Llora líder indígena: quiero limpiar mi nombre, soy inocente, no tenía gente armada

* Pedro Hernández, presidente de bienes comunales de Santa Teresa, explica que lo único que ha hecho son gestiones para ayudar a los habitantes de la sierra Del Nayar; insiste que es falso que haya pretendido crear un grupo de autodefensas.

29 / Marzo / 2016

Por Oscar Verdín Camacho

Indígena Náhuatl de 44 años, Pedro Hernández Delgado hace un esfuerzo para controlar las lágrimas: entre el 13 de abril del 2015 y el 23 de febrero reciente estuvo detenido en la penal de Tepic, identificado como supuesto impulsor de un grupo de autodefensas en Santa Teresa, municipio Del Nayar, situación que niega rotundamente.

Quiero limpiar mi nombre porque lo han dejado como trapeador. Salí absuelto, soy inocente. Alguien anduvo mitoteando cosas que no son ciertas, que supuestamente yo tenía 700 gentes armadas allá en la sierra. Todo eso es falso. Lo único que hago son gestiones para ayudar a los indígenas. Me gusta ayudar a la gente, a los enfermos, sin distinción de nada.

Pedro Hernández ahora tiene miedo. Hasta la semana pasada y cumplido un mes de su liberación, no había ido a Santa Teresa por temor a que alguien haya creído la versión de las autodefensas y pretendan hacerle daño. Allá viven su esposa y sus cuatro hijos de 13, nueve, ocho y cuatro años, respectivamente, de quienes comenta, ahora si mojados los ojos:

Mis hijos no me han visto, pero cómo les puedo decir que puede haber alguien que me quiera chingar. Necesito ir a platicar con ellos y con mi esposa.

Ando a pan y agua, apoyado por algunos amigos, pero ya estoy nuevamente haciendo gestiones; acabo de ayudar a un hermano indígena de Los Fierros, que su esposa murió en el hospital. Anduve con él y le ayudé a conseguir un ataúd. También estoy apoyando a otro indígena que está internado, enfermo de los riñones.

Hernández Delgado es presidente de bienes comunales de Santa Teresa:

Soy indígena nacido en el estado de Hidalgo, llegué a Santa Teresa en el año 2000 y encontré a mucha gente que ocupaba ayuda y empecé a hacer gestiones para obtener apoyos y resolver problemas, a conseguir cobijas en el tiempo de frío, becas para estudiantes, medicina, o instrumentos para el rescate de la música tradicional. En el 2004 me aceptaron como comunero, estoy registrado en el padrón agrario.

Añade que en los últimos años y hasta antes de su detención, trabajó en diversos proyectos que ahora busca retomar, por ejemplo la instalación de tres antenas Telcel: en Santa Teresa, Mesa de Huicholes y Dolores; la instalación de módulos solares para tener luz alternativa; un aserradero; la apertura de una escuela de nivel medio superior en la comunidad de Lindavista; o la creación de una cooperativa para acceder a recursos e impulsar la siembra de huertas de aguacate, limón, naranja.

Los muchachos tienen que ir a la escuela, hay que abatir el rezago educativo. Tenemos una sierra grande, con zonas altas y frías, y también partes bajas. Podemos sembrar en variedad. Con todo eso se puede tener empleo seguro, pero para bajar recursos se le trabaja mucho, hay que buscarlos donde haya, en los gobiernos o en el Banco Mundial; hay que ir a la ciudad de México y hacer mucha gestión y mucho diálogo.

Respecto a su detención, oficialmente por el delito de asociación delictuosa, indica que en una ocasión propuso en la asamblea de comuneros de Santa Teresa que se buscara más coordinación con los tres niveles de gobierno: con el Ejército y la Procuraduría General de la República, con la Fiscalía General del Estado, y con el Ayuntamiento Del Nayar, para que disminuyera la tala y el saqueo de madera de sus tierras: principalmente pino, encino y roble.

La única intención es cuidar nuestro bosque. Que busquemos estrategias y que si un indígena necesita un árbol busquemos uno que ya ‘esté muerto’, así lo llamamos al árbol seco. Pero el problema que tenemos es la tala indebida.

Por eso propuse la coordinación con los policías auxiliares que tiene el municipio en las comunidades. Con ellos nos íbamos a coordinar, pero alguien empezó a mitotear cosas que no son, que yo tenía a 700 gentes armadas. ¡Nada de eso es cierto, nada!. Yo nunca he tenido ni pistola en mi casa.

Tras más de 10 meses de permanecer en la cárcel hasta que quedó firme un amparo de la justicia federal –según fue explicado aquí en la última semana de febrero-, Pedro Hernández ahora teme ir a Santa Teresa. El miedo es porque alguien haya creído la versión de las autodefensas y busque hacerle daño.

Yo no aspiro a nada más que ayudar a los indígenas; tengo la idea de que haya un hospital de especialidades en la sierra. Se ocupará mucha gestión pero es algo que me gusta hacer.

Y concluye, insistiendo:

Yo quiero que se limpie mi nombre. Yo no cometí ningún delito, soy inocente.

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