Sonia Partida: no soy una víctima, mis caídas han sido mis fortalezas

* Prácticamente un símbolo del Instituto Electoral, esta mujer trabajó más de 20 años en la oficina de Comunicación Social hasta que se le encontró un pecado: no tener título profesional. Y la cesaron, sin la correspondiente indemnización.

19 / Octubre / 2016

Por Oscar Verdín Camacho

Cuando Sonia Partida Plata tenía unos siete años, su papá la tiró a la pila natural de un arroyo con agua helada, en la sierra de su natal municipio de Huajicori. Ponía a prueba el temple de su hija que como pudo llegó a la orilla.

58 años después, reflexiona:

Así salgo de todas. Un problema no es un problema. No soy una víctima. Estoy hecha para eso y más. Mis caídas han sido mis fortalezas. Soy todoterreno

De la infancia agrega cuando su familia se mudó a Acaponeta y tenían una tienda de abarrotes: ese madrugar para ir al mercado y surtir el negocio, ese empaquetar el jabón de polvo, el frijol, el arroz.

Por eso soy trabajadora, así fui hecha. No le tengo hueva a nada y no me gusta la gente floja.

El miércoles 12 y como lo hizo otras veces, Sonia se levantó en la madrugada para preparar desde el guacamole, la salsa, picar la fruta, estar pendiente de cuanto hiciera falta porque unas horas después en el Instituto Estatal Electoral (IEE) se ofreció un desayuno-conferencia de prensa.

Trabajaba como si fuera su primer día y quería que todo saliera bien. La respuesta fue inmejorable. Asistieron más de 40 representantes de medios de comunicación y por la tarde se dio tiempo para solicitar a directivos que el comunicado fuera considerado, incluido en periódicos, páginas de Internet, televisión.

Fue su entrega hasta el último momento porque dos días después estaba fuera del IEE, luego de más de 20 años de trabajo. Era la jefa de Comunicación Social y prácticamente un símbolo del Instituto Electoral.

En una oficina sin mayores recursos, la efectividad la basó en la fina atención, en estar pendiente de cuanto reportero ponía un pie en el IEE, en salir a las calles con un bote en mano y solicitar ayuda para la atención médica de algún periodista enfermo.

Durante los tantos procesos electorales que le tocó atender, iba y venía por oficinas y pasillos, revisando que todos los medios pudieran cumplir con su función y sin distingo alguno.

A mis 65 años soy afortunada. Intenté hacer bien mi trabajo, al 100 por ciento y le añadí un plus y lo disfruté. Cuando puedo echarle la mano a alguien, lo hago y sin buscar que me lo reconozcan. Me gusta la solidaridad porque siempre hay que verse en los zapatos de otros. Uno nunca sabe.

Me quedo con las muestras de cariño de todos los periodistas porque nunca salí mal con nadie. Hoy debería estar triste, pero no. Estoy orgullosa, satisfecha, contenta, feliz porque saqué adelante una oficina de prensa y sin dinero.

Como dijo un poeta: ‘si se me cierra una puerta, abro otra. Y si se cierra, yo hago otra’. Que rico es darme cuenta que tengo vida, porque ya estaba viviendo con una lápida en la espalda.

Y si se le escapan un par de lágrimas es cuando hace referencia a su familia. Tiene cinco hijos.

Pero la salida de Sonia no incluyó un aspecto importante: su correspondiente indemnización. Y se pregunta cómo es que el Instituto Electoral, que vela por la democracia, la transparencia, falte a esa obligación y vaya a tener que presentar una demanda laboral.

Y además, completa, a sabiendas los consejeros de que desde 2008 se le diagnosticó un serio problema de salud en el hígado y, después supo, los médicos le daban seis meses de vida.

Lo económico es lo que me tiene un poco incómoda, porque yo vivo de mi trabajo. Es lo que me da tristeza, tener que pelear mi indemnización.

El pecado de Sonia Partida para quedar fuera del IEE fue no contar con título profesional. La sugerencia de unos consejeros para que continuara con su función, aunque oficialmente en otro cargo, no fue aceptado por otros consejeros, u otras.

Comenta a este reportero:

Ya les estoy agradecida por su obstinación para mi salida. Había una violencia de género contra mi. No estoy para trabajar bajo estrés, ni presión, en ambientes tóxicos. Tengo vida y estoy para disfrutarla. Lo que no me gusta que me lo hagan a mi, no se lo hago a nadie.

Por ahora, Sonia busca otros sueños.

Cuenta que si el 2008 la marcó por el padecimiento en el hígado, quiere incursionar en la medicina alternativa.

Nunca he tomado una pastilla de farmacia. Cero. Conocí a nueve gentes que tenían lo mismo que yo y ya murieron. Por eso hoy digo: ¡cómo no agradecer a la vida si me iba morir en el 2008!.

Partida Plata agrega que a lo largo de su vida ha luchado contra sus demonios.

Quizás para algunas gentes soy una mujer con careta dura, pero atrás puede haber una mujer generosa y humilde. Y de la adversidad trato de hacer mi fortaleza. Me voy satisfecha y no tengo más que decir: gracias

Y por cierto, ahora como a sus siete años, le sigue gustando bañarse con agua helada.