CON PRECAUCIÓN: Obras de arte en la piel

Por Sergio Mejía Cano

30 / Marzo / 2016

Es sorprendente cómo cada día se incrementa más el número de personas de todas las edades que muestran tatuajes en sus cuerpos, pero sobre todo en jóvenes de ambos sexos de entre los 15 y 20 años de edad que, quizás influenciados por cantantes, actores y actrices del momento, no dudan, ya sea con permiso de sus padres o no, en tatuarse tal vez para siempre. Esto de ver tantas personas tatuadas es más notorio en la playa debido a la poca ropa que la mayoría de la gente usa a la orilla del Mar.

Chicas y chicos que no tienen problemas económicos tal vez no lleguen a tener alguna consecuencia contraproducente ya en su vida productiva; sin embargo, la gente del pueblo, la que por desgracia no tiene un futuro laboral muy halagüeño que digamos, probablemente tengan que batallar para encontrar trabajo debido a esos tatuajes que hoy lucen orgullosos tal y como si fuera una moda pasajera. Claro que a menos que una persona que se vaya a dedicar al comercio informal se tatúe, pues obvio que no tendrá problemas de ninguna especie porque no tendrá patrones a quienes rendirles cuentas respecto a cómo y dónde se tatuó; porque existe una gran mayoría de gente que asocia los tatuajes a la delincuencia o mínimo a que quien está tatuado estuvo preso y se hizo tatuar en el reclusorio; sin embargo, en la calle para mucha gente no tiene nada que ver que alguien esté tatuado, pero para otra parte de la población es inaceptable que una persona tatuada o perforada mostrando los famosos piercings los atienda ya sea en un mostrador o en una tienda departamental. O que lleguen tocando a la puerta de un domicilio diciendo que van a hacer un censo o a aplicar vacunas, etcétera, pues como que mucha gente no los va a recibir con toda la confianza del mundo, aunque vayan con las mejores intenciones.

Si bien se dice que ya el pensamiento de los mexicanos está cambiando respecto a los tatuajes, aún existe una gran mayoría que los asocia con algo malo; y bien podría ser que quien porta uno o varios tatuajes en su cuerpo sea un alma de Dios; pero en nuestra cultura todavía no es muy aceptado el que alguien se tatúe tan fácilmente. Si un empleador está a favor de los tatuajes y por gustarle también está tatuado, pues que más que mejor para una persona que le pida trabajo porque hay más probabilidades de que lo acepte en su empresa o negocio; sin embargo, si el patrón o empleador es más conservador en su pensamiento respecto a los tatuajes, tal vez les niegue su derecho al trabajo lícito a una persona tatuada.

Se dice que los tatuajes han acompañado a la humanidad desde que el mundo es mundo, y se ha documentado que si en algunas culturas existieron para marcar a la nobleza, en otras se utilizaban para señalar a los malhechores; igual como para identificar a los héroes de guerra en unas culturas, pero en otras para marcar a los prisioneros y enemigos.

Queda claro que hoy en día gracias a la tecnología los tatuajes son más estilizados, más llamativos y desde luego, más prácticos para hacerse, por lo que ha crecido el número de personas que gustan de mostrar un tatuaje en alguna parte de su cuerpo, aunque también hay gente que no lo muestra a menos que ande en algún balneario. Y a propósito de la nueva tecnología, se dice que en sí, ya los tatuajes podrían no ser permanentes, debido a nuevas técnicas para borrarlos, dejando eso sí, cierto tipo de huella; aunque también se afirma que ya hay una nueva tecnología que los borra definitivamente sin dejar rastro de que hubo ahí alguna vez un tatuaje. Y esto está bien por aquello de las exigencias de la clase patronal para cierta persona cuyo único requisito para ser aceptada en un trabajo, sea no tener ningún tatuaje en su cuerpo; por lo que ahora ya podría haber esperanza de quedarse con ese trabajo gracias a que se puede borrar ese tatuaje que si en determinado momento de su vida se sintió orgullosa de mostrarlo, posteriormente le ha generado problemas para establecerse laboralmente.

Hace muchos años oí decir a una maestra que es justo reconocer que hay unos dibujos excelentes, pero ¿por qué plasmarlos en piel humana viva? Hay lienzos, tablas, papel y hasta paredes en donde podrían lucirse todas las pinturas inimaginables, entonces, ¿por qué tener que utilizar el cuerpo humano si al fallecer se perderá para siempre tal vez una obra de arte?

Y a propósito de la piel humana, queda claro que hay tipos y color de piel a la que sí le quedan los tatuajes, pero en las pieles morenas oscuras, no luce ningún tatuaje.