Cuestión: En retrospectiva...

Marco Vinicio Jaime

19 / Septiembre / 2016

La memoria es la biblioteca de la inteligencia.

-Julio Scherer.

Dice un viejo y conocido adagio que: recordar es vivir, pero también no hay duda de que en retrospectiva, analizar el tiempo transcurrido comporta grandes lecciones que amplían la visión sobre lo que acontece y fomenta bases firmes para prever y construir favorablemente de cara al futuro.

No obstante, cuando sucede lo contrario, y no se alcanza a entender tiempo y circunstancias vigentes, y por consecuencia se recurre a la acción inmediata sin tomar en cuenta los efectos desde el corto y para el mediano y largo plazo, y únicamente se ven los capítulos neurálgicos como un mero recurso tradicional de obligada reproducción mediática, es que surgen inevitablemente los problemas, muchos de ellos irreversibles.

Así, en ese marco sí cobra mayor sentido el concepto de que la historia es cíclica, y cada determinado periodo se generan cambios abruptos en el devenir de los pueblos; sin embargo, quizá se trate en parte de un problema de confianza excesiva que impide actuar de continuo y con transversalidad en pro del objetivo programado.

Tal situación puede que aplique y explique un poco a lo que está ocurriendo en estos momentos en el país, cuando no pocos de los que en su momento recibieron la encomienda de sumar, edificar y ser garantes de un futuro de mayores y mejores oportunidades, sucumbieron a contrapelo en la tentación -principalmente correligionaria- de trabajar para su propio bienestar, tras haberse mareado en su propio ladrillo.

De conformidad, justo 24 horas antes del inicio de la presente administración federal, el día 30 de noviembre del pasado 2012, quien esto escribe tuvo la oportunidad de aportar un breve análisis de lo que deparaba, y lo que pudiera haber servido -junto a las innumerables aportes que sin duda también se expusieron sobre la mesa en lo sucesivo, de buena intención- para emprender la lucha en el mejor de los términos. Veamos:

El PRI de vuelta en los Pinos

epic, Nayarit; 30 de noviembre de 2012.-El Partido Revolucionario Institucional (PRI) está de regreso en los Pinos, después de una ausencia de 12 años tras haber perdido en el año 2000, la Presidencia de la República a manos del Partido Acción Nacional (PAN). Vuelve a partir de hoy sábado 1 de diciembre al poder en los términos contemplados en el artículo 83 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, bajo la conducción de Enrique Peña Nieto y un importante equipo de colaboradores en el que seguramente se destacará, a decir por lo que se pudo apreciar desde el proceso de transición mismo, el entreveramiento generacional, y con mayor influencia todavía, del aporte cognitivo –directo e indirecto- de no pocos caballeros de la ‘antigua república’.

El mensaje fue claro desde un principio: se emprenderá la refundación del otrora régimen que pueda contar con toda la estructura jurídica, política, económica y social que le permita gobernar de nueva cuenta por lo menos durante los próximos 80 o 90 años.

El Nuevo PRI del presente 2012, como así lo han calificado sus integrantes, esperó y trabajó intensamente para ver este momento: el desatar de las alas del águila para un nuevo y vigoroso vuelo, según se anunció meses atrás en diferentes foros estratégicos del país, invocando a la historia y la memoria del esplendor tricolor, a fin de introducir un vislumbre de lo que se perseguirá con todos los medios disponibles.

Y así, apelando a la historia, hubo un momento símil en el devenir político-gubernamental del país: el sexenio de Adolfo López Mateos, a quien el historiador Enrique Krauze considera con gran ingenio el gerente de relaciones públicas de una gran empresa que iniciaría con Miguel Alemán Valdés, tras de establecer el parteaguas del caudillaje revolucionario a la modernidad, refinándose con el excepcional administrador Ruiz Cortinez y en lo sucesivo terminar precisamente con otra gran etapa divisoria: refundar el imperio y poner a México en el mundo, y el mundo en México vía la obra del que buscó la magnanimidad: el Presidente orador.

Dice Krauze: Se atribuye a López Mateos un cuento: ‘durante el primer año la gente te trata como Dios y la rechazas con desprecio; el segundo te trata como Dios y no le haces caso; en el tercero te trata como Dios y lo toleras con incredulidad; en el cuarto te trata como Dios y comienzas a tomarlo en serio; en el quinto te trata como Dios y no solo lo crees: lo eres’ .

