Numinor:; Y en aquél tiempo

Ángel Agustín Almanza Aguilar

27 / Noviembre / 2017

Y en aquél tiempo multiplicárese la ciencia y entenderán los entendidos Así leemos en el libro del Profeta Daniel (XII). Luego, en el Evangelio de Mateo, Capitulo XXIV, esto: Vendrán muchos en mi nombre, diciendo: ‘Yo soy el Cristo’, y a muchos engañarán, no les creías. Porque se levantarán falsos profetas, y engañarán, si es posible, aún a los escogidos Y oiréis rumores de guerras, (y) se levantará nación contra nación y reino contra reino; y habrá pestilencias, y hambres, y terremotos por los lugares y os matarán por causa de mi nombre por haberse multiplicado la maldad Es versión libre, pero sustancial. Ahora bien, el Amor al dinero –nos dice el Apóstol Pablo– es la raíz de todos los males (I Timoteo, VI, 19). Pero nos habla de la corrupción que está en el mundo por concupiscencia (II Pedro, I, 4), entendiendo por esto último el apetito y el deseo desordenado de los placeres y bienes materiales –como el mundo en que viven los políticos hoy en día, orgullosos, vanos y soberbios en sus hipocresías y cinismos, crímenes y complicidades con los altos mandos de la mafia, y esto a nivel mundial–. Parece, pues, que todo estos son señales de un desastroso fin de una humanidad que, haciendo a un lado a Dios, y despreciando su sagrado don espiritual, que es Cristo, decidió adorar a la Gran Bestia Nadie podrá comprar no vender, también leemos en el libro de la Revelación, el del Apocalipsis (XIII, 16-18). Aquí se menciona que, para poder operar libremente en el comercio, en los flujos de capital financiero, tanto ricos como pobres deberán ser marcados con un número, el 666, número de hombre Así lo ordenará la ‘Bestia’, pero se mencionan varias, una que es imagen de la verdadera, es decir, del ‘Dragón-Serpiente Antigua’ (Ibídem, XII, 9) Las Sagradas Escrituras nos afirman que el tiempo dejará de existir (Ib., X, 6), que se acerca la aparición de una nueva especie humana, dotada de inmortalidad, con cuerpos energéticos, de luz (véase: Romanos VIII, 9-23; VII, 23; I Corintios XV, 49-53).

No quitemos el dedo del texto aquél que enfatiza que el cristianismo es una sabiduría ‘oculta’, misteriosa, y que sólo por revelación divina se puede comprender (I Corintios, II, 7, 10; Romanos XVI, 25; Gálatas I, 12; Efesios III, 3). Y mencionar la palabra ‘oculto’ no implica nada de lo que común y vulgarmente se conoce por ‘ocultismo’, conste. La Fé –así, con mayúsculas– es un Don de Dios, y nada que ver con el fanatismo, el creer a ciegas, y –lo más penoso– confiar en una salvación predicada por mortales, que se presentan como verdaderos representantes de Cristo y la divinidad aquí en este ejidatario planeta Como esos podridos políticos que pregonan ser adalides de la verdadera democracia, y no son que viles demagogos, y ratas asquerosas. O, ¿usted que opina?...