primera carta. No puedo acentuar que ya tenemos una situación mas grave porque yo hice una decisión de dar al padre Aguilar un nombramiento temporáneo aquí, basado en su carta del 27 de enero de 1987. Voy a compartir con la policía de Los Ángeles su carta del 17 de marzo de 1988, y espero que ellos puedan ubicarlo allá en México. Le pido a usted que todos los sacerdotes de la diócesis de Tehuacán oren por los niños y jóvenes afectados por las acciones del padre Aguilar.

Sinceramente en Cristo:

Revdmo. Roger Mahony

Arzobispo de Los Ángeles

Tomado del libro La explotación de la fe, Ediciones B. Dr. Jorge Erdely