CON PRECAUCIÓN: Bien o mal, pero que se hable

Por Sergio Mejía Cano

18 / Febrero / 2016

Si bien hay quien diga que los suspirantes a ser candidatos –ambos sexos- para la gubernatura del estado no andan desatados en plena precampaña, sino que hacen nada más actividades derivadas de acuerdo al trabajo que hoy en día desempeñan, ya sea que pertenezcan a un determinado partido político o no, aun así cada día que pasa crece más y más el protagonismo de algunos personajes ligados a la política en sí y de otros que habían dejado de aparecer en los medios tal vez reposando en un ostracismo auto impuesto u obligado.

Ahora ya se empieza a hablar en algunos corrillos el nombre del médico Miguel Ángel Navarro Quintero, quien ya contendió por el cargo de Gobernador sin éxito alguno, pero que a lo mejor le quedaron ganas de volver a tratar de a ver si ahora sí es chicle y pega; aunque si es congruente consigo mismo, debe tener en cuenta que ya para muchos de sus paisanos no existe, políticamente hablando, y que gran parte de la ciudadanía ya tiene enfocados sus ojos en otros personajes que no han dejado de estar apareciendo por uno y otro motivo tanto en los medios televisivos como impresos a nivel local, desde luego.

Y es que para bien o para mal, para la mayoría de los aspirantes a cargos de elección popular es menester estar presente en la mente del público elector, ya sea que se esté hablando bien o mal de su persona; y respecto a esto, hoy en día ha quedado claro que el que hablen mal de un personaje político le acarrea más popularidad y por lo mismo no deja de aparecer en la mayoría de las publicaciones impresas o hasta en promocionales televisivos por equis evento en puerta.

Se entiende que la frase aquella que paralizó a muchos aspirantes a cargos públicos, atribuida al sempiterno líder de la CTM, don Fidel Velázquez Sánchez, de que El que se mueve no sale en la foto, referente a que debían quedarse quietos sin hacer nada de protagonismo si es que querían ser palomeados por el dedo mayor, ahora ha quedado en desuso total, pues hoy en día es al contrario, porque quien no se mueve nomás no sale ni en las pláticas de café o de banqueta. De ahí que desde ya, aunque se diga que no, todos estos protagonismos que los hacen aparecer en los medios haciendo esto y aquello, quizá es nada más para llamar la atención y no dejar que se piense en ellos o ellas. Lo malo es que ahora si se habla bien de alguien, hombre o mujer con aspiraciones más arriba de donde se encuentran, es más probable que su fama sea cuestionada y por lo mismo su popularidad quede en entredicho, ya que al no ser cuestionado, criticado o hasta vilipendiado sin razón ni justicia, al ver la mayor parte de la ciudadanía que está recibiendo puros aplausos, pues como que duda de que todo su desempeño, en lo que sea, vaya sobre rieles o sea como miel sobre hojuelas. Así que muchas de las veces es preferible que se denueste a un personaje político para que esa mayor parte del pueblo lo comience a apapachar.

He ahí el caso del actual presidente municipal de San Blas, Nayarit, el señor Hilario Ramírez Villanueva, más conocido en el bajo mundo político y de su región como Layín, que hasta se lo quisieron comer crudo ¿y? Sigue tan campante y con su popularidad a la alza. Lo que indica que todos los ataques recibidos por haber dicho como candidato que sí robó, pero poquito y que por eso se dio a conocer nacionalmente, si no es que hasta en otras partes del mundo; y por el hecho de haberle levantado la falda a una muchacha mientras bailaba con ella, cosa que conforme pasa el tiempo más parece un teatro armado a propósito, y desde luego, el que se haya hecho pública una foto de Layín besando a otro varón andando de visita en uno de los municipios sureños y demás casos y cosas que constantemente le han estado colgado a este personaje oriundo de Huaristemba, al parecer esos dizque ataques le han servido para ser más popular. Obvio que desde luego que para mucha gente sigue siendo una persona reprobable, pero ya su fama nadie se la quita.

De ahí que si algún personaje político quiere y desea que se hable bien de él nada más y que no se le haga alguna crítica, que bien pudiera hacerla constructiva, que lo piense mejor, porque es peor ahora tal y como están las cosas en cuestión de popularidad; porque si se hable nada más bien de alguien, de inmediato salta la duda de que algo está escondiendo. Por lo es mejor estar apareciendo en los medios como sea, pues es mejor que se hable bien o mal a que no se hable nada de nada. Pero en fin. Sea pues. Vale.