JOSÉ GUADALUPE: EL VAGABUNDO QUE AGRAVIÓ A LA SOCIEDAD POR FIMAR MARIGUANA

* No está casado y no tiene hijos. No revela un domicilio o un trabajo o un teléfono. No existe arraigo en Tepic y sólo se sabe que nació en el estado de Jalisco.

13 / Marzo / 2017

Por Oscar Verdín Camacho

Es el viernes 10 y José Guadalupe lleva puesta la misma camiseta gris que fue descrita en un informe de policías estatales que lo detuvieron tres días antes. Tendrá unos 40 años y su cabello negro no es largo pero está hecho un demonio: hace días o semanas que por ahí no pasa un peine.

¿Qué hacer con un caso como el de José Guadalupe?.

La Fiscalía General del Estado (FGE) lo consignó por un delito contra la salud, al ser encontrado en su pantalón una bolsa de plástico con 16.9 gramos de mariguana.

El delito, explica un agente ministerial en la sala durante la audiencia de control de detención, es en agravio de la sociedad. No se acredita que José Guadalupe sea un vendedor de droga, sino un consumidor.

Se dice que echó a correr ante la presencia de policías, cerca del río Mololoa en la plaza de la Música, y fue razón para que lo revisaran.

El olor vagabundo de José Guadalupe se percibe en la sala. Es la sal seca pegada en el cuerpo durante días. Es el olor de alguien que no tiene casa, en situación de calle. Es abandono por parte de una sociedad que, paradójicamente, ahora resulta agraviada porque José Guadalupe consume mariguana.

El juez Rodrigo Benítez Pérez hace un esfuerzo porque el imputado entienda el desarrollo de la audiencia y le explica con detalle que los 16.9 gramos exceden de los cinco gramos para un consumidor. Es decir, traía más de los permitidos legalmente.

Sí, contesta José Guadalupe, sentado al lado de una defensora pública.

Pero hay otro asunto por tratar: antes de iniciar la audiencia le han preguntado sus datos personales y no recuerda su fecha de nacimiento. No está casado y no tiene hijos. No revela un domicilio o un trabajo o un teléfono. No existe arraigo en Tepic y sólo se sabe que nació en el estado de Jalisco.

Y es la razón por la que la agencia ministerial solicita la prisión preventiva como medida cautelar.

Y nuevamente el juez le explica que aunque se trata de un delito menor, si no cuenta con arraigo en Tepic existe riesgo de que se evada, que tome cualquier rumbo y deje abandonado el juicio, por lo que en ese supuesto tendría que dictársele orden de reaprehensión.

¿A qué domicilio te vamos a citar?, pregunta el juez para que el otro entienda de lo que se trata. Y José Guadalupe acepta.

Entonces no hay de otra: y se le dicta prisión preventiva.

Pero la situación de José Guadalupe es tan singular, que parece que el sistema de justicia quiere olvidarse de él lo más pronto, pero antes ofrecerle lo más que se pueda.

El agente ministerial anuncia que previo a la audiencia, se tuvo plática con José Guadalupe y su defensora y acordaron llegar a un procedimiento abreviado, añadiendo que a pesar de que la pena es de 10 meses a tres años de prisión, solicita una sentencia a la mitad: cinco meses de cárcel y el equivalente a tres días de multa.

Rodrigo Benítez Pérez se dirige nuevamente a José Guadalupe para detallarle el significado del procedimiento abreviado, para verificar que lo hace sin presión ni amenaza y porque, además, significa la aceptación del delito. Si, contesta a todo.

Concluida la audiencia con un martillazo en el escritorio, nos ponemos de pie cuando el juez se retira de la sala.

José Guadalupe desaparece por otra puerta, guiado por un policía estatal para empezar a cumplir una condena por un delito que agravia a la sociedad, aunque es una sociedad la que, casi siempre, no vela por personas en situación como la de él.

Y no sólo es la situación de calle de José Guadalupe. Más parece un hombre caminando a la locura.