CON PRECAUCIÓN: Tiempo propicio para encajar la uña

Por Sergio Mejía Cano

03 / Marzo / 2016

Abordo un taxi, y como es común por lo regular, entablo una charla con el conductor sobre cuestiones de cómo va la chamba, el clima, etcétera. Le pregunto también si ya espera con ansias la Feria de la Gente, a lo que me dice que ya tiene tiempo que ni se para por allá, y al cuestionarle el porqué, me comenta que es pura pérdida de tiempo, pues hay mucho tránsito que es muy lento por tanta gente atravesando la Rey Nayar frente a la entrada y que si quisiera levantar pasaje tendría que hacer fila con los demás taxis que ya están ahí, pues no dejan que haga servicio si va pasando vacío.

Pero el problema en sí, dice el conductor del taxi, es que con el solo hecho de entrar a dejar pasaje que quiera que lo deje en puro enfrente de la entrada de la Feria, significa perder de 30 a 40 minutos como mínimo, porque para salir es igual de lento que para entrar, por lo que ya desde hace como seis años que para nada entra a las inmediaciones de la Feria y, si acaso levanta pasaje que quiera ir a la feria, les dice a los potenciales pasajeros que los dejará lo más cerca posible porque a la entrada no puede llegar; así que a los pasajeros que acceden a esto, los deja a pocas cuadras y a veces en la avenida Insurgentes o en caso contrario por la de Río Suchiate, dependiendo de dónde haya levantado a la gente. Así que por eso, mientras dura la feria se la pasa en los suburbios y parte del centro de la ciudad.

Le comento al taxista que he escuchado a mucha gente que algunos de sus colegas que están afuera de la entrada de la feria esperando pasaje no los quieren llevar a sus casas porque supuestamente está muy lejos de ahí, a lo que me platica el taxista que así es por lo regular, porque a él le pasaba lo mismo, y más a la hora del reventón, es decir a la hora en que ya mucha gente se retira a sus casas. Porque después de esperar pasaje avanzando en la fila de taxis a veces hasta diez o 15 minutos le llegaba gente para que los llevara a la colonia Ojo de Agua o a Villas de la Cantera, al Rodeo, a San Cayetano, en fin, a puras colonias lejanas, pues como que no les sale por lo retirado y porque la mayoría de la gente quiere pagar $30.00 pesos nada más, sin considerar la enorme distancia y, si ellos le quieren aumentar a la tarifa se muestran molestos, y también porque la mayoría de sus compañeros taxistas, si no es que todos, prefieren subir pasaje que vaya lo más cerca posible de la feria, para así estar echando viajes constantemente. Le digo que esto no va, porque precisamente la mayor parte de la población que asiste a la feria y que es de aquí, son de escasos recursos que, si vivieran cerca pues se van y se regresan a pie, porque se entiende que la gente con más recursos económicos se arriesga a ir en su propio vehículo. Riesgos porque mínimo, le podrían dar un cristalazo o hasta con la posibilidad de que se lo roben.

Pues sí, dice el taxista, pero es que no sale llevar a alguien hasta la Ojo de Agua o al Rodeo porque aparte de que no quieren pagar un poco más, en lo que hace uno un servicio así, otros compañeros hacen tres y hasta cuatro llevando gente a las colonias cercanas de ahí o lo más retirado a la Mololoa, cuando mucho. Pero para evitar todo esto, mejor me la paso en los alrededores, porque ni modo que todos los taxis estemos concentrados en la feria, pues entonces no habría taxis dando servicio en la central camionera, en el IMSS, el Hospital Civil o en las mismas colonias, porque allá también hay gente que ocupa taxi, y si todos están en la feria, pues como que no. Concluyó el taxista.

Y comentado esto con personas que suelen asistir a la Feria que primero fue de La Mexicanidad y que dio inicio en La Alameda, y que posteriormente se le denominó Nayarit y ahora Feria Tepic, aunque mucha gente insiste en llamarla Feria de la Gente, pero como sea, las personas consultadas al respecto de los taxis, la mayoría afirman que al decirle al taxista a dónde quieren que los lleven, el taxista si no se niega a dar el servicio por la lejanía, se previene diciendo que cobrará tanto, por lo que algunas veces es mejor ponerse de acuerdo al precio de la dejada que alegar a la hora de la bajada, un acuerdo conveniente para ambas partes, y así todo mundo tranquilo; aunque se han dado casos en que muchos taxistas quieren encajar la uña, la mayoría de las veces creyendo quizás que los posibles pasajeros son turistas, por lo que se dejan llevar por aquella máxima de: Ahora es cuando. Pero en fin. Sea pues. Vale.