CON PRECAUCIÓN: La duda de quién fue persiste

Por Sergio Mejía Cano

27 / Junio / 2017

Si bien a nivel nacional cotidianamente están sucediendo hechos de sangre y por ende Nayarit no podría ser la excepción, en proporción a otras entidades, el promedio en Nayarit es muy superior de acuerdo a la cantidad de habitantes como por ejemplo el estado de México que es un poco más pequeño en extensión territorial, pero en población es muy superior.

Obviamente con los hechos delictivos recientes no hay comparación con los que ocurrieron al final del mandato de la anterior administración estatal, pero aun así no deja de ser preocupante que cada día se den noticias sobre cadáveres encontrados con huellas de violencia. Por supuesto que los suicidios también han estado a la orden del día, sobre todo en jóvenes, y que el que suceda un asesinato al interior de un hotel o que aparezca el cuerpo de una mujer en las afueras de un congal en las inmediaciones del boulevard Aguamilpa, se puedan tomar como hechos aislados, de todos modos no es común que estén apareciendo cuerpos en las calles, como recientemente se dio en el cruce de las avenidas Victoria y México o en las inmediaciones de Los Sauces.

Muchos tepiqueños coinciden en recordar que el inicio de los acontecimientos que tanto estremecieron a la población de Tepic comenzaron allá por 2010-2011, en que se desarrollaron hechos por demás sangrientos como no se habían dado en la capital nayarita, y que fue una noche de domingo cuando inició todo eso de tan triste memoria, cuando balacearon una camioneta en las inmediaciones de la avenida Allende con la prolongación Juan Escutia, a un lado de La Alameda, y de ahí pal real, comenzó una masacre que aparentemente terminó con el cambio de administración en la gubernatura del estado; sin embargo, aunque muchos nayaritas aplaudieron el hecho de que la paz y una aparente seguridad habían llegado a la entidad, aun así se siguieron dando casos delictivos y de sangre, aunque ya no en la misma proporción de aquellos años aciagos, pero como aseguran muchas personas: es prácticamente imposible que no suceda algo malo en cualquiera ciudad del país y del mundo. Así que asaltos a gente en las calles, robos a casas-habitación y negocios se siguen y seguirán dando por más vigilancia que haya; pero asesinatos con lujo de violencia, pues sí que está de pensarse y más, cuando están ocurriendo constantemente.

Y a propósito de la aparente paz y tranquilidad con la que entró en funciones la actual administración, lo que es de llamar la atención es que si bien se calmó un poco la situación, lo raro es que no se hayan presentado a los autores intelectuales y materiales de tantos asesinatos, porque hay familias que siguen con la duda del porqué le arrebataron la vida a alguno de sus familiares y siguen sin saber quién fue, porque si bien ya no hubo balaceras y asesinatos como antaño, tampoco hubo detenidos tanto intelectuales como materiales. Y esto es lo que podría ser el motivo de que se sigan dando supuestos ajusticiamientos: el que no haya detenidos, y según hay voces que afirman que bien podría no haber investigaciones al respecto. Y esto trae a la memoria una plática entre dos varones a bordo de un camión del servicio urbano cuando estaban en su apogeo las balaceras en la anterior administración, y esta conversación la cité en esta columna, y es que un señor le dice al otro que tal y como están las cosas, si alguien le caía gordo ahí estaba la oportunidad de echárselo, pues no había investigaciones por tantos muertos que había, por lo que lo más probable era que las autoridades dijeran que había sido un ajuste de cuentas y tan, tan, fin del asunto.

Y esto es lo malo y que hace que al parecer se incrementen los hechos de sangre mientras no haya detenidos por algún asesinato o desaparición de personas; pero detenidos que no sean chivos expiatorios para calmar la sed de justicia de los deudos de los asesinados y de la misma sociedad, sino los verdaderos autores ya sea intelectuales o materiales.

El que no haya un pronto esclarecimiento de hechos de sangre o delictivos de cualquier índole, podría ser un aliciente para ciertas personas para cometer o seguir cometiendo otros actos en detrimento de la sociedad. Porque esto de que las autoridades no den visos contundentes de estar trabajando a fondo sobre todos estos hechos, podría despertar aún más el escepticismo que ya padece crónicamente gran parte de la sociedad que mucha de ella se ha vuelto incrédula sobre los resultados que presentan las autoridades, aunque sean resultados bien fundamentados.