Numinor: VIAJES FANTÁSTICOS EN VIEJAS REVISTAS

Ángel Agustín Almanza Aguilar

15 / Febrero / 2017

Ojear viejas revistas en los cotidianos ratos de ocio, y después de haber pulsado algunas bossa novas en la fiel guitarra del garaje-oficina, es entrar en mundos ‘psicodélicos’, topándose con temas absurdos, opiniones locuaces, puntos de vista fantásticos, teorías incongruentes y científicos, e ideas filosóficas que ponen a reflexionar sobre la enigmática realidad que nos circunda y nos contiene. Veamos algo, en este viaje.

La llamada ‘Sabana Santa’, que el Vaticano insiste es auténtica, parece que es –según prueba del carbono 14- una falsificación medieval. Porque se ha venido enfatizando en que el supuesto cadáver emitió un potente haz de rayos gamma que provocó la transformación del nitrógeno en carbono ¿Acaso somos potentes fuentes radiactivas? Como sea, los defensores se aferran al tipo de esa radiación muy especial, algo, pues, ‘milagroso’, y así todo cuadra. ¿Acaso no todo apunta a la posibilidad que sea la imagen verdadera –la real ‘verídica- de Jesucristo?

Otra: la posibilidad de que tengamos un ‘anti-yo’, por aquello de la antimateria. Y es que en la naturaleza existe una profunda simetría que parece básica en todos los campos. Ello es evidente. Ahora, ¿es mera casualidad que la tierra haya sido formada de materia y no de antimateria y es absolutamente posible que ocurra exactamente lo contrario con algunos otros cuerpos celestes, con otros planetas, con otros seres inteligentes?... Pero todo señala que la fuente original de todo el fenómeno cósmico es la energía que, al materializarse –en nuestro caso- se manifiesta en una paridad, una pareja donde la una equilibrada a la ora, cuando la energía se condensa en un punto pero, insistimos, ¿qué existía antes del ‘Big Bang’?...

Las matemáticas, ese gran dolor de cabezas en nuestro bachillerato bien; aunque en los libros de historia se tiene registrado que las ‘series infinitas’, uno delos componentes esenciales del cálculo, son invención de Isaac Newton y Gottfried Leibniz, un equipo de investigadores de la Universidad de Manchester, Inglaterra, lo ha desmentido. Así, según sus estudios, confirmaron que éstas se deben a un grupo de matemáticos hindúes que conformaron en la Escuela de Kerala, en el año 1350, además de establecer el valor del número Pi correctamente con 9, 10 y 17 lugares decimales. Tales conocimientos les fueron transmitidos a misioneros jesuitas instruidos en la materia y le pasarían esta información a Newton. Correcto, teóricamente aceptado, pero, ¿y a Leibniz?

Lo maravilloso de la concepción de un ser humano –de un animal, de una planta-. De millones, sólo un espermatozoide llega y penetra el óvulo, ¿pero cuando y hay gemelos o quintillizos?... Lo que ocurre en el interior del útero; fusión de materiales genéticos sentando la base de una nueva vida. Un proceso rigurosamente ordenado, exactitud biológica. ¿Acaso ese espermatozoide ‘ganador’ llega allí por casualidad?...

Ahora, aquellos animales fantásticos de los antiguos libros y los relatos de os pueblos, bestias que no figuran en ningún tratado de zoología, tales como Ness, el mítico monstruo del Lago Loch Ness, en Escocia, que decían era un plesiosauro. Otra: la bestia de Gévaudan, carnívora, que habría matado a cientos de campesinos (siglo XVIII). Apareció en la provincia francesa de ese nombre, y los mayores ataques ocurrían en los alrededores de Aveyron, al grado que el propio rey Luis XV consideró el asunto de máxima prioridad. Nunca se resolvió el misterio del extraño animal, a pesar de la enorme recompensa ofrecida. Tenemos también al ‘Kraken’, la bestia marina más grande imaginada por el hombre. En realidad se trataba de una criatura proveniente de la mitología escandinava, descrita como un tipo de calamar o pulpo. Uno de los primeros relatos de su presencia se encuentra en la leyenda griega del ‘Scylla’, y, con el nombre de ‘Kraken’ aparece por primera vez en el libro ‘Systema Naturae’. Tenemos al ‘Leviatán’ del Antiguo Testamento (Job XII, 1; Salmos XXIV, 14, y CIV, 26), o al Basilico medieval, una bestia con cuatro patas, alas espinosas, con cara y cabeza de serpiente. En 1206 salió un libro, ‘Bestiario’, de un tal Pierre de Beauvais, donde se leía que el primer Basilico nació a partir de un huevo deforme que fue empollado por un sapo durante nueve años, y era capaz de matar a una persona con su mirada. Se llegó a decir que Alejandro Magno mató una al obligarlo a verse en un espejo, como algo semejante a la Gorgona Medusa ante el escudo de Perseo.

Bueno, pues buenos días o buenas noches; voy a la siesta.