Conjeturas: Regular la producción y consumo de la marihuana

Francisco Cruz Angulo

08 / Mayo / 2017

Ante el evidente incremento de la violencia del crimen organizado en más de 10 estados de la república es necesario que nuestros legisladores federales de una vez por todas se atrevan a tomar al toro por los cuernos si es que se quiere resolver de fondo este flagelo que ha propiciado la muerte y la desaparición de miles de mexicanos o sea aprobar leyes que obliguen al Estado a regular la producción, distribución y consumo de la marihuana y de otros estupefacientes que hoy son controlados por las bandas delincuenciales.

En los últimos días para concluir el periodo ordinario de sesiones el Senado de la República aprobó el consumo y comercialización de medicamentos derivados del cannabis índica y de su utilización a con fines de investigación.

Con estas reformas a la Ley Nacional de salud se resuelve parte del problema, pero no de fondo. Será la Secretaría de Salud la que determine si esa droga será comprada en el extranjero o el estado podría producirla con fines medicinales y de investigación.

Es paradójico que mientras en gran parte de los estados de la Unión Americana los estados donde fue aprobado el consumo de la marihuana con fines medicinales, de investigación y recreativos y los gobiernos estatales tomaron el control de la producción, distribución y el consumo de la marihuana e incluso facultaron a empresas privadas a producirla y comercializarla en nuestro país continúe criminalizándose la producción y comercialización con las consecuencias que hoy conocemos, estas son, destinar enormes cantidades de recursos fiscales para combatir a los narcotraficantes, investigar y encontrar sembradíos de marihuana y amapola para destruirlos con un alto costo para las poblaciones aledañas que sufren a diario los enfrentamientos de los delincuentes en contra de las fuerzas policiacas y militares o de poblaciones enteras que son obligadas que desplazarse a municipios más seguros. Mientras en los Estados Unidos se consumen todo tipo de estupefacientes como si fueran papas fritas, en nuestro país mueren miles de compatriotas por la errática política prohibicionista de la producción y distribución que le genera millonarias cantidades de dinero a los carteles de la droga.

En días pasados se divulga por las redes del internet que para el próximo año la compañía tabacalera trasnacional que fabrica los cigarros Marlboro podría lanzar al mercado la venta de cajetillas de cigarro a partir de la marihuana.

Desde la legalización del cannabis en gran parte del territorio americano han surgido como hongos empresas que producen y la comercializa la susodicha droga acumulando jugosas ganancias para los empresarios e ingresos fiscales para las haciendas estatales.

Mientras se siga criminalizando la producción y comercialización de las drogas y el estado no controle el mercado de las drogas de origen natural cualquier política que se implemente para combatir al crimen organizado conducirá al fracaso. Allí están las cifras desde que se inició la política punitiva y militarizada en contra de los narcotraficantes: más de 250 mil muertes entre maleantes, elementos policiacos, militares y de civiles; y lo más grave el hecho que nuestras instituciones municipales, estatales y federales de una forma u otra son cooptadas por los carteles de la droga.

Ante esta realidad de violencia casi generalizada a consecuencia de la lucha enconada y sangrienta entre los narcotraficantes por las plazas más rentables de narcomenudeo nuestros legisladores federales no deben de dejarse presionar por la alta jerarquía de la Iglesia católica o que sus prejuicios religiosos les impida dar ese salto con visión de futuro, estos es tomar el control y regular el mercado de los estupefacientes en nuestro país tal y como lo vienen haciendo numerosas repúblicas de Latinoamérica, en la Unión Europea, en Canadá y en nuestro vecino país del norte cuya población la consume a granel mientras que a nuestros compatriotas los confinan a las cárceles o a la muerte