En el segundo bloque: Sobornos, deshonestidad, lavado de dinero preguntas sin respuesta

23 / Abril / 2018

La pregunta del panista Ricardo Anaya al priista José Antonio Meade, que fue al corazón del actual gobierno, quedó sin respuesta: Responde sí o no: ¿Tu jefe, Enrique Peña Nieto, ha gobernado con honestidad?.

Meade esquivó la pregunta y jamás dio respuesta, ni a otra que lo ligó como secretario de Hacienda de Peña a los escándalos de corrupción como Odebrecht, el socavón de Cuernavaca y la Estafa Maestra, así como a los exgobernadores priistas Javier Duarte, César Duarte y Roberto Borge, que denominó el 7 de 7.

La pregunta es: ¿De qué tamaño fue la rebanada del pastel que te tocó?, le restregó Anaya a Meade, quien durante el debate del bloque sobre corrupción e impunidad acusó al panista de lavado de dinero y de enriquecerse con negocios inmobiliarios, como la nave industrial de 54 millones de pesos.

En esta última intervención de Anaya, Andrés Manuel López Obrador, el candidato puntero, apareció en las cámaras sonriente por la diatriba Anaya-Meade, a quienes identificó como los dos de los cuatro candidatos de la familia del poder, a excepción de ya saben quién.

En lo que fue el primero de tres debates entre candidatos presidenciales con el tema Política y gobierno, la confrontación más ríspida se produjo en el segundo bloque denominado Corrupción y combate a la impunidad, en la que López Obrador enfrentó a Meade, Anaya, así como a los sin partido Margarita Zavala y Jaime Rodríguez El Bronco, pero en esta oportunidad esquivó las imputaciones y no fue noqueado.Con la moderación de los conductores Denisse Mearker, Azucena Uresti y Sergio Sarmiento, el debate sobre corrupción implicó directamente al presidente de la República, mencionado por su nombre por Anaya y López Obrador, aunque este último le hizo una imputación directa como beneficiario de los sobornos de Odebrecht:

Los sobornos de 10 millones de dólares, la mitad se utilizó en la campaña de Enrique Peña Nieto, acusó López Obrador, quien también se refirió al antecesor de éste. Los de Odebrecht también hicieron negocios en el gobierno de Felipe Calderón.

Meade, a su vez, acusó a López Obrador de haber convertido a Morena en un partido familiar, donde cobran sus hijos y sus hermanos, y afirmó que es dueño de tres departamentos que no incluyó en su declaración.

Vas a perder, Andrés Manuel, vaticinó el priista, quien ignoró varias de las acusaciones. Me traen en la punta de la lengua: Todo es Andrés Manuel, soltó aquel.

Y defendió su honestidad: He hecho de mi vida pública una línea recta.

En su turno, El Bronco le preguntó a López Obrador si era honesto.

–¿Eres honesto, cuatro veces honesto?

–Cuarenta veces honesto.

También Meade se reivindicó como honesto, tanto que reivindicó como logros suyos que los exgobernadores estén en la cárcel.

–¡Eso no es cierto! Si están en la cárcel es porque ganamos –rechazó Anaya.

Fue un bloque intenso que Meade abrió ufanándose de su honestidad personal, porque en su familia lo educaron con valores. En mi gobierno no habrá estafas maestras, ni mucho menos naves industriales, dijo. Y formuló propuestas para que el Ministerio Público autónomo, que la Secretaría de Hacienda, el Sistema de Administración Tributaria (SAT) y el Instituto Nacional Electoral formen parte del Sistema Nacional Anticorrupción.

–¿Se puede ser honesto? –le preguntó

–Se puede.

En su turno, El Bronco puso la pimienta al proponer, de manera equívoca, cortarle el brazo a los corruptos.

–¿No habla literalmente? –le preguntó Uresti.

–Claro.

–¿Cortarle la mano a los delincuentes? –insistió.

–Claro.

En su primera intervención, López Obrador afirmó que se roban 500 mil millones de pesos el presupuesto público. No hay ninguna banda que robe tanto.

Rechazó que, como dijo Peña, el pueblo de México es culturalmente corrupto y se comprometió a erradicarla.

Y a pregunta de cómo le hará para combatir la corrupción, planteó que predicará con el ejemplo, y si el presidente de la República es honesto, lo serán también los gobernadores y los alcaldes, dijo. Reiteró que terminará con todos los privilegios, incluida la venta del avión presidencial que ya ofreció a Donald Trump.

–¿Y ya le respondió? –le preguntó Uresti.

–Estoy esperando la respuesta.