REDESCUBRIENDO: ¡Hasta Siempre, Comandante!

Por: José Miguel Cuevas Delgadillo

01 / Diciembre / 2016

El pasado viernes 25 de noviembre se dio la noticia: Muere Fidel Castro. El encargado de comunicar el acontecimiento fue su hermano Raúl, quien en comunicado oficial y transmitiendo en vivo dio la triste noticia. Con la muerte de Fidel se nos fue el último gran estadista del siglo XX, un hombre de principios que cometió los pecados de haber nacionalizado la riqueza y haber emancipado al pueblo cubano que hasta 1959 sólo había conocido el yugo español. Fidel, guste o no, además de sus ideales marxistas, luchó siempre por cristalizar los sueños de Bolivar, Martí, Sandino, Lincoln y Juárez de una América libre, unida, igualitaria, y sobre todo con justicia social.

Para mí, fue uno de mis grandes referentes, no sólo por su pensamiento; sino por su obra, su congruencia y su espíritu de resistencia. Aunque algunos analistas lo acusan de violento -como que si nuestro Villa y Zapata no hubiesen disparado en la guerra- él siempre luchó por la paz mundial. Sobre los que lo acusan de antidemocrático ¿Qué nos ha dejado la democracia a los mexicanos? Fidel se va de una Cuba sin desnutrición, con educación, con salud. Sí, con algunas carencias producto de un criminal bloqueo y acoso de los organismos económicos; pero con un mejor nivel de vida que nuestro maltratado México. (Cervantes Valdés, 2016).

Sin duda, el estadista más incomprendido del siglo XX ha sido Fidel Castro. Y es que el mote de revolucionario le dio una connotación despectiva, sobre todo, con respecto a la política exterior de Estados Unidos. Su desdén por la religión y su aparente ateísmo, aunado a sus principios firmes de mantener en pie la revolución cubana, hicieron de Castro un personaje siniestro. Para contribuir un poco en la comprensión justa de un personaje terriblemente juzgado, propongo analizar su vida en cuatro momentos importantes en su carrera de estadista: 1. Siendo revolucionario en el momento mismo que derroca a Fulgencio Batista en 1959. 2. El Castro como reconstructor del nuevo Estado bajo los nuevos parámetros sociales, económicos, políticos y morales. 3. Castro como estadista bajo la guerra fría hasta la caída de la Unión Soviética y el último momento es Castro retirado, reflexivo y abierto al mundo exterior globalizado.

Como revolucionario, Castro se comportó como un auténtico revolucionario marxista para derrotar a un tirano que convirtió a Cuba en el gran burdel para los gringos. Organizado junto con el médico argentino Ernesto Che Guevara de la Serna a quien conoce en México, y regresan a Cuba con el ánimo renovado para dar el golpe final e iniciar el camino de la revolución. Una vez atestado el golpe, Fidel decide encabezar el gobierno e iniciar la construcción del nuevo Estado. Lo más criticado de Castro siempre será sus años en el poder, y es que cuando un líder percibe que debe darle continuidad a un proyecto político y las multitudes lo confirman, se busca con ahínco perpetuarse en el poder. Con el triunfo de la revolución los lazos con la Unión Soviética se estrecharon y la aversión con Estados Unidos se radicalizó, al grado de que el país vecino ordenó a sus aliados un bloqueo económico contra la Isla. México, que siempre han mantenido una relación amigable con Cuba, no aceptó la disposición. A partir de este acontecimiento, Cuba tuvo que enfrentar junto con la Unión Soviética como su principal aliada una economía exterior e interior muy complicada. Llegó el año de 1991 y con él la caída de la URSS, la gran aliada de la Isla. Castro, ya para estos años de convulsión internacional seguía con los principios revolucionarios vigentes, firme en su postura contra la política exterior de los Estado Unidos. Llegado el siglo XXI, Castro estaba desgastado y con la salud mermada, ante este escenario, El Comandante se retiró para pasar sus últimos años en la reflexión personal y la preparación de su legado. En esta última etapa, Castro se abrió al mundo, abrió Cuba al mundo y permitió que el mundo se abriera a Cuba. Las visitas papales fueron un primer gran paso a esa apertura. La libertad religiosa que permitió en los últimos años fue otro gran paso; y que decir de histórica vivita de Obama a la Isla, sin duda, fueron los referentes de que Fidel Castro evolucionó en su pensamiento y práctica política

¡Hasta siempre, Comandante!