Numinor: -El alcoholismo en la farándula- La última y nos vamos, compadre

Ángel Agustín Almanza Aguilar

26 / Abril / 2016

Leíamos sobre la vorágine, ese impetuoso torbellino de vida que llevan las gentes de la farándula (los ‘artistas’, los actores y las actrices, los cantantes, toda esa balumba, todo ese conjunto de seres que se mueven en ese ambiente), que nos revelaba el mundo de la droga, como en Hollywood, incluso en los pasillos de las grandes televisoras de nuestro país, y nos topamos con una información de alcohólicos anónimos publicada, por lo cierto, en una revista de TV-Novelas, donde se lee que varios ‘famosos’, Nos cuentan el infierno que vivieron por culpa del alcoholismo, que los llevó a la ruina económica, el desastre sentimental, depresiones, y a algunos ¡hasta el borde de la muerte! Y nos dicen cómo dejaron el vicio.

Allí aparecen José José, Héctor Suárez, Imelda Miller, Sergio Ramos el ‘Comanche’,

Carlos Bonavides, o el ‘Flaco’ Guzmán’. Con el fin de complementar el artículo anterior, ‘El alcoholismo, enfermedad preocupante’, damos a conocer lo que dijeron.

José José: Mi vida fue un infierno y no quería darme cuenta de lo que me pasaba. Bebí mucho, todos lo saben. Ahora solo espero disfrutar de esta hermosa sobriedad, de estar vivo, lleno de amor. Tengo una esposa increíble, unos hijos adorables e infinidad de amigos, ¿qué más puedo pedir? Viví cosas muy difíciles que no se pueden olvidar, pasé por una enfermedad muy cruel que acaba con las personas, con los amigos, con la carrera. Había días en que estaba totalmente perdido; siempre decía que lo iba a dejar, pero la necesidad era mayor. Me costó mucho salir adelante, y lo más bonito es contarlo después, porque el alcoholismo te aprisiona. ¡Y qué bueno que habemos muchas personas que alcanzamos la libertad!

Héctor Suárez: Creo que un alcohólico como yo todo lo llena de estiércol. Entré a una carrera alcohólica vertiginosa, esto me llevó a muchos problemas familiares. Bendito

Dios, como alcohólico fui lo suficientemente hábil para que mis hijos jamás me vieran tomado. El alcoholismo de cada persona es diferente y es un infierno. Provoqué muchas separaciones en mi casa, por mi conducta y m manera de beber. Me sentía muy mal y entré a alcohólicos anónimos; me costó trabajo mucho. Ahora mi vida es distinta, en estos momentos soy la consecuencia de todo ese camino andado. No reniego de nada, creo que tengo y me sucede lo que merezco. He cometido errores, pero gracias a Dios ya estoy bien.

Imelda Miller: Todo el público sabe que soy alcohólica, que estuve 14 años sin beber e incluso hice una campaña de Alcohólicos Anónimos; pero después, desgraciadamente, enfrenté problemas muy grandes y serios, y me sentía sola. En diciembre tuve un enfrentamiento con Dios, preguntándole por qué había vuelto a caer en el alcoholismo; le falté el respeto y entré en depresión tremenda. Así que me acerqué al cristianismo. He ido a reuniones que no puedo evitar y ahora el vino ya no se me antoja; en la casa no hay botellas. El alcoholismo es una cuestión muy dura, un vicio, una enfermedad. Nosotros los alcohólicos tenemos una alergia en el cuerpo que debemos aprender a manejar con la mente; no pensamos en nosotros y es cuando vienen los problemas.

Carlos Bonavides (‘Güicho Domínguez’): Son ya 40 años de alcoholismo. He dejado de tomar por muchos años, pero recaigo. Hace poco tuve otra crisis de éstas; estoy luchando Sé que he cometido errores, el alcoholismo es muy cab Acepto que soy alcohólico, que tengo un problema y que estoy luchando por superarlo. Sufro y hago sufrir mucho a los demás con esta enfermedad, porque es como si tuvieras cáncer. Sé que la forma de curarse es dejar de beber, pero ahí está lo duro, no basta con admitirlo y ver que estamos mal es una terrible enfermedad.

Alcohólicos Anónimos, la solución El alcoholismo es una enfermedad progresiva y, muchas veces, mortal, sin embargo sí se puede curar, detener, con suma voluntad y temor a Dios.

El alcohólico –es bien sabio- pierde el control hacia la bebida, originando reacciones y comportamientos negativos que ponen en riesgo su salud física y mental, así como su relación familiar y social. En exceso puede provocar cirrosis hepática (destrucción del hígado), enfermedad considerada la tercera causa de mortalidad en la población urbana, de los 25 a los 65 años.

Para dejar de beber hay que reconocer, primero, el problema, enfrentar los hechos y recibir ayuda en los centros de rehabilitación, como los son ‘Alcohólicos Anónimos’. El objetivo es permanecer siempre sobrios.

Esperamos que estos artículos sirvan de algo a muchos. Así sea.

GARAJE: Dijo la Lucía Méndez que cuando se fumaba un ‘churro’ de mota platicaba con el mismísimo Dios. Es el tema de nuestro siguiente ‘Numinor’.