Sábado Santo, Pascua de Jesucristo

29 / Marzo / 2016

Este Sábado Santo –sábado 26 de marzo del 2016- en la catedral de Tepic, el obispo Luis Artemio Flores Calzada obispo de la Diócesis de Tepic, presidió la misa de la Vigilia pascual o Vigilia de la resurrección de Jesús, la más hermosa de todas las misas. Acompañado de Monseñor Alfonso Humberto Robles Cota obispo emérito, de algunos sacerdotes y cientos de fieles.

El rito de está gran celebración contiene signos muy representativos, entre tantos, se encuentran principalmente:

-La bendición del Cirio Pascual- Fuego Nuevo, el cirio representa a Cristo que quita la tiniebla del pecado, la tiniebla de la muerte, las tinieblas de las preocupaciones y tribulaciones de la vida, Jesucristo surge de las tinieblas, resucitado como una luz que ilumina a toda la humanidad.

-La Memoria del pueblo de Dios, que se encuentra en las lecturas del Antiguo y Nuevo Testamento. La historia de la Salvación, en donde se descubre que Dios nunca nos ha abandonado, ni nos abandonará, en esta noche el Señor nos hace pasar de la esclavitud del pecado a la vida nueva.

-La bendición del agua bautismal y renovación del las promesas bautismales, así de la esclavitud del pecado pasamos a la libertad del resucitado. Y por último la Eucaristía, Cristo resucitado se hace presente en la eucaristía, para participarnos de su vida nueva y a través de la eucaristía nos comparte una vida de gracia, una vida alegre.

Durante su homilía el obispo Flores Calzada señaló que la resurrección de Jesucristo es motivo de gran alegría en el mundo entero, que Jesús ofrece una verdadera libertad, nos ha dado una vida nueva. Compartamos a los demás la alegría de la vida nueva, esta es fiesta, fiesta del amor, fiesta de la paz, fiesta en la que compartimos la alegría del resucitado.

Además, el señor Luis Artemio resaltó que es necesario que seamos mensajeros de la Gran Noticia de que Cristo está vivo, para ayudar a aquellas personas que les hace falta resucitar a una vida nueva. Fuera los odios, las venganzas, la hipocresía, llenemos nuestro corazón del amor, de la paz, de libertad, de gozo que nos trae Cristo Resucitado.

Al finalizar, agradeció a todos los presentes el deseo de ser portadores de la Buena Nueva del resucitado y a que todas sus obras fueran movidas por la esperanza y la alegría que sólo Jesús resucitado ofrece.