El Loco Trump sigue terco de que México pague el muro

27 / Enero / 2017

Así son las cosas, señor secretario de Relaciones Exteriores. Debes estar muy decepcionado. Seguramente pensabas que negociabas con gente seria. Pero, ya está clarísimo, el jefe del equipo con el que has dialogado en estos días, el señor Donald Trump, no es un hombre mentalmente equilibrado. Lo dice la prensa de Estados Unidos.

Te cuento, don Luis Videgaray, que Will Rahn de CBS News, ha escrito un artículo sobre los problemas mentales de Donald Trump y otros presidentes de Estados Unidos.

Como seguramente no has tenido tiempo de leerlo, don Luis, sintetizo ese escrito aquí:

1.- Estados Unidos ha tenido un número de presidentes que probablemente lucharon con alguna forma de enfermedad mental.

2.- Abraham Lincoln, por ejemplo, sufrió episodios de ‘melancolía’ tan severos que hoy casi seguramente se le diagnosticaría depresión clínica.

3.- Richard Nixon y Jack Kennedy tomaron medicamentos psiquiátricos mientras estaban en el cargo.

4.- Algo así podría tener nuestro recién inaugurado, famoso y colorido, a veces errático nuevo presidente, Donald Trump.

5.- Y aunque no hay manera de decir de manera concluyente si Trump está mentalmente enfermo, no pocos de sus detractores insisten en que debe serlo.

6.- Cada vez estoy más convencido de que está loco, dijo Eugene Robinson, del Washington Post,

7.- En el 2015, varios profesionales de la salud mental dijeron a Vanity Fair que creían que el entonces hombre de negocios estaba mentalmente desequilibrado.

8.- La Constitución proporciona un manual sobre qué hacer en caso de incapacidad presidencial.

9.- En la enmienda 25, una disposición del artículo 4 establece que un presidente puede verse obligado a renunciar al poder si se le declara incapaz de cumplir sus funciones.

10.- ... ‘¿Cuál es el alcance del término discapacidad y quién debe juzgarlo?’, preguntó el delegado de Delaware, John Dickinson, durante el debate sobre la enmienda 25.

11.- Es la enmienda más larga adoptada desde la Guerra Civil, pero sigue siendo un poco oscura.

12.- ...en el artículo 4, que nunca se ha utilizado, se estipula cómo un vicepresidente, junto con una mayoría del gabinete, puede informar al Congreso que el presidente es ‘incapaz de cumplir con los poderes y deberes de su cargo’. Si eso sucede, el vicepresidente se convierte en ‘presidente interino’. Las cosas se complican, sin embargo, cuando el presidente no está de acuerdo en que él está incapacitado, decide entonces luchar para permanecer en el cargo e informa al Congreso que está en condiciones de servir. En ese caso, suponiendo que quieran proseguir el asunto, el vicepresidente y la mayoría del gabinete tienen cuatro días para decirle al Congreso que el presidente está realmente enfermo y no puede funcionar en el cargo.

13.- Si eso sucede, el Congreso tiene 21 días después de reunirse para decidir si el presidente está lo suficientemente bien para cumplir con los deberes de su cargo. Una mayoría de dos tercios en ambas cámaras es entonces requerida para remover al presidente y hacer que el vicepresidente sea el presidente en funciones.

14.- Esto es complejo... nadie quiere que un golpe tenga lugar bajo el disfraz del gobierno constitucional. Pero si Robinson y compañía tienen razón en que Trump está loco, es plausible, aunque extraordinariamente improbable... declarar mentalmente incapacitado al presidente de Estados Unidos.

15.- Pero probar que el presidente es inestable sería enormemente difícil. La enfermedad física, por así llamarla, es relativamente fácil de evidenciar. La enfermedad mental es un asunto mucho muy subjetivo.

16. ¿Cómo se demuestra que alguien es psicológicamente deficiente?... Esta es una pregunta sin una respuesta clara en la Constitución, y podría invitar a un escenario de pesadilla, de duelo entre equipos de psiquiatras testificando ante el Congreso, y frente al mundo, sobre la aptitud de un presidente.

Don Luis Videgaray: creo que ayer y hoy has sido testigo privilegiado de la locura del señor Trump. ¿O no es propio de un demente lo que él ha hecho: su agresivo anuncio de que hará el muro, sus palabras amables para con México al anunciarlo y después su fanfarrón tuit de que si el presidente Peña no llega dispuesto a pagar esa obra que ni se presente en Washington?

Esas cosas solo un loco... o un ojete. Y creo, señor Videgaray, que Trump es las dos cosas: loco y ojete.

¿Vale la pena insistir en negociar con él?

Te recuerdo lo que leí en el primer o segundo número de la revista Proceso: que un Manuel de negociación de Harvard sugería al enfrentarse a alguien muy poderoso que el débil esgrimiera sus principios y solo sus principios.

No vale la pena seguir hablando con Donald Trump. Debemos llevar la mirada hacia otros mercados, como los asiáticos y europeos... y bueno, permitir que sean los propios estadounidenses buenos, que abundan, los que saquen adelante la tarea de destituir a su presidente por mentalmente incapaz de gobernar.