Violentada por el papá, la niña pedía ayuda, pero nadie le creyó

* Se libró de la agresión repetida hasta que tomó valor y contó a policías lo que su papá hacía con ella. Finalmente fue detenido.

26 / Mayo / 2017

Por Oscar Verdín Camacho

En marzo del 2016 ella tenía 12 años.

Unos meses antes había llegado de su natal estado de Guerrero, acompañada de su papá y de dos hermanos que hoy tienen 15 y 10 años, ambos varones. Su mamá se quedó en Guerrero con otros tres hijos.

Se instalaron en una galera para cortadores de caña en un pueblo del municipio de Xalisco; su papá, de nombre Bricio, hace más de 20 años que cumple con esa tarea, como ayudante de cabo de cuadrilla.

Una noche de sábado de aquel marzo, alcoholizado, Bricio la amenazó con un cuchillo y la atacó sexualmente. No fue suficiente la oposición de la niña y la insistente versión de que era su hija.

Pero esa no fue la única noche de violencia. Casi siempre en sábado y, ebrio, el sujeto la sometía. Hay dudas sobre si los otros hermanos conocieron las agresiones y si estaban amenazados.

La menor, descrita con estatura pequeña, con frecuencia se les unía en los trabajos del corte de caña.

Y con las pocas herramientas para su edad, empezó a pedir ayuda: le contó a una pariente lejana, prima de Bricio, pero no le creyó. También se lo dijo a una amiga, de 15 años de edad, pero la versión no tuvo eco.

Algunas veces llegó a hablar por teléfono con su mamá y le dijo que quería regresar a Guerrero, que viviría en casa de su abuela. Nadie advirtió lo que estaba padeciendo.

De Xalisco se cambiaron a vivir a otra galera, igualmente de un ejido cañero, pero la situación siguió igual para la niña. La agresión se repetía cuando Bricio consumía bebidas alcohólicas.

Se cree que hubo personas adultas en la galera que sabían lo que ocurría pero no dieron aviso a las autoridades.

Lo anterior se robustece puesto que la niña sufrió burlas de adolescentes que en la calle llegaron a llamarla piruja, haciendo referencia a lo que ella vivía.

Sin apoyo alguno y por si faltara algo, hace unos meses, de 13 años, la menor empezó a vivir en unión libre –en la misma galera para cortadores- con un hombre que es 29 años mayor que ella. En este caso también podría darse el delito de estupro.

Pero ni eso impidió el acecho del papá, que al mediodía del domingo 21la llamó a su cuarto y nuevamente se produjo la agresión sexual.

Unos minutos después y de manera coincidente, un grupo de policías realizaron un operativo cerca de la galera. La menor tomó valor y fue a contarles sin que su papá se diera cuenta. Finalmente fue detenido.

Procedente de Guerrero, el miércoles llegó a Tepic la mamá de la agraviada que, junto a sus hermanos, quedó bajo el resguardo de la Procuraduría de Protección de Niños, Niñas y Adolescentes. Los tres hermanos regresarán a Guerrero en los próximos días.

Cuando este jueves se ventiló el asunto en una audiencia de vinculación a proceso, citados los argumentos tanto de la agencia del Ministerio Público como de la defensa pública, el juez Rodrigo Benítez Pérez reflexionó sobre los avisos que fue dejando la niña para anunciar que necesitaba ayuda, pero nadie le creyó, nadie le prestó atención. Hay que creerle a los menores.

A la audiencia asistió tanto la mamá de la menor como el imputado, que ronda por los 40 años de edad. Tiene una cicatriz en la cara, producto de una riña en épocas pasadas.

Se le hizo saber que la penalidad por violación va de 10 a 30 años de prisión.

El caso confirma la estadística de que en la agresión sexual a menores, en un alto porcentaje sus familiares son los responsables.