En tanto, prosigue el historiador: El saldo político del quinto año de gobierno le daba pie a López Mateos a sentirse Dios. Había pasado casi indemne una prueba de fuego. En el primer círculo del sistema, la subordinación se había reforzado: el ejército comprobada su lealtad, los caciques pasaban a la historia, los obreros y campesinos se alineaban a la consigna del ‘pan o palo’, los diputados, senadores, gobernadores y presidentes municipales seguían obedientemente subidos al ‘carro completo’. En el segundo círculo parecía haber arrestos de insubordinación, pero a la postre todo cambió para seguir (casi) igual: los empresarios reconciliados, la Iglesia tranquila, la prensa casi toda servil, muchos intelectuales afiliándose (de manera abierta o vergonzante) al PRI. En el tercer círculo, incluso el PAN parecía complacido con la reciente reforma electoral. Sólo en las nuevas zonas de la izquierda (la cultura, las universidades públicas y los sectores de la Iglesia comprometidos con la ‘opción por los pobres’) se gestaba un movimiento opositor al sistema tan radical como el cristero o sinarquista, pero inspirado esta vez no en el grito de ‘¡Viva Cristo Rey!, sino en el triunfo de la Revolución cubana.

Por consiguiente, al igual que López Mateos, Enrique Peña Nieto tendrá un reto de proporciones considerables, tomando en cuenta las condiciones sociopolíticas que se le heredan, a efecto de establecer el nuevo orden priísta con el menor de los costos políticos, pues se requerirá de extraordinaria destreza y oficio para la renovación de las instituciones, pasando por el poderoso sindicalismo magisterial, petrolero y fuerzas de izquierda que no están dispuestas –de momento- a la negociación fácil; asimismo ganarse un buen lugar en la historia con su propia nacionalización de la industria eléctrica o, expropiación petrolera de Cárdenas (Lázaro), se exigirá de algo más que los métodos tradicionales para mantener el respaldo del sector popular: una real y efectiva comunicación política, que haga factible con beneficios tangibles en cada rincón del país, la unidad de un pueblo que pueda ver cristalizados sus anhelos –no los de la clase política- de justicia e igualdad social; conquista en las que los medios de comunicación, y en particular sus nobles representantes, los periodistas, jugarán un papel esencial.

En este último renglón, cabe mencionar, no todos los que en su momento juraron ser comprometidos soldados para coadyuvar con el proyecto, cumplieron. Y la labor armónica de gobernadores, alcaldes y legisladores afines será estrictamente esencial para alcanzar a cubrir las metas descritas. Hoy, a un año de gobierno de algunos de estos, el poder parece haberlos indigestado quizá por su escasa preparación, cayendo en la arrogancia de intentar imponer por medios por demás rústicos e ilegales su particular nuevo orden, y evidenciando de esta manera, muy temprano, una versión totalmente tergiversada del nuevo PRI: nepotista, autoritario, beligerante, revanchista, excluyente y sectario. Bastaría con una investigación a fondo y objetiva en algunas entidades gobernadas por tales cuadros -sin que medie ya el maquillaje oficial-, para dar cuenta de los daños en comento; sería sano para la consecución de los propósitos del nuevo gobierno federal, que comienza sin duda alguna con grandes expectativas. Se tendrán indiscutiblemente herramientas de gran calado como la Ley General de Contabilidad Gubernamental, para lograr que el gobierno sea concebido ya como lo que siempre debió ser: del pueblo, por el pueblo y para el pueblo; para que la transparencia sea una obligación no solo para la oposición, sino también para los amigos, puesto que si son amigos, son los primeros que deben ayudar al amigo haciendo bien las cosas, no abusar ni utilizar esa supuesta amistad como un manto de impunidad.

La realidad del país, interrelacionada a su vez con los vaivenes del plano internacional, exige de audacia para conducir el barco a buen puerto, donde la suma y la conjunción de esfuerzos no sea solo un discurso de buenas intenciones, sino las acciones de un régimen comprometido de veras con el derecho colectivo de vivir en paz.

Se viven pues, momentos determinantes, ¿se tomarán las decisiones correctas? De ser así, el pueblo lo reconocerá, que si no, lo demandará.

Hoy, a cuatro años de distancia, es un hecho que los resultados tomaron un rumbo totalmente distinto al que pudo haber sido en beneficio de las mayorías, desde el centro y en provincias, y de provincias y hacia el centro; el marcado hastío ciudadano contra un preocupante analfabetismo político, democrático, cultural y comunicacional supera con mucho el monólogo provincial del todo está muy bien en unidad. ¿Qué hará finalmente la diferencia y cómo se recobrará el derecho de vivir en justicia y paz?