Numinor: Ana Dafne: invitada de Honor

Ángel Agustín Almanza Aguilar

19 / Septiembre / 2017

Una ocurrencia es algo así como un ‘chispazo’ de inventiva, el fulgor de una idea que se multiplica en imágenes acompañada de agudeza intelectiva y, en ciertas ocasiones, de genialidad, con delicioso juego de metáforas transmutatorias en redomas y crisoles alquímicos. Lúdico vaivén de naturalezas celestes y terrestres, reposo activo del espíritu. Esto –y algo más, es intuitivo dilucidario– eclosionó en el ‘Magín’ de nuestra invitada de honor, la señorita Ana Dafne, portadora y guardiana del Grial familiar, según se contempla de su inspiración que dio alas a estas ‘Ocurrencias’. Veamos y leamos:

El ciclo, mensajero divinoTus nubes, viajeras eternas que nos muestran que todo pasa y que, aún entre breves encuentros, se siembran oportunidades.

Tus días y noches, atrayentes polaridades que nos muestran de qué estamos hechos. Tus hermosos atardeceres nos dan la esperanza dl tan anhelado equilibrio, buscado por todos los siglos. Tus bellos amaneceres nos contactan con la humildad, para seguir aprendiendo día con día.

Las estrellas, guiadoras de caminos, que nos recuerdan lo fácil que es perderse en la travesía de la vida, pero que con un poco de guía, disposición y apertura, llegaremos a nuestros destinos.

¿Y qué decir de la enigmática luna, que con sus ciclos nos enseña que la aceptación abraza al gozo?.

Así pues, aceptar nuestra propia naturaleza, es vivir en el gozo, guiado por las estrellas que habitan el alma propia.

Ya anteriormente la autora nos había expresado que si tan solo supiera a dónde voy extrañaría menos y entendería más, que las despedidas también son parte del viaje.

Y continuaba: Si sólo supiera lo que soy, nada valdría tanto la pena como entregarme en comunión con la humanidad. Si tan sólo aceptara que estoy compuesta del mal y del bien comprendería que la igualdad no es una lucha; la igualdad es hermandad. Si tan sólo fuera un poco más Yo quizá me daría cuenta de que Yo los soy Todo; si tan sólo me atreviera a conocer mi pasado y mi presente, mi futuro se convertiría en lo que realmente grita mi alma. Si fuera más humana tan sólo, mi mundo cambiaría y esa mi retribución a la vida bella.

Poesía y filosofía; la eterna búsqueda del Ser Real, la añoranza del trono y la humildad en el cetro. Ése ‘Si tan sólo’, el deseo imperioso de tocar el equilibrio en la igualdad, del no perderse en esa ‘travesía’, en virtud de la guía de las estrellas, que muestran el camino del sol, de la luz, del cielo, con sus embriagantes espectáculos del amanecer, del atardecer y sentir de nuevo el despertar y el mágico mundo de los sueños. En efecto, así es: Si tan sólo Yo, fuera Yo.

Saludos sobrina, míos y de Germán: La Piedra se pule y la luz se encarna.