Corre demasiada sangre en Tepic

17 / Enero / 2018

Por Oscar Verdín Camacho

Abandonan, encuentran, dejan, cuelgan, embolsan, ejecutan, son algunas palabras que de una manera ya crónica acompañan las notas periodísticas por tantas ejecuciones que han ocurrido en Tepic en los últimos meses. Son cientos, igual que personas desaparecidas.

El rumbo de los titulares cambia cuando desde el primer momento se sabe quién es la víctima y si ésta tiene algún reconocimiento público.

Han muerto tantos que hay días que un suceso de violencia extrema sigue a otro en cadena, como si el primer hecho se hiciera viejo en horas y reafirmando la presencia del choque entre narcotraficantes por los días que no hubo bajas.

Se escucha una ráfaga de balas a altas horas de la noche y el imaginar conduce a un hombre herido, porque dos o tres segundos después se oye una segunda tanta de balas: los han asegurado, matándolo, sin darle oportunidad siquiera a pedir clemencia.

El horror no termina por ser contado y supera la imaginación.

Esta guerra muestra la crueldad sin límite en los cuerpos abandonados en las calles, metidos en bolsas y con gruesas capas de cinta dando vueltas en las manos y en los pies, a veces en todo el cuerpo, en la cabeza, lo que conduce a deducir que no siempre la muerte es a balazos, sino asfixiados por esa cinta canela que impide la llegada de aire. Y los tiran para dejar imágenes de espanto similares a una momia negra.

¿De qué están hechos quienes realizan esas macabras tareas?.

Y si las mantas y las cartulinas con narcomensajes no son suficientes, hay más: marcar los cuerpos con armas cortantes, dejar en la piel el recado para que no quede la duda de qué grupo hizo tal cosa. Con esa característica se han encontrado varios cadáveres.

Superadas las autoridades locales, en su momento el gobierno de Ney González Sánchez, el de Roberto Sandoval Castañeda o, ahora, el de Antonio Echevarría García, en los últimos meses se han reconocido en la desgracia las familias de personas desaparecidas y lo mismo han colocado mantas en Tepic, reclamando ayuda, que se han lanzado a los montes en la búsqueda de los cadáveres de los suyos, resignados a que no los encontrarán con vida.

La tarde del sábado 13 no se detuvieron para llegar a una zona de parcelas en Pantanal, municipio de Xalisco, ante el reporte de una fosa, donde efectivamente fueron encontrados nueve cadáveres, aunque podría haber más y la búsqueda continuará en los próximos días.

¡Nueve! que muy probablemente fueron enterrados en la misma fecha. Ello obliga a preguntarnos cuántas fosas puede haber en los alrededores de Tepic, donde, también llama la atención, se han concentrado estas matanzas, a diferencia de la mayoría de los municipios del Estado. La lucha es por la capital.

Hay días, y este sábado no fue la excepción, en que las planchas del Servicio Médico Forense (SEMEFO) resultan insuficientes por el cúmulo de cadáveres. Se les coloca en el suelo, como esperando turno para ser subidos a una plancha y cumplirse el trabajo de peritos. Precisamente el SEMEFO ya ha generado una advertencia como un serio foco de infección.

En cada uno de esos nueve cuerpos hay un trabajo pericial que va desde la separación de ropas, fotografías, la búsqueda de posibles incrustaciones en dientes o viejas fracturas en huesos, por ejemplo, datos que ayuden a su posible identificación. O bien el ADN, para realizar comparativos con quienes han denunciado una desaparición.

Aunque se ha vivido un fin de semana de extrema violencia, lo sucedido en Tepic en los últimos meses parece decirnos que el final de esta disputa no está cerca y, como en toda guerra, también ha cobrado víctimas inocentes.

La judicialización por las ejecuciones no parece un escenario posible. La policía y los peritos se concentran en levantar los cuerpos, las evidencias y no más.