Cuestión: La contienda por la rectoría de la UAN

Marco Vinicio Jaime

23 / Mayo / 2016

La Universidad Autónoma de Nayarit (UAN), es ya escenario desde el pasado martes 18 del presente mes, de la contienda por la sucesión rectoral, luego del correspondiente registro de candidaturas -según lo establecen las reglas y calendario de la convocatoria- a fin de contrastar las propuestas de los aspirantes ante la comunidad universitaria hasta el próximo 28 del presente mes, 24 horas antes de la elección del nuevo Rector en el seno del Consejo General Universitario.

Así, a partir de ese día, fueron patentes dos importantes fuerzas: la que encabeza el reconocido catedrático de la Unidad Académica de Administración, Jorge Ignacio Peña, el cual cuenta con el respaldo de dos de los tres sectores de la casa máxima de estudios, a saber SPAUAN, que aglutina a los catedráticos y del estudiantil FEUAN; y por el otro lado, la del Doctor en Derecho, Humberto Lomelí Payán, que es arropado a su vez por el sector del Sindicato de Empleados y Trabajadores de la Universidad Autónoma de Nayarit (SETUAN), que lidera el experimentado sindicalista y Legislador local, Luis Manuel Hernández Escobedo, al que se le suman ex rectores y ex líderes del propio sector estudiantil.

En consecuencia, el primero, ha emprendido una fuerte campaña de acercamiento -a la que ha dedicado un espacio estratégico de difusión con los maestros y alumnos en las distintas unidades académicas de la universidad, a fin de presentar su proyecto de trabajo, y constatar de primera mano, las carencias existentes en cada cual, a fin de dar lustre a sus eventos con la recepción protocolaria de peticiones, quejas y sugerencias, y hasta de las vivas y porras de los representantes de los sectores antes mencionados que simpatizan con su candidatura, y que acompañan con constancia en los recorridos proselitistas. Esto frente a la otra campaña, impulsada también con fuerte tino interactuante, a la que se denominó: De la dignidad, que se basa en el contacto en corto, en directo e in situ, y sin el aparente eco mediático propio de una coyuntura de tiempo y circunstancias de discreción.

Así, para Nacho Peña, cuyo lema: Por la universidad que queremos, el diálogo con todos los actores universitarios es prioritario, en pro del impulso de proyectos concretos para solucionar demandas de mejora y desempeño docente, y las condiciones de aprendizaje de los estudiantes, ello a la par de la gestión eficiente y abierta para sanear las finanzas universitarias.

En este marco, ha quedado claro un factor común, de acuerdo a lo dicho por el mismo Nacho: la falta de infraestructura y de contacto directo y permanente con toda la universidad -en especial con lo que no se encuentra dentro de la circunscripción del campus tradicional de la Ciudad de la Cultura de la capital nayarita - que impacta sobresalientemente en el desempeño docente y en el aprendizaje de los estudiantes, lo que es en sí, el pilar sobre el que descanse la razón de ser de la Universidad: el proceso de enseñanza-aprendizaje en aras de la adquisición de saberes y competencias para la vida y retos contemporáneos. Sin este elemento, todo lo demás carece de sentido; una universidad con sentido estricto de formación de calidad, que incide e impacta en su entorno local, regional y nacional, construye un legado imperecedero, y en este caso, si se llega a sanear la crisis financiera de la UAN, de tal suerte que el recurso alcance para cubrir las carencias infraestructurales, de los docentes, de la apertura y facilidades para garantizar el progreso de las presentes y venideras generaciones, así como del resto de las áreas mediante las cuales la institución se comunica al interior y extra muros, y se vincula en serio con la sociedad, se habrán sentado las bases para el cometido.

Nacho Peña pues, y el resto de los aspirantes, poseen un reto sobresaliente desde ahora: la transversalidad, que es la coordinación absoluta, reproducción eficaz, congruente y eficiente de sus acciones en un marco de continua sincronía de parte de toda la estructura, y en el enlace eficaz de la comunicación, que parte a su vez del principio que propugnó el jurista austriaco Kelsen: el compromiso recíproco, ya que la democracia, según explica, no puede reducirse al mero principio de que la mayoría decide, si no que la política democrática busca, ante todo, que las decisiones públicas —precisamente las decisiones políticas que nos afectan a todos— resulten del acuerdo más amplio posible.

Por hoy, el candidato que ha comprometido solución asimismo al problema de los docentes que están en la lucha diaria, al igual que los que ya no están en las aulas y no esperan menos que un retiro digno (jubilación) de parte de la institución a la que entregaron gran parte de su vida, requerirá indiscutiblemente de una ecuación que en su momento dio grandes resultados a hombres cuya trascendencia fue precisamente la reingeniería, como el ex presidente Adolfo Ruiz Cortínez; dice de él, el reputado historiador y periodista Enrique Krauze: concebía su trabajo como el de un buen administrador: poner orden, cuantificar necesidades, establecer prioridades, delegar en personas competentes, llevar seguimiento del proceso, verificar resultados Ruiz Cortínez se caracterizó por la atingencia de sus medidas y la sensatez de sus proyectos. Si Nacho Peña, partió entonces hacia la búsqueda de ese objetivo, precisamente de la Unidad Académica de Administración, en su propia raigambre lleva la responsabilidad de estructurar una oferta de iguales dimensiones. ¿Se Logrará pues la meta de ordenar la Casa -máximas de estudios- para beneficio de los universitarios y de todos los nayaritas?