Numinor: Los Sanadores Charlatanes

Ángel Agustín Almanzta Aguilar

26 / Agosto / 2016

La mujer entró, discretamente, al departamento aquél de la colonia Roma, en la ciudad de México; iba a entrevistarse con un ‘terapeuta sanador’, de nombre Héctor Martínez Huitzil. Las citas eran una vez a la semana y el ‘especialista’ la sangraba con 450 por sesión (¡oh señor, señor, señor!). Hora y media duraba el show esotérico-mágico, aunque a veces había ‘pilón’.

Ella buscaba sanar sus conflictos internos, en este caso amorosos. ¡Andaba desesperada por la ausencia de su galán, y le urgía tenerlo ya en sus brazos para que le llenara ese existencial ‘hueco’, que sólo él sabía cómo hacerlo!

El chamán había sido recomendado por un amigo suyo, y allí estaba ella de nuevo, en el departamento aquel, tocando la puerta con suma ansiedad. La interrelación con aquél enamorado había dejado huella en su alma, y la grieta, la herida de la separación aún supuraba eróticos recuerdos: ¡el fuego de una pasión enloquecedora!

El chamán no utilizó sustancia alguna, sólo el sonido de un tambor y cuentos tibetanos. Sus técnicas eran la recuperación animal de poder, en la que se invocaba a una bestia, que todos traemos dentro, y es una conexión con la fuerza, conocimiento y protección, decía el brujo loco. También manejaba la adivinación, por medio de la cual se revela el futuro -¡pobres Profetas del Antiguo Testamento!-, siendo ese hechicero de caricatura el mero mero mediador entre los espíritus y las personas. Otro juguetito de peste gurú de plastilina era lo que llamaba extracción, por la cual se quitaba el dolor y la enfermedad espiritual, localizada en alguna parte de la persona. Asimismo garantizaba la recuperación del alma, quitando traumas graves, o de accidentes, abusos, enfermedades; vá en busca de las partes del alma y las trae de regreso (¡?); es ‘psicopompo’ –que no es nombre de ritmo cubano, conste-, es decir, conductor de almas, ayuda a los muertos, lo mismo que a los vivos Como vemos, Jesucristo le quedaba corto a este charlatán, de los que abundan como marabuntas, como el caso de los vividores de la fé que se escuchan por la radio.

La mujer comienza a gritar eufóricamente y ello se escuchó más allá del consultorio del ‘karma instantáneo’. El chafirete merlinesco había llamado a los espíritus del alto y bajo astral, a los de compasión que existen en el universo, y la muchacha comenzó a sentir una especie de liberación de sus opresiones, quitando sus miedos o ‘cargas’ llevados al llegar a la sesión, y se despejaba correctamente su mente y espíritu ¡se sentía maravilla’, la mujer maravilla!

SE le había cebado el casorio, y a los dos meses de conocerse ya las había dado, se embarazó, pero perdió al bebé, El ‘hueco’ seguía sin ser llenado

El sonido de los tambores tibetanos no para. Luego viene la lectura de sus ‘cartas astrales’, que determinan su personalidad, y se ven las fechas especiales para la toma de decisiones importantes. Para ella esas experiencias chamanicas fueron muy fuertes, en realidad. Hoy está leyendo mucho libros sobre ángeles ahora que, ¿cuánto tiempo durarán las sesiones? Es claro que todo apunta y topa en dinero. ¡Negociazo!

A la nena se le despertó el interés por lo místico y lo espiritual, gracias al chamán.

Consideramos que olvidé aquellas palabras de Jesucristo: A nadie llaméis maestro, o bien lo de la advertencia de los falsos profetas (Mateo XXIII, 8-10; VII, 15, y XXIV, 24).