Numinor: Aquel pequeño vagabundo gentil del bastón y bombín

Ángel Agustín Almanza Aguilar

08 / Diciembre / 2017

Hace 40 años, en 1977, una mañana de invierno del 27 de diciembre, un cortejo pequeño avanzaba por la avenida flanqueada de cipreses del cementerio suizo de Cursier Sur-Vevey –pequeña comunidad de viñateros–. Varias personas contemplaban la escena y la posterior inhumación del cuerpo de aquel fallecido, en la tumba 424. Allí quedaría el pequeño hombrecito que había dejado este mundo mientras dormía en la noche de Navidad, a los 88 años de edad- Se marchaba solitario, como lo hacía siempre en sus películas que, a sus espaldas, exponían, creciendo, las palabras ‘The End’, sólo que ahora más tristemente.

Moría el multimillonario Sir Charles Spencer Chaplin, pero no el gentil vagabundo del bastón y del bombín, ‘Carlitos’, que aún vive en la memoria.

Un 16 de abril de 1889, en Londres, nació nuestro personaje, hijo de comediantes quien, en un remplazo de su madre, debutó en un escenario a los 5 años de edad.

Al morir su padre, en 1895, tuvo que ganarse la subsistencia, junto con su hermano Sydney, rodando por los arrabales londinenses, actuando en las calles y en un circo. De esto saldrían muchas escenas de sus filmes.

Frea Karno tenía una compañía de música-hall, muy célebre a la sazón, por entonces, y en ella entró Chaplin a los 17 años, y aprovechó la oportunidad para desarrollar su innato sentido de la pantomima. Luego, en unas de las frecuentes giras de la compañía, en los Estados Unidos, lo descubrió y valoró Mack Sennet, uno de los directores de la productora Keystone, y así brotó su primera película –que no fue un éxito–, ‘Making a Living’.

Chaplin reconoció como uno de sus maestros al cómico francés Mas Linder, de quien aprendió la afectada dignidad, el señorío imperturbable.

Su imagen –ya definida– del hombre errante en busca de la tierra prometida, surge con la creación de la ‘United Artist’, junto con Douglas Fairbank, Mark Pick Ford, y el director David Griffith. Chaplin filmó, en el transcurso de más de medio siglo, unas 80 obras, de las cuales sólo cinco fueron habladas, aspecto del que renegó este genio pues consideró que ello significaba la muerte de la pantomima. Era la época de ‘Tiempos Modernos’, donde se criticaba el maquinismo deshumanizado del mundo, y en donde no hubo palabra alguna, sólo sonido adjunto a música.

En ‘el Gran Dictador’ incorpora elementos parlantes y aprovecha para manifestar su odio a Hitler y al nazismo, y contra el senador Joe McCarthy y la inquina, aversión y tirria, de sus trogloditas huestes, lo que le haría irse de los EUA, no sin antes filma ‘Candilejas’, sonora.

Hizo una película a l lado de Sofía Loren y Marlon Brando, en 1967 –la última–, que fue intrascendente: ‘La Condesa de Hong Kong’. Y, una buena, antes ‘Un Rey en Nueva York’, donde ya no refleja aquel mundo de su triste y pobre infancia

El sonido estaba acabando a Charlot, empero en los EUA llevaba una vida de amoríos de allá para acá, con mujeres de no más de 20 años, y allí las pantomimas eran de otra naturaleza Allí anduvieron, por ejemplo, Edna Puryiance, Mildred Harris, Pola Negri Lita Grey –la del filme ‘La Quimera del Oro’–, Paulette Goddart, puros fracasos amorosos.

Falleció, pues, en la localidad citada al principio, al lado de su cuarta esposa, Oona O’Neill, la hija del dramaturgo Eugene.