Numinor: Las Horas Extras: Con Todo Re-Suelto.

Ángel Agustín Almanza Aguilar

11 / Octubre / 2017

Arrellanándose, con suma lasitud al par, en su anquilosada y fiel poltrona –que crujió al sentir a aquella caricatura de hombre sobre sus maderas, aún buenas empero– el anciano, tratando de dormir un poco, comenzó a divagar: No sé cuánto tiempo más voy a durar; me siento, a veces, muy cansado, con achaques –propios de la edad–, con problemas en mis rodillas y piernas; uso bastón, andadera y hasta silla de ruedas, pero ahí voy, poco a poco; ya no deseo trabajar, y ya no quiero dar lástima.

Voy a cumplir ya 90 años y creo que Dios aún no quiere que me vaya – ¿a dónde? – . Se han ido varios seres queridos, amigos muy especiales, pero sigo aún aquí.

Depresión y cansancio, con un poco de salud; ya estoy viejito Aún tengo ganas de hacer cosas, y sigo tocando mi piano y mi guitarra, dibujo mucho, nada de eso me deja. Oigo mucha música y leo mucho, pero no veo TV, o quizás sólo documentales o noticieros; no quiero morirme de aburrimiento. Me gusta el teatro de la vida, y creo que soy buen actor.

Al pensar en la muerte no siento temor alguno, es algo natural. Algo que más tarde que temprano –o al revés– vá a llegar; quiero morir bien con Dios y con los míos, queriendo ser un viejo bien recordado en esas mentes.

Y –en efecto– ya hice mi testamento y tengo, también todo, todo, pero bien re-suelto, muy bien re-suelto

Y el simpático ancianito cerró aún más sus ojos y durmió, durmió ya aún mucho más, profundamente, como no queriendo despertar.