Numinor: El Testamento de Pito Pérez (Segunda y última parte)

Ángel Agustín Almanza Aguilar

06 / Septiembre / 2016

Lego a la humanidad todo el caudal de mi amargura. Para los ricos, sedientos de oro, dejo la mierda de mi vida. Para los pobres, por cobardes, mi desprecio, porque no se alzan y lo toman todo en un arranque de suprema justicia. ¡Miserables esclavos de una iglesia que les predica resignación y de un gobierno que les pide sumisión, sin darles nada a cambio! No creí en nadie. No respeté a nadie, ¿por qué? Porque nadie creyó en mí, porque nadie me respetó. Solamente los tontos y los enamorados se entregan sin condición.

¡Libertad, igualdad, Fraternidad! ¡Qué farsa más ridícula! A la libertad la asesinan todos los que ejercen algún mando; la igualdad la destruyen con el dinero; y la fraternidad muere a manos de nuestro despiadado egoísmo.

Esclavo miserable, si todavía alientas alguna esperanza, no te pares a escuchar la voz de los apóstoles: su ideal es permanecer en lo alto, aún aplastando tu cabeza. Si Jesús no quiso renunciar a ser Dios, ¿qué puedes esperar de los hombres?...

¡Humanidad, te conozco; he sido una de tus víctimas! De niño me robaste la escuela para que mis hermanos tuvieran profesión; de joven me quitaste el amor, y en la edad madura, la confianza en mí mismo. ¡Hasta mi verdadero nombre me despojaste para convertirlo en un apodo estrafalario y mezquino: ‘Hilo Lacre’!

Dije mis palabras, y otros las hicieron correr como suyas; hice algún bien, y otros recibieron el premio. Tuve amigos que me buscaron en sus días de hambre, y me desconocieron en sus horas de abundancia. Cercándome las gentes, como a un payaso, para que las hiciera reír con el relato de mis aventuras, ¡pero nunca enjugaron una de mis lágrimas!

Humanidad, yo te robé unas monedas mis vicios te escarnecieron. No me arrepiento, y al morir, quisiera tener fuerzas para escupirte en la faz todo mi desprecio.

Fui ‘Pito Pérez’: ¡una sombra que pasó sin comer, de cárcel en cárcel! ‘Hilo Lacre’: ¡un dolor hecho alegría de campana! Fui un borracho; ¡nadie! Una verdad en pié: ¡qué locura! Y caminando en la otra acera, enfrente de mí, pasó la honestidad de decoro y la Cordura su prudencia. El pleito ha sido desigual, lo comprendo; pero el coraje de los humildes surgirá un día el terremoto, y entonces, no quedará piedra sobre piedra.

¡Humanidad, pronto cobraré todo lo que me debes!...

ANCLA INSULAR: Como podemos ver, este testamento lleva ideas revolucionarias, y expresiones y conceptos muy bien pensados, por lo que nos inclinamos a definir que es una posición filosófica del propio José Rubén Romero, de esto ya lo advertimos por el investigador y periodista Martín Álvarez (Vide Supra). Un último dato: José de Jesús Pérez Gaona era originario de Santa Clara del Cobre, Michoacán, y la calle donde nació lleva –no sé si todavía- el nombre de Pito Pérez.