CON PRECAUCIÓN: El Constituyente de 1917 tenía otra visión

Por Sergio Mejía Cano

04 / Diciembre / 2017

Buena controversia ha generado entre varios sectores de la población el hecho de que la mayoría de los diputados federales hayan aprobado la mentada Ley de Seguridad Interior, y más polémica se ha armado debido a que por ejemplo, de los diputados plurinominales que levantaron la mano a favor pues no se podía esperar otra cosa; sin embargo, de los llamados representantes populares, ¿alguno de ellos preguntó acaso a sus supuestos representados cómo querían que emitiera su voto?

Y en algunos casos, ha generado hasta indignación este hecho porque los diputados que votaron a favor de dicha ley, no hicieron caso de las voces ciudadanas y de organizaciones no gubernamentales tanto nacionales como extranjeras e incluso de la Comisión de los Derechos Humanos de la Organización de las Naciones Unidas, clamando porque no la aprobaran por todas las posibles consecuencias negativas que podría acarrear dicha ley una vez que se establezca en el país, ya que no es otra cosa más que militarizar el país tal y como ya está, y que de lo único que se trata, dicen varias de estas organizaciones, es legalizar lo ilegal que ya está en funciones.

Pero lo que más llama la atención es que varios analistas coinciden en que esto es una orden de los Estados Unidos de Norteamérica para establecer de bien a bien su nuevo orden mundial; eso se dice en algunos círculos de analistas nacionales y extranjeros. Y para que organizaciones extranjeras hayan levantado la voz en esta cuestión, pues sí que está de pensarse, porque se entiende que tienen mucha más información que el común de los mortales mexicanos que no sabemos y posiblemente no entendemos de qué se trata de bien a bien; pero lo que sí es entendible es que si ya tienen diez años los soldados en las calles haciendo labores que le corresponden a las autoridades civiles y la criminalidad se ha recrudecido, pues quiere decir que de todos modos no servirá de nada el que legalicen que el ejército tome el poder de investigación y ataque si no hay voluntad férrea del mismo gobierno federal.

Es increíble que después de diez años en que el entonces presidente Felipe Calderón Hinojosa lanzara su guerra contra los supuestos grupos dedicados al narcotráfico con la promesa de que el ejército nada más se haría cargo de la situación mientras el Estado creaba y capacitaba cuerpos policíacos capaces de combatir ese flagelo, y no es posible que un Estado aparentemente bien afianzado como se dice está el Mexicano, en diez años y un poco más no haya sido capaz de crear una policía efectiva; y lo que llama la atención es que no nada más no se generaron tales cuerpos policíacos, sino que a pesar de andar los soldados haciendo labores que constitucionalmente no les correspondían –así lo han dicho infinidad de analistas y hasta los mismos mandos del ejército-, no se haya logrado un avance efectivo en la lucha contra los llamados grupos criminales, ¿por qué? Al contrario, la criminalidad aumentó todavía más y más dando la impresión que para justificar ahora la aprobación de esta ley de Seguridad Interior que, para el presidente Enrique Peña Nieto es de imperiosa necesidad; ¿imperiosa por qué y para quién?

Se dice que para protección de la población, pero la única protección que se ha visto de parte del ejército para con la población en sí, es cuando aplica el Plan DN-3, que consiste en ayudar a personas en desgracia ante catástrofes de origen natural y nada más, porque la criminalidad sigue creciendo infortunadamente. Tal vez porque no se ha legalizado la actuación de las fuerzas armadas no se hayan visto resultados efectivos; sin embargo, ya con diez años de andar haciendo otras labores no se han visto resultados fehacientes de que de algo ha servido que hayan sacado al ejército de sus cuarteles.

¿Para qué le buscan tres pies al gato los diputados que aprobaron esta ley a todas luces inconstitucional? Se entiende que el Constituyente de 1917 dejó muy en su lugar cuáles serían las acciones del Ejército Mexicano en tiempos de paz; pero ahora con su aprobación, los diputados están desconociendo por completo el trabajo de ese Constituyente de 1917. Claro que ya son otros tiempos, pero lo que marcó ese Constituyente desde 1917 fue muy claro, porque no estamos en guerra, aunque así lo parezca. ¿O qué acaso sí estamos en guerra civil y no se nos ha informado de bien a bien? Porque está muy claro en la Carta Magna cómo debe de actuar en ejército tanto en tiempos de paz como de guerra, y debe de estar en sus cuarteles.