Numinor: Bullying

Agustín Almanza Aguilar

13 / Abril / 2016

‘Bully’ significa ‘Pendenciero’, ‘Valentón’, Fanfarrón’, y dá la idea de ‘Intimidación’, ‘Amedrentar’; Agredir. Se viene usando en el caso de la violencia que vienen sufriendo algunos escolares por parte de sus compañeros o compañeras, o, a veces, maestros y maestras.

Pero el Bullying no sólo se dá en la escuela, ya que existen muchos casos de violencia, como la sexual, la familiar, así como la electrónica en las redes sociales/internet, la verbal, etc. Y ha habido casos de muerte, en el caso escolar, o el tener que recurrir a la ayuda médica ante los acosamientos insistentes.

Se ha subrayado que tan negativo proceder –enfermizo sin duda- se debe a la falta de atención de los padres y madres de familia para con los hijos e hijas, a la falta de comunicación entre ellos. Un ‘caldo de cultivo’ sería la violencia intrafamiliar, hasta la vigencia de un modelo que construye y estereotipa tipos sociales en los que preconiza la supremacía del fuerte sobre el débil y en la que el éxito personal se relaciona con el dominio, por cualquier medio, sobre los demás. A lo anterior hay que añadirle el clima de violencia que subsiste en el país.

Las comisiones de educación en el Senado y en la Cámara de Diputados llegaron a proponer, allá por el 2014, de manera polémica, el planteamiento de la reclusión de los niños y jóvenes responsables del acoso escolar por períodos de uno a cinco años, en el marco legal para la prevención y el tratamiento de la violencia escolar. Pero eso lo trataron de hacer ya después de la muerte de algunos escolares, y quisieron aparecer como ‘oportunos’ ante el problema, lo cual fue muy criticado; Muerto el niño quieren tapar el pozo Debieron prevenir.

Hay que evitar, ahora, que la medidas a tomar se vayan a centrar en el escarnio y criminización de esos agresores niños y adolescentes. Este espinoso asunto se ha venido limitando a algunos círculos académicos y no se ha abordado en toda su dimensión, desde el ámbito de la política pública. De allí que se deben tomar medidas preventivas, consecuentemente, con el imprescindible reforzamiento del control de las autoridades educativas sobre los centros escolares, y lograr un avance en la comprensión de ese fenómeno desde sus causas originarias, para que se concretice una legislación valedera para evitar la proliferación del fenómeno.

Ahora, el escolar que viene sufriendo este tipo de intimidación, ¿tendrá el valor de denunciar a sus agresores, sabiendo que será de nuevo víctima, ahora de una venganza más cruel?... Dudamos que lo haga, pero si lo hace, ¿qué reacción tendrían las autoridades del plantel? El alumno ya no estaría más tranquilo, por supuesto, y es que sus acosadores seguirían tratando de imponer dominio sobre él. El problema es sumamente grave; hay víctimas que caen en la depresión e incluso han tratado de suicidarse.

Los acosadores son delincuentes, sin duda, y futuras carnes de presidio. Profesores y filósofos llegan a ver esto, en estas coacciones, un reflejo del deterioro de los valores éticos y filosóficos, frente a un modelo político, social y cultural, Neoliberal que privilegia toda forma de individualismo sobre lo colectivo.

Fatal deshumanización provocada por el sistema globalizado que viene imperando en el orbe.

GARAJE: ¿Usted no fue alguna vez víctima del Bullying, o, peor, acosador sádico?...