Para dar lástima el servicio de taxis de Santiago

24 / Octubre / 2016

Por José María Castañeda

Santiago Ixcuintla.- Mucho se ha dicho del incremento al precio de tarifas de los taxis en esta cabecera municipal, donde el tema es que tanto los permisionarios como los taxistas se echan la bolita unos a otros sobre el aumento de 15 a 20 pesos por el servicio.

Sin embargo lo que no se ha dicho es que los automóviles del sitio no representan la seguridad del usuario, porque sencillamente los permisionarios no modernizan sus automóviles, prueba de lo anterior son sus asientos, los que más parecen echaderos de gallinas que funcionales asientos. A principios del mes de octubre me ví en la necesidad de solicitar los servicios de taxi de la señora Erika Covarrubias, para que el chofer me llevara a la plaza del poblado de la Presa, luego que fue ahí donde deje mi camioneta estacionada ya que tuve que salir a la capital del estado a un chequeo médico, y como en Santiago no hay estacionamientos públicos, como ya era costumbre compraba mi boleto en los taxis costa de oro, y esperaba que pasara la combi en la plaza de la Presa, pues bien, ese día solicite el servicio en la terminal de autobuses, ya que me vine en autobús por ya no alcanzar el servicio de las combis, y cuando arrancó el chofer del taxi, me percate que iba con las luces apagadas, por lo que le hice notar el riesgo que teníamos al circular sin luces, el chofer detuvo la unidad le dio dos palmadas golpes a las unidades de luces, y listo, continuamos el viaje. Al arribar al lugar indicado el chofer me cobró 30 pesos, mismos que pague sin objetar nada a cambio, quedándome con la desagradable impresión del mal estado del taxi, cuyos asientos me hacían sentir que iba sentado en la lámina del chasis y no en un asiento acorde al servicio público que deben de ofrecer. En fin los permisionarios de taxis no deben nada más a concretarse a aumentar la tarifa del servicio que ofrecen sino a rehabilitar sus unidades. Y es que todavía recuerdo cuando Lolita Ayala vino a Santiago a cubrir la nota del eclipse de sol, y cuando solicitó los servicios de un taxi, para que la llevaran al Motel Buganvilias, casi se infarta cuando ella llega y se sube a un automóvil en regulares condiciones, cuando va otro chofer y le dice que al que le toca llevarla era al taxi que estaba en punta, no recuerdo si el taxi era propiedad de don Jesús Lepe, o del Dr. Víctor Peña, pero era un auténtico ataúd rodante. Por eso urge pues que se rehabilite la flotilla de taxis de Santiago para poder exigir un aumento al precio de las dejadas.