Numinor: Hipatia de Alejandría, Brillante científica del siglo IV d.C.

Ángel Agustín Almanza Aguilar

25 / Enero / 2017

Continuamos con el Difícil Arte de ser Mujer y Pensar, ahora con la figura de Hipatia de Alejandría (siglo IV d.C.), que vivió en un entorno ya cristianizado, lo cual habría de interferir en un pleno reconocimiento de la cultura griega en dicha ciudad. Hipatia fue considerada por más de quince siglos como la mujer científica más importante de la historia, hasta la aparición de Madame Curie.

A finales del siglo citado, con la imposición del cristianismo en el imperio romano, los creyentes de la nueva fé consideraban como herejía a la ciencia y a la filosofía, tanto así que el propio patriarca de Alejandría, Teófilo, señaló que los filósofos y los matemáticos deberían ser quemados vivos Hipatia era matemática y astrónoma.

Educada en principio por su padre, se fue después a Atenas y a Italia a perfeccionar sus estudios, asombrando a todos por su brillante inteligencia. A su regreso a Alejandría se dedicó a la enseñanza de la filosofía y de las matemáticas. Los estudiantes viajaban a Alejandría para escucharla y su casa se convirtió en un centro cultural.

Escribió textos sobre matemáticas y geometría para sus estudiantes, libros de comentarios sobre Euclides y Ptolomeo, así como un Canon astronómico. Diseñó un astrolabio para medir la posición de las estrellas, un aparato para destilación de agua, un hidrómetro para determinar la gravedad específica de los líquidos. Uno de sus alumnos, Hesiquio El Hebreo, la describe así: Vestía con el manto de los filósofos, explicaba públicamente a Platón y a Aristóteles a todos los que quisieran escucharla, y los magistrados solían consultarla.

Era considerada pagana, pues, partidaria del racionalismo científico griego, y se había negado a convertirse al cristianismo. Así, cuando Cirilo llegó a ser el patriarca de Alejandría empezó a perseguir a los judíos y paganos. Un ex alumno de ella, Orestes, que era el prefecto romano en Alejandría, le suplicó que se fuera a Atenas o se convirtiera al cristianismo, pero Hipatia se negó a traicionar sus ideales y ello le costó la vida, pues un grupo de monjes ‘cristianos’ fanáticos la asaltó en la calle, a empellones la bajaron de su carruaje, la arrastraron a la iglesia, la desnudaron y con caracoles marinos afilados la tasajearon hasta matarla, luego la descuartizaron y quemaron sus pedazos hasta convertirlos en cenizas Era el año 415 de nuestra era. El patriarca Cirilo, por lo cierto, el promotor de este horrendo crímen (en nombre de la fé católica), a su muerte fue canonizado y venerado en los altares como santo.