CON PRECAUCIÓN: La puerta falsa

Por Sergio Mejía Cano

19 / Abril / 2016

Es muy probable que si hay algo que jamás dejará de sorprender a muchos de nosotros es el porqué alguien se quite la vida, y si bien será una pregunta posiblemente de toda la vida para la mayoría, también debemos estar conscientes de que no estamos exentos para decir que de esa agua no hemos de beber, porque como dijo Antoine de Saint-Exupéry en El Principito: uno nunca sabe.

Se podría decir y hasta entender un poco que por ejemplo una persona anciana, a la que achacan infinidad de enfermedades y que ya no se puede mover por sí misma y que ya no tiene quién lo cuide y atienda, y que no tenga ninguna entrada de dinero y no pueda salir a la calle a pedir algo de comer a los vecinos o a quien pase por su casa-si es que tiene- o donde habita, pues quizá, aunque no se apruebe, en algo se podría justificar que se decida a abandonar este mundo por la llamada puerta falsa, como comúnmente se dice; sin embargo, jóvenes menores de 20 años de edad, sí que en verdad es aún más incomprensible; pero nadie sabe y nadie supo el porqué de su determinación más que ellos mismos. Y obviamente siempre quedará la duda de por qué decidió un jovencito o jovencita suicidarse teniendo quizá toda una vida por delante.

Entre conocidos, amigos y familiares que platicamos al respecto, si bien hay quien niegue que en alguna ocasión le dieron ganas de abandonarnos voluntariamente, al sincerarse reconocen que sí, que hubo una vez en que pensaron en eso, pero que afortunadamente solo había sido un pensamiento y hasta ahí. Claro que en la plática surgen las penas de amor, sobre todo en la etapa adolescente en que creemos que se nos acaba el mundo si nuestra chica o chico ideal no nos hizo caso. También sale a flote el que más de uno ya alcoholizados nos creímos Súperman y que podíamos volar o aventarnos de un vehículo en movimiento o de que podríamos vencer a más de cuatro en una bronca o ya en el extremo, por algún regaño familiar y dizque para hacer sufrir a nuestros padres y familiares cuando nos vieran tendidos y por no habernos cumplido nuestros caprichos, etcétera; claro que no es lo mismo pensar en el suicidio en estado etílico que estando en sus cinco sentidos de lo más sanos posibles, porque entonces sí que sería preocupante el pensar en quitarse la vida estando alguien consciente.

Así que solamente los que se han suicidado supieron el porqué de su fatal decisión, obvio que si dejan una carta póstuma señalando las causas de su determinación, pues ni modo; pero quienes se van sin decir adiós a nadie y siendo que los habían visto momentos antes de lo más felices y que su comportamiento no daba a entender que fuera a atentar contra su vida, y al rato ya no existe. Claro que también ha habido gente que se ha quitado la vida, que desde días antes de su suicidio ya daba señales de tristeza, de que no las traía todas consigo y comenzaba a preocupar a sus familiares y conocidos, pero que no pensaban que fuera a llegar a tan grave determinación.

Por supuesto que también están las personas que padecen algún tipo de depresión anímica de quienes se dice, podrían ser las más propensas al suicidio. Y a propósito de esta tipo de gente, tengo un familiar que padece este síntoma, al que le llega la depresión por etapas y en ocasiones hasta las supera con creces, es decir, se pone eufórico, muy alegre, lo que según su sicóloga afirma que también es otro de los síntomas, porque se va de un extremo a otro; y de acuerdo a esta sicóloga que trata a mi familiar desde hace bastante tiempo, nos ha dicho que por más que le hablemos de que la vida es bella, que vea qué bonito está el día, que lo llevemos al Mar, al campo, a la montaña, etcétera y que le señalemos las bellezas naturales, la persona deprimida nunca nos hará caso de todo eso que le digamos, pues está encerrado en su mundo y que cosa curiosa: lo goza enormemente y más cuando se siente o se hace la víctima de que no está siendo comprendido, por lo que al encerrarse en su mutismo a veces sin contestar nada de lo que se le pregunta o dice y sin participar en una plática más que con monosílabos, según su sicóloga es mejor no forzarlo, que poco a poco tendrá que salir de su encierro mental; y sí, con los medicamentos proporcionados se ve que poco a poco sale de su depresión, aunque no del todo.

¿Y los que se suicidan por supuestamente no encontrar otra salida a sus problemas por haber perdido su fortuna y sentirse en bancarrota y no encontrar más remedio que escaparse de este mundo por la mentada puerta falsa?