Ante la pasividad manifiesta del comandante Del Bosque continúan los robos en el panteón Hidalgo de Santiago

02 / Junio / 2017

Por José María Castañeda

Santiago Ixcuintla.- Aunque nunca ha sido santo de mi devoción, el comandante Del Bosque por el desprecio que siente éste por la prensa, jamás lo he tratado de minimizar en el trabajo que desempeña al frente de la seguridad de los Santiaguenses, sin embargo hoy quiero hacer patente mi indignación luego de escuchar la denuncia en un programa de noticias donde el sr. Jesús Murillo señala que a un día de haber sepultado a su hermano las ofrendas florales y coronas habían desaparecido, se las habían robado pues.

Los robos en el panteón de esta población son frecuentes luego que los amantes de lo ajeno han saqueado capillas completas y se han robado las urnas donde descansan las cenizas de los difuntos que han sido cremados tan solo para vender la urna a quienes compran fierro viejo cobre y bronce de la ciudad. El administrador del cementerio, Pedro Najar Alvarado, constantemente denuncia a los medios escritos y electrónicos que por las tardes muchos malvivientes toman la barda que circunda el camposanto para fumar e inhalar droga, y que luego de drogarse han llegado al extremo de jugar cascaritas de futbol con las descarnadas cabezas de los difuntos, yo por desgracia no puedo hacer nada porque ya tengo casi 70 años, y pensar en hacerle un reclamo a los malvivientes, sería como invitarlos a que me golpeen.

Por eso denunció lo anterior para ver si el comandante del Bosque se anima a enviar a que el personal de la dirección de seguridad pública realice unas dos o tres rondines en el día, para ver si ante la presencia de la policía estas lacras de la sociedad se ausentan del camposanto. Por su parte aquí en las páginas de Gente y Poder, de manera constante hemos denunciado los robos que se suscitan en el Panteón Hidalgo, sin embargo el responsable de velar por la seguridad de los Santiaguenses tal parece que tiene otro$$ a$$untos ma$$ importantes que atender, de ahí que mande al diablo los problemas más sensibles de los Santiaguenses, como son sin duda el robo las ofrendas florales y coronas de los difuntos, sea por Dios.