Harán homenaje a héroe de Compostela

02 / Marzo / 2018

Por Jesús Ulloa

Compostela Nay.-Al cumplirse 100 años de la muerte del Capitán Marcos Zúñiga, quien en un acto heroico muere fusilado a manos de los facinerosos que atacaron la ciudad de Compostela el 5 de Marco de 1918, el XL Ayuntamiento de Compostela que encabeza Gloria Elizabeth Núñez Sánchez hará un merecido homenaje en su memoria justo en el sitio donde se registró su ejecución en la Esquina de la Avenida Wenceslao Sandoval y Magnolia de la Colonia del Bosque.

El acto se llevará a cabo a las 10 de la mañana del Lunes 5 de Marzo, donde además de la Alcaldesa y autoridades, estará presente la Banda de Guerra y Escolta del 43 Batallón de Infantería, de la 13va Zona Militar de nuestro Heroico Ejército Mexicano.

Según escrito del reconocido historiador compostelense Don Salvador Gutiérrez Contreras, en una de sus obras La acción heroica del Capitán Marcos Zúñiga compilada por el Cronista Alberto Gutiérrez Campos, el 5 de marzo de 1918, el rebelde Pablo González originario de Hostotipaquillo, Jalisco (homónimo del General Revolucionario Pablo González Gasca), y el exjefe de la oficina telegráfica de Tepic, Canuto Miramontes y otros jefes de menor categoría con cerca de ochocientos hombres, que con el título de villistas operaban en los estados de Nayarit y Jalisco atacando poblaciones que eran saqueadas, cometían salvajes asesinatos, así como toda clase de atropellos y anomalías.

La plaza fue defendida por 35 soldados del 33 Regimiento de Caballería a las órdenes del Capitán Marcos Zúñiga y el segundo comandante capitán Eugenio Noriega. En ese entonces era presidente municipal de Compostela el señor Manuel Pimienta y comandante de la policía el señor Porfirio Flores.

Entre nueve y diez de la mañana de ese día por el lado norte de la ciudad, en el punto denominado Las Canoas las primeras detonaciones ultimaron al señor Trinidad Ulloa, persona discapacitada por una mutilación de una de sus piernas, que hacia el servicio postal entre Compostela y Tepic.

En el centro de la ciudad los facinerosos encontraron férrea resistencia por parte del destacamento y algunos civiles, entre estos Ramón Castellanos que encontrándose preso solicitó su libertad y un arma para ayudar en la defensa.

En el centro de la ciudad los facinerosos encontraron férrea resistencia por parte del destacamento y algunos civiles, entre estos Ramón Castellanos que encontrándose preso solicitó su libertad y un arma para ayudar en la defensa.

La lucha fue rigurosa registrándose diversos actos de arrojo y heroísmo de los soldados al mando del capitán Zúñiga, el capitán Noriega resultó herido y doce soldados leales murieron en el combate.

Los rebeldes, aparte de los heridos tuvieron más de 22 bajas, entre ellos el llamado teniente coronel Félix Romero.

Al caer la población se hicieron prisioneros a los defensores de la ciudad, siendo conducidos por el sur a la salida de la ciudad donde se juntaba el antiguo camino al poblado Juan Escutia, antes Borbollón y la alberca el Molino punto denominado La Puerta de Regalado, donde el cabecilla Pablo González ordenó que fueran pasados por las armas.

En el momento en que se cumplía la orden de fusilamiento fue impresionante, la actitud del capitán Zúñiga fue un ejemplo de civismo y de pundonor que honra a las instituciones militares del país.

Se procedía ya a la ejecución de cerca de 22 soldados y de su comandante el Capitán Zúñiga a quien se le pregunta su último deseo, a lo que responde que dirigir unas palabras a lo que se acepta, el valiente militar de 64 años con toda entereza increpó a los jefes enemigos de su conducta.

En síntesis, les dijo que ellos representaban el desorden, el crimen y el latrocinio, mientras que él, representaba el respeto a la Ley, la defensa de la sociedad y de las instituciones, que jamás se arrepentiría de haber cumplido con su deber y que no pedía para él consideración alguna, pero que sus soldados no tenían culpa de obedecer órdenes y que como comandante del destacamento era el único responsable, solicitando como favor la libertad de sus compañeros y que solamente a él se le fusilara.

Los jefes rebeldes aceptaron perdonar la vida de todos los supervivientes del destacamento, excepto al Capitán Zúñiga. Ya para fusilarlo un sargento joven se separa del grupo de libertados y dice: Yo muero con usted mi Capitán, enseguida una descarga cegó la vida de dos valientes.