EL RITMO DE LA VIDA: Cuando las disposiciones oficiales llegan a lo ridículo

Por Pepe Reyna

16 / Abril / 2018

Hace algunos días, ya entrado este mes de abril, llegó a cierta oficina pública un hombre con todas las señales de que andaba enteramente jodido, necesitado de ayuda económica y casi podría asegurar de que el hambre de alimentos lo flagelaba.

Preguntó por el jefe de la dependencia y una secretaria del lugar le contestó que qué se le ofrecía. Mire, quedé de venir con el mero patrón para que me auxiliara con algunos centavitos para poder comer. La joven ayudante, compadecida, entró el despacho del mero mero y unos momentos después salió con la explicación de que el jefe le había dicho que no podía ayudar por ahora al visitante, que porque estamos en veda electoral y está prohibido en el medio oficial dar dinero a la gente, porque nos exponemos a una sanción de parte de las autoridades. Y remató la muchacha: dice el jefe que regrese una vez que hayan pasado las elecciones de julio.

Fue algo así como una recomendación de que se aguantara el hambre por tres meses, en tanto que elegimos a senadores y diputados que se pelean por ir a ganar millones de pesos a las cámaras. Hágase como ellos que no van a poder disfrutar de la buena vida sino hasta que consigan el voto, parecía decirle la joven secre de la mentada dependencia pública.

Y en verdad, hay cada disposición oficial que llega a lo ridículo, a lo absurdo, como ésta de que hemos suspendido toda ayuda económica por la veda de tres meses que nos impone el actual proceso electoral; no comas durante abril, mayo y junio porque en todo ese tiempo no vamos a poder ayudarte, a menos que nos venga una multotota de esas que sabe aplicar el INE y hasta con el riesgo de que el jefe vaya a parar a la cárcel o de que la elección de presidente de la república o la del senador o la del diputado se eche a perder nada más porque usted tiene hambre.

Porque de que hay disposición oficial al respecto, la hay; pero se entiende que la veda de la ayuda económica durante estos tres meses de campañas electorales consiste en que el propio gobierno deje de promocionar actividades que puedan ser en beneficio de candidatos o de partidos políticos en competencia. En eventos masivos donde sea clara la compra de conciencias y no porque algún muerto de hambre llegue pidiendo la limosna que los de arriba puedan aventarle a Juan Pueblo.

Al rato van a prohibir hasta el pago de salarios a trabajadores de las dependencias oficiales, mientras pasa la veda electoral de tres largos, ridículos y absurdos meses de vigilia; ¡sirve que adelgazas, compadre!.