Numinor: Hitler y el Grupo Thule

Ángel Agustín Almanza Aguilar

06 / Abril / 2018

¿Cuándo leyó usted algo sobre la vida de Adolfo Hitler no se topó con alguna información sobre el ‘Grupo Thule? Se trata de una Sociedad Secreta fundada por el Barón Rudolf Von Sebottendorf, la cual fue filial de la Orden de los Germanos, fundada en 1912, de la que el Barón fue uno de los más destacados cerebros, y siempre fascinado por el esoterismo islámico.

Se cuenta que en 1911 entró en contacto con iniciados Drusos que afirmaban haber recibido enseñanzas muy especiales del ‘Maestro del Mundo’, el Señor de Thule y de Shambala. Thule, en la tradición Helénica es el Reino de los Hiperbóreos, una tierra pérdida más allá de las brumas y de los hielos, y cuna de la raza primigenia de la que seguiría irradiando –por vías ocultas– un poder espiritual capaz de manipular los sentimientos colectivos de las masas y de dominar a la humanidad En opinión del citado Barón ese poder lo posee el islamismo, resultando así más vital que el mismo cristianismo.

Ahora bien, ese tipo de misticismo influyó decisivamente en uno de los primeros miembros de la ‘Thule’, como lo fue Rudolf Hess y de éste a Hitler. El maestro de Hess fue un destacado miembro berlinés de la ‘Sociedad del Vril’ –entroncada a la de Thule–, Haushofer, quien se suicidaría en 1946 haciéndose el Hara-Kiri. Fue miembro del Partido Nacional Socialista.

El ‘Vril’ sería una colosal fuente de energía psíquica, una especie de ‘fuego secreto’ –que yace como oculto y dormido en nuestro interior– y que, para los Yoguis de la India, no es otra cosa que la ‘Serpiente de Fuego’ que se encuentra situada en nuestra columna vertebral: el despertar de la ‘Kundalini’.

Todo esto embriagó a Hitler, convirtiéndose en un exaltado místico, sin dejar de ser un mediocre, pues estuvo manejado por astutos hombres de esa sociedad secreta, incluso se llegó a decir que lo ‘entornillaron’ en la búsqueda del ‘Santo Grial’

Un curioso detalle sobre la cruz gamada, adorno de aquellos templos hindúes de la sociedad del Vril: el nazismo la estampó con sus aspas girando al revés del modelo básico, es decir de derecha a izquierda, lo que dá una idea de retroceso e involución Así fue el fundamental olvido de ese hombrecillo que llegó a creerse –se lo hicieron creer más bien– el elegido de los dioses.

Veamos, por último, una especie de ‘retrato oculto’ de Hitler, el cual nació en un pueblo austriaco, cercano a la frontera Bávara, y en donde –se afirma– tradicionalmente ha sido centro de videntes y médiums: Braunau-Am-Inn. El ama de cría de dos famosos médiums, los hermanos Schneider, fue la misma de Hitler.

Hitler leyó mucho sobre ocultismo y magia; era vegetariano y no fumaba ni tomaba licor. Leía mucho sobre el Catarismo y le gustaba la música de Wagner. Creía en la Metempsícosis, la reencarnación de las almas en los animales, por lo que sentía mucha simpatía por ellos, como el perro

Hitler no huyó –padecía el mal de Parkinson–, y murió.