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CON PRECAUCIÓN> La cadena alimenticia
Por Sergio Mejía Cano
07 / Marzo / 2016
Un tema imperante la semana pasada en las mesas de café, bancas de la Plaza Principal, frente a Catedral y de banqueta, fue el que hayan aparecido varias aves muertas en la Plaza Álica, al oriente de esta capital nayarita. Hecho por demás extraño porque es inusual que esto pase o haya pasado al menos recientemente, y más llamó la atención por el número de aves que murieron en circunstancias por demás extrañas.
Desde luego que las especulaciones no se hicieron esperar, ya que hubo quien dijera que tal vez al cambio climático se debió que hayan muerto estas aves que pernoctan o pernoctaban todas las noches en los árboles de las inmediaciones de dicha plaza comercial; sin embargo, también hubo quien mencionó que posiblemente haya habido alguien a quien molestaban esos pájaros por el excremento que sueltan y que cae sobre el cofre de los autos ahí estacionados; pero también hubo voces que afirmaron que a lo mejor los depredadores naturales fueron los causantes de la muerte de las aves en cuestión. Lo raro es que de haber sido los depredadores naturales, estos se los comen y no los dejan enteros y en el número que aparecieron. ¿Tal vez los depredadores mataron alimento de más para almacenamiento y tener comida en tiempos de vacas flacas?
El fallecimiento de estos pájaros, pareciera ser un asunto menor para algunas personas, pero no debería ser así, por lo que su muerte debe ser investigada a fondo y llegar al meollo del asunto, y más hoy en día en que se dice que los mosquitos, zancudos o moscos están haciendo de las suyas infectando gente al por mayor con dengue, chikungunya y zika, ya que aparte de las hogareñas choras, las aves son las más efectivas para equilibrar la población de los mosquitos a los que se les atribuye el contagio de esas enfermedades, por lo que la muerte de los pájaros al por mayor y en circunstancias extrañas en las inmediaciones de la plaza Álica sí que debería ser más que preocupante, porque ¿qué tal y si llegaran a aparecer más aves muertas en otras zonas de la ciudad? Crecería más la población de zancudos supuestamente infecciosos y sería más drástica la situación en las instituciones de Salud que de por sí ya no se la acaban con tantas personas con síntomas de posiblemente portar alguna de las enfermedades arriba citadas.
En el hipotético caso de que –ojalá y no- la mano del ser humano tenga algo que ver con la muerte de las aves, es menester recordar el mayor error atribuido al gran Mao Zedong (Mao Tsé-tung-, líder chino que supuestamente para engrandecer las cosechas de grano en la china continental, se dice que ordenó acabar con los gorriones que mermaban los campos antes de las cosechas, por lo que los chinos, obedeciendo a su líder, la emprendieron en contra de los gorriones y otras aves hasta casi extinguirlos por completo; y se documentó en su momento, que investigadores estadounidenses le advirtieron al gobierno chino lo contraproducente de esta medida, ya que las aves consumen más insectos que grano; pero como los chinos consideraban a los gringos como enemigos de su revolución, no les hicieron caso y siguieron con el exterminio de las aves creyendo ciegamente en lo dicho por Mao Zedong de que era lo mejor: acabar con las aves antes que éstas acabaran con China. ¿Y?
Está documentado que los resultados fueron catastróficos para la población china, ya que se dice que se dejó venir una hambruna de tales proporciones en la que por lo mismo fallecieron miles y miles de chinos; y vaya paradoja, precisamente por las malas cosechas, ya que con la desaparición de las aves, se dejó venir una plaga de langostas –chapulines o saltamontes- que, al no tener depredadores naturales, es decir, las aves que equilibraban el ecosistema, acabaron con las cosechas; y no nada más la población de los saltamontes creció en demasía, sino también los zancudos y otros insectos que tenían mucho que ver en la cadena alimenticia de los gorriones diezmados por los chinos por órdenes de su líder que los iba a sacar del subdesarrollo.
Todo en la Naturaleza depende de una cadena alimenticia que va de lo más pequeño a lo más grande y viceversa, y debemos entender que si acaso hay alguien a quien molesten otras especies, nosotros los humanos somos, en todo caso, quienes hemos invadido su hábitat.
Todavía hasta finales de los años 70 del siglo pasado, en temporada de lluvias, en las inmediaciones de la estación del ferrocarril había infinidad de bichos de los llamados Izas, ¿y?, ya se erradicaron con la urbanización.