CON PRECAUCIÓN: Algún día se tendrá que hacer

Por Sergio Mejía Cano

19 / Febrero / 2016

Se dice comúnmente que cada quien habla de la feria según cómo le va en ella. Recientemente anda circulando en las redes sociales un video en donde el señor Sergio Miramontes, comerciante de la avenida Allende, expone sus motivos del porqué pone en entredicho el que dicha avenida vaya a ser remodelada. Obvio que el principal motivo es la posible afectación de sus intereses.

De acuerdo a lo dicho por el señor Miramontes, al parecer en caso de llevarse a cabo dicha remodelación se le quitarán dos carriles a la Allende para agrandar las aceras y así evitar el estacionamiento por lo que su negocio se vería seriamente afectado igual que los demás ahí existentes; también expone Miramontes que lo que se pretende es nada más renovar la carpeta de concreto hidráulico y el drenaje no, el que ya tiene prácticamente desde 1960 que se instaló. Y quizá en esto sí tenga buena razón este comerciante, porque el pavimento actual aún se ve en buenas condiciones para la circulación de los vehículos que por ahí transitan, pero la red tanto de drenaje como de agua potable y alcantarillado sí que necesita una renovación de inmediato, porque es muy probable que haya tuberías de barro y aunado a esto, el poco calibre del grosor de las mismas que, posiblemente en cualquier momento colapse por la presión de los líquidos que le lleguen, ya que ahora ya no es la misma población del entorno a cuando fueron instaladas dichas redes.

Sin embargo, respecto a eso de que le quitarían dos carriles a la avenida, pues esos son los que sirven para la circulación, ya que en ambas aceras se estacionan los vehículos y no nada más momentáneamente, sino por largos períodos de tiempo, así que en caso de que le quitaran esos dos carriles por los que clama el comerciante, pues en nada afectaría más que en que ya no hubiera lugar para seguirse estacionando; y se intuye que esto es lo que más le preocupa al señor Miramontes: que no haya estacionamiento para los posibles clientes, pero está visto que quienes dejan estacionados sus carros en la Allende no es porque acudan a los comercios ahí establecidos, sino que tal vez pertenezcan a trabajadores del entorno y para no pagar estacionamiento ahí los dejan parqueados durante el tiempo que dura su turno de labores.

Se debe tener presente que algún día se tienen que cambiar por fuerza todas las redes de drenaje y agua no nada más en esa parte, sino en toda la ciudad y más pronto, en el centro de la ciudad y calles de los alrededores; y no nada más en este trienio, sino en todos los tiempos por venir, pues es un mal –para algunos en su momento- pero muy necesario. Ahí tenemos por ejemplo lo realizado por el señor don Justino Ávila Arce, de tan grata memoria, quien en su momento fue muy criticado, ofendido y atacado principalmente por los comerciantes que se vieron afectados cuando se hicieron las obras del cableado subterráneo e una parte del centro; y he ahí hoy en día está presente el beneficio que dejó, pues ya no se miran las telarañas que hacían los alambres de luz, teléfono y otros cruzándose de un poste a otro; sin embargo, el tiempo no le alcanzó a don Justino para ver terminada su obra y extenderla más allá de lo que quedó nada más. Así que de haberse dejado vencer por los comerciantes que se tuvo que afectar momentáneamente, ahí seguirían esas telarañas de cables tal y como se observan en otras partes del centro de la ciudad en que aún no cuenta con el cableado interno.

Pero en todo caso, los comerciantes de la avenida Allende no serían los primeros de la capital nayarita que tuvieran que sufrir por el mejoramiento de sus calles; ahí tenemos por ejemplo el caso de la avenida Victoria, cuya remodelación por fuerza afectó al comercio establecido y vecinos de la zona, ¿y? Ahí está la Victoria luciendo su nuevo aspecto que, si para tenerlo hizo sufrir a los comerciantes, ahora gozan de los beneficios. Y así se podrían enumerar todas y cada una de las calles que han sido remodelas y que en su momento afectaron no nada más a los comerciantes en sí, sino a los vecinos de dichas calles por todo lo que esas remodelaciones conllevan: polvo, ruido, no poder transitar fácilmente para llegar a su domicilio, tener que dejar su carro quienes lo tuvieran- lejos de su casa por no poder dejarlo en su cochera o fuera de su domicilio; falta de agua por tener que arreglar las tuberías y un largo etcétera de molestias que se tienen que padecer en aras de la remodelación. Pero en fin. Sea pues. Vale.