¡Únanse madres, hay que encontrar a nuestros hijos!

25 / Enero / 2018

Por Oscar Verdín Camacho

En pequeños grupos de dos, de tres, mujeres jóvenes que buscan a sus esposos, o señoras de más edad que no se cansan por saber el paradero de sus hijos, se identifican en un mismo dolor por los desaparecidos, los hombres y mujeres cuyo paradero se desconoce en los últimos meses o, incluso, años.

El reciente hallazgo de narcofosas en parcelas de Pantanal, municipio de Xalisco, con 33 cuerpos, ha motivado que decenas de familiares de desaparecidos, de levantados, se presenten en la Fiscalía General del Estado (FGE) para que les tomen una muestra de sangre y así, de manera científica se efectúe el comparativo del ADN con los cuerpos.

No debe ser casualidad que este miércoles por la mañana, durante alrededor de una hora sólo se encontraban mujeres con la esperanza de conocer avances de los resultados. En nosotras como madres es distinto el dolor, comenta una señora que apenas completa la frase y sus ojos se llenan de lágrimas. Su hijo está desaparecido desde el pasado 12 de diciembre.

Otra mujer, igualmente con un hijo desaparecido, agrega: yo me enfermé, los doctores me dicen que estoy propensa a un infarto. Y también tengo migrañas y tiroides. No me dan ganas ni de salir.

Algunas de las madres de desaparecidos aún traen algodón en la mano, prueba de la reciente sustracción de sangre en el Laboratorio de Genética Forense.

Dos mujeres en edad mayor a 40 años son hermanas y arribaron a Tepic, procedentes de Mazatlán, a raíz del hallazgo de los cadáveres. Una de ellas es mamá de un joven que vivía en esta ciudad y cuyo paradero desconoce desde hace meses. Tras verificar que serán notificadas cuando se conozca el comparativo del ADN, procedieron a regresar a Sinaloa.

El grupo de señoras, que por ratos puede sumar entre seis y ocho, que disminuye o vuelve a nutrirse, intercepta a un mando de la policía estatal que les explica el estudio detallado para no equivocarse: cada cuerpo será entregado a su familia, sin error. Y en ese trabajo participan especialistas incluso de otros estados y de instituciones federales.

Entre las mujeres, una de ellas, joven, casi no habla y es evidente que sus ojos contienen las lágrimas. Su sangre no es requerida porque el desaparecido es su esposo y se necesita sangre de otro familiar: de los padres, un hijo o un hermano. Es acompañada por una pariente que ofrece algunos comentarios.

Según se conoce, uno de los cuerpos de las narcofosas ya fue entregado porque aún se mantenía en un estado aceptable y, entre otros datos, le era visible un tatuaje muy característico en el pecho, reconocido por sus cercanos; tenía poco más de 20 años.

El caso de ese joven, desaparecido hace unos meses en Tepic, ha robustecido la creencia de que los más de 30 cadáveres corresponden a personas que fueron privadas de la libertad posiblemente entre los meses de junio a noviembre del 2017.

Entre las tantas y tantas personas que buscan a sus familiares se encuentra la señora Hermelinda Valdés, mamá de Luis Enrique, de 49 años de edad y quien, según dice saber, desapareció el nueve de enero del presente en Compostela.

Ayudándose a caminar con una andadera, esta mujer quizás por arriba de los 75 años, proveniente de Sinaloa, recibió la versión de que a su hijo se lo llevaron elementos de la Marina y lo ha buscado en todas partes: ya fui a Vallarta, a Ixtapa, a las cárceles, al CEFERESO, a la Fiscalía

Aunque por el tiempo transcurrido es poco probable que su hijo, si es que estuviera sin vida, pueda encontrarse entre los cuerpos de Pantanal, la señora dejó su muestra de sangre para el comparativo del ADN.

Agitada, se acomoda en una jardinera de la Fiscalía y menciona unas palabras a quienes han perdido un hijo: le pido a las madres que se organicen y que nunca dejen de buscarlos. ¡Únanse madres, hay que buscar a nuestros hijos!. Hay que encontrarlos aunque sea en un huesito, pero así hay que recuperarlos, hay que saber donde están.

Así transcurren los días de muchas personas que se preguntan por el paradero de un familiar.

Por cierto, las narcofosas han animado la presentación de más denuncias por desaparición de personas, incluso de varios años atrás